IVANA Me lleva al auto contrariada, no sé qué es lo que ha pasado y porque el hombre me ha prohibido hablar con quien a mí se me dé la gana. Esta situación siento que se me va a salir de las manos y ya no se qué pensar. Su aroma masculina me invade apretándome la boca del estómago y ya he dicho que el huele delicioso. —Disculpa—asiento que la cara me arde—tu a mí no vienes a prohibirme nada. —Sube al auto, ya hablaremos. —No te lo permito—no sé qué le pasa —eres mi cuidador nada más. No te pases. Acerca su rostro al mío cuando se inclina. Soy demasiado bajita para su estatura, desaparece el aire a mi alrededor cuando puedo detallar tan de cerca sus ojos preciosos. —Créeme que soy mucho más que tu cuidador —miro el movimiento de su boca con ganas de besarlo —y puedes hacer lo que quieras, no te contenga. Se incendian las. Mejillas subiéndome al auto, corriéndole a su mirada llena de placer. —Esto lo hago por tu bien Ivana—me dice estando a mi lado, el chófer conduce
IVANA No entiendo cómo se dio cuenta que yo estaba aquí, sin embargo, no me queda más que respirar profundo para poder ingresar. Quiero dar la vuelta, irme de aquí porque siento mucha vergüenza, pero soy una mujer fuerte que enfrentas las situaciones, por ello decido ingresar. Con las piernas temblorosas, pero lo hago. La habitación de Iskander es muy amplia, diría yo dos veces más que la mía. Trato de olvidar, sacar de mi mente la imagen de su gran trasero. Sus piernas fuertes y su espalda ancha. Sacudo mi cabeza, debo concentrarme porque no se qué hago pensando esas cosas. Noto que sonríe, además de yo percibir en mi sexo una humedad que me avergüenza demasiado. —¿Es para mí?—sus ojos son miel en este momento sorprendiéndome—quiero comer todo lo que venga de ti, ven conmigo. Me quita la bandeja dirigiéndose al balcón, avanzó por inercia, atravesando la puerta corrediza, notando la pequeña pero acogedora sala de estar que tiene en su enorme balcón. Además de eso tiene vi
ISKANDER La tormenta toma fuerza, no estoy cómodo, ni soy capaz de dormir sabiendo que Ivana tiene miedo. Desde aquí puedo sentir su olor, el pavor que envuelve su cuerpo. —No seas idiota Iskander y ve con ella que te necesita, ve ya mismo —Ivo presiona, pero yo no quiero que se asuste. —Cálmate por favor y pensemos bien porque ella podría tomarse mal las cosas. No quiero espantarla o que piense mal, apenas hoy tuvimos un gran acercamiento y no quiero que esto cambie. —Sufre idiota, tiene miedo Iskander y no quiero que se sienta así, ve con ella. Camino de un lado a otro indeciso, deseo ir a su lado con todas las fuerzas de mi corazón, pero ingresar a su habitación no me lo va a perdonar. —Déjame tomar en control entonces, no soporto que mi mate sufra. Decido no ir, acostarme, pero.... —Iskander. Siento que me llama y no puedo aguantar más voy por ella que me abrazaba penas cae un relámpago. Mi mate tiembla entre mis brazos, me pide que no me vaya y la llevo a la cam
ISKANDER Las piernas me tiemblan al tenerlo tan cerca, se inclina lentamente y cierto mis ojos esperando el contacto de sus labios. Es la primera vez que un hombre me besaría y no sé cómo reaccionar a eso, sin embargo, los nervios son tantos que dejó caer lo que tengo en mi mano a nuestros pies. El vaso se fragmenta y todo se vuelve un desastre cuando el líquido con sabor a chocolate nos salpica a ambos. —Dios mío lo siento. Soy una torpe, me agachó a recoger los vidrios rotos y para completar terminó cortándome el dedo del medio. —Niña no—siento cosquillas en el estómago cuando Iskander me toma de la mano—mira te cortaste. No lo limpia, se lleva mi dedo a la boca cortándome el paso del aire. Cierra los ojos succionando mi sangre. Mientras la sensación hace que sienta que soy atravesada por un rayo. —Iskander—susurro apretando mis piernas—yo. —Tranquila, deja eso así—me lleva al baño. Las piernas también se salpicaron y me toma de la cintura. Sentándome en la encimera.
IVANNA El beso aumenta llevándome contra la cama, apenas puedo procesar el hecho de sentir sus labios contra los míos, nunca había besado en mi vida y se siente realmente bien. Siento burbujas en mi estómago teniéndolo encima de mi cuerpo. Desliza la lengua en mi boca cuando me besa con una pasión que me aturde por la intensidad. Apenas me da tiempo a respirar, a seguirle el paso cuando me hace rodearlo con mis muslos, cuando me deja sobre sus piernas. Arranca la braga que se guarda dejándome sin nada abajo, rueda las manos a mis nalgas mientras suelto sus labios ofreciéndole el cuello que lame, me eriza y siento que soy un faro caliente a punto de estallar con roce de su dureza contra mi clítoris. Muevo lento mis caderas perdiendo los dedos en su cabello negro que huele a hombre, todo el expresa una sola cosa que me encanta y es peligro. —Iskander—musito ladeando mi cabeza. Los besos los siento en mi cuello y sus manos las dirige a mis nalgas apretando con fuerza—Dios. No puedo
IVANATermino después del susto acariciando el lomo del lobo blanco que deja su cabeza en mis piernas para que lo consienta. —Eres un lobo muy hermoso. Lo acarició y hasta lo abrazo, pensé que olería mal, pero no es así y es tan calentito, su pelaje tan suave que no me canso de tocarlo. —Donde vives lobito. La me mi cara haciéndome reír y se levanta de la cama saltando por el balcón, me pongo de pie para observarlo perderse en el bosque. Es hermoso, escucho el llamado de Aurora para que baje a comer y después de lavarme las manos, obedezco encontrándome con Iskander en la mesa. De inmediato las mejillas se me incendian con el recuerdo y me siento como siempre frente a él. —Buenas noches —saludo —como estuvo tu día. —¿Pensé mucho en ti?—suelta poniéndome peor—¿y tú?Me gustaría preguntarle que estuvo pensando de mí, pero prefiero tragarme mis cuestionamientos. —También —lo reconozco—sobre todo porque debo pedirte un favor. Veo que aprieta los cubiertos sin yo decirle nada, pi
ISKANDER Esta es una carrera clandestina que le imprime más emoción al momento el cual con tráfico incluido realizamos una corrida a circuito abierto donde tenemos el peligro de ser atrapados por la policía. Es una de las cosas que más me gusta hacer, después de Ivana dejar caer la pesa en mi pie, me fue necesario venir a correr. Ivana. Es tan difícil tenerla en mi casa y no poder tocarla. Besarla, hacerla mía. Miro por el espejo retrovisor a mis rivales que dejo atrás, menos a Jaime, siempre compite conmigo, que con todo lo perdedor que es, siempre me pisa los talones. Intenta sacarme de la pista golpeado mi auto y es un maldito bastardo. No me dejó tomando el carril derecho y un auto se interpone en su camino mientras adelanto al siguiente alejándome unos metros los cuales no pierdo como ventaja. Las cosas que vivimos ayer no puedo sacarla mi mente, solo quiero volverlo a repetir si soy sincero y debo utilizar una gran cantidad de fortaleza metal para no arrancarle la cabeza.
IVANA La tensión sube mucho más con Iskander merodeando a cada nada. Estamos en la sala, estudiando los tres tratando de hacer el ensayó que nos toma casi más de dos horas antes de que Aurora nos traiga algo para merendar —¿Y tu Dago tienes novia?—pregunta de la nada milla. El la mira de mala manera y apenas siento que están tolerándose. —No, no tengo y no pienso tener, las relaciones sin complicadas y las mujeres bastante raras, no quiero arruinarme la vida o tal vez amargarme la existencia cuando no tengo necesidad. —Porque tan radical, no temas querido, puedes acercarte sin miedo a una mujer y sin recelo que por lo general nosotras no entregamos el corazón, por lo general no queremos ninguna relación sólo momentos, instantes que nos hagan felices. Le digo segura, sin tener idea de lo que es una relación, pero si lo que quiero para mí vida. —Además querido no buscamos compromisos, nos enamoramos de nuestra libertad, amamos nuestra soledad y la llenamos de vez en cuando c