Al llegar a casa Rossane y Gely miraron el suelo y en el había una cruz con flores y veladoras a su alrededor.¡Gely! ¿Por qué las flores están en el piso? – preguntó Rossane –¡No sé!, pero ahí estaba papá – respondió la niña –¡hermanita! Si mi papito fue al cielo, ¿Cuándo va a venir? ¡ya lo extraño! – con carita triste preguntaba Rossane –¡Yo también lo extraño!, pero me dijo ese señor que esta con la tía paula que es un viaje muy largo y mi papá es una estrella. – Señalando al pretendiente de Paula, respondió Gely con su carita igual de triste a la de Rossane –Gely de pronto miró todo alrededor y observó a su abuelita Julieta sentada en su mecedora se encontraba como de costumbre en silencio, y se dio cuenta que le escurrían sus lágrimas y no dejaba de mirar la cruz, sin pensar corrió a donde estaba ella.¡Gely! ¿A dónde vas? – grito Rossane –¡Ven! – dijo Gely parándose a esperar a su hermana –¿A dónde vamos? – preguntó Rossane –¡Aquí! ¡con abuelita! – parándose a un lado de
Marian, se despertaba temprano para dejar desayunadas a sus hijas, o al menos el desayuno preparado, para que su hermana lupita le hiciera el favor de llevárselas a la escuela, y en ocasiones para irlas a buscar igual, ya que ella se iba a casa de algunas vecinas para lavar ropa, en otras planchar la ropa y en algunas casas para hacer limpieza, este trabajo no era fijo, pero afortunadamente para ella y por sus hijas era seguido.¡Gely! ¡Rossane! ¡apúrense!, van a llegar tarde a la escuela. – decía Lupita –¡Tía ya estoy despierta! ¡Gely no se levanta! – con su vocecita dulce aviso Rossane –¡Gely! ¡Gely! ¡levántate! ¡mira que después se te hace tarde y apenas medio desayunas! - dijo Lupita –¡Tía! Si Gely no se levanta ¿se va enojar mi mamá? – preguntó Rossane –¡Si Rossane! ¡se va enojar mucho! – respondió Lupita al tiempo que sacudía y movía a Gely de la cama –¡Tía déjame dormir! – enojada dijo Gely –“Párate ya”. – sin gritar, pero firme, dijo Lupita –Y así enojada por fin se le
Pasaban los días y seguían siendo difíciles para Marian y sus hijas, la señora Gela como el señor Mario la apoyaban al igual que su Tío y su cuñada en lo que podían, tenía lo del cuarto de renta destinado para las cosas de la escuela de las niñas ya que era un pago mensual y no le generaba mucho ya que eran un cuarto grandecito pero hecho de láminas.Por las tardes las niñas se sentaban en la banqueta todo el tiempo con la idea de querer alcanzar a su papito, la diferencia de las dos es que Rossane lo decía y Gely se lo guardaba.Lloraban y se portaban necias porque la comida que ahora le ofrecía su madre Marian, no les gustaba, les resultaba desagradable, al grado que tiraban los platos y Marian solo reprendía en inicio con palabras, pero al mirar la comida en el suelo se vio en la necesidad de pegarle en las manos.Marian lloraba y lloraba en su cuarto, o se iba al baño a llorar en silencio y de ahí solo se lavaba su rostro y salía nuevamente.En la escuela Gely la niña mayor, bajó
Por fin llego el fin de ciclo escolar, las niñas estaban contentas porque irían a casa de sus abuelitos, era la primera vez que estarían sin sus padres y por muchos días¡Mamá! ¿Será que no lloren? Sobre todo, Rossane, es la más chica – decía Marian –¡Cálmate! ¡A lo mejor si lloren un poco!, pero van estar con los hijos de tu tía Consuelo, y tienen donde correr allá, van a estar bien. – Tranquilizando decía la señora Gela –¡Mamita! ¡yo no quiero ir! – dijo Rossane –¡Te vas a divertir! ¡estarán con tus otros primos y van a jugar mucho! – dijo Marian-¡Mamita! ¡Te voy a extrañar! – decía Rossane –¡Ya hijita! Si no te acostumbras, cuando vaya te regresas conmigo, yo igual iré, solo tardaré unos días más en llegar. – consolaba Marian –¡Si mamita! ¡Esta bien! ¡Vamos a jugar cuando vayas verdad!¡Si hija! ¡Así será!Gely como de costumbre solo miraba y se quedaba callada; aunque igual no se quería ir, al menos no muchos días sin su mamá, pero sabía que tenía que obedecer.|Dos días des
Las niñas se emocionaron más, cuando miraron a lo lejos del otro lado del río, a su abuelito que se aproximaba a bajar con un palo en la mano, que en realidad era un remo, pero ellas no lo sabían en ese momento.¡Abuelita! ¡Abuelita! ¡Ahí viene mi abuelito! – dijo emocionadísima Rossane –¡Sí abuelita! ¡Ahí viene! – afirmó Gely –Pero… - se quedó en silencio y dudosa Gely –¿Qué pasa hijita? – preguntó su abuelita la señora Gela –¡Abuelita! ¡Mi abuelito no trae la lancha grandota! – dijo Gely –¡No hijita! Cruzaremos en el cayuco (canoa) – le contestó la señora Gela –Ya estando más cerca don Mario en el cayuco, se dieron cuenta que estaba chico y no tenía sillas¿En que nos vamos a sentar abuelita? Si no tiene sillas – preguntó Rossane –Ahorita que llegue tu abuelito le pasaremos las cosas y le darán la mano para subirse y se tienen que ir agachaditas o sentadas ahí quietecitas, No se vayan a mover. – dijo cariñosamente la Señora Gela –¡Gely! ¡tu subirás primero! – dijo la señora
Gely se sentía triste cada que escuchaba hablar de su papito, pues lo extrañaba mucho, y todavía se preguntaba de pronto si tardaría mucho en su viaje; pero eso solo estaba en sus pensamientos ya que no contaba a nadie, al mirar que todos se fijaban solo en Rossane.¡Abuelita! ¿Qué vamos a comer? – preguntó Gely –Pescado Frito hija. – respondió Gela –¡No me gusta eso! – dijo Rossane –¡Ahh, pero este si te va a gustar! – le respondió el abuelito Mario –¿Por qué abuelito? – preguntó Rossane –Pues este lo atrapé yo en el río y es más sabroso, y todavía más porque lo hace tu abuelita – dijo el abuelito Mario –¿Es cierto abuelita? – pregunto Rossane –¡Así es hija! – respondió Gela –Cuando se sentaron a comer las niñas ya por la tarde, su abuelita les puso mojarras fritas en unos platos de peltre extendidos, y en otro les puso sal con limón para irle cambiando el sabor si no les gustaba. ¡Abuelita! ¡Me das tortilla por favor! – pidió Gely – ¡Si hijita! – pasándole un pedazo de tor
|Pasaron los días|Casi se celebraba el primer año luctuoso de Josué y las niñas estaban a punto de comenzar el nuevo ciclo escolar.¡Marian! ¿Dónde estás? – buscaba el tío Antonio a la chica dentro de su casa-¡Aquí estoy en el cuarto tío! ¡pasa! – respondió Marian –Es que estoy costurando los botones del uniforme de las niñas, luego se le caen si no los refuerzo – dijo la chica –Gely y Rossane se encontraban jugando en la salita que daba a la calle y Marian desde su cuarto las miraba¡Ve hija! ¡Te vine a entregar este documento! Sabemos que ahora en unos días más Josué va cumplir ya un año desde que falleció; y por eso hemos esperado para hablar contigo, ahora que se celebre su cabo de año pues tendrás que irte de aquí.Al morir Josué todo esto ya le queda a tu tía como la única hermana de él.¡No te estamos pidiendo que te vayas inmediatamente! ¡pues estas con las niñas! Y suponemos que te regresarás a casa de mi hermano, pero pues al no estar Josué aquí, ya no necesitas estar en
¡Antonio! ¡Andrea! ¿Dónde están? – llamaba Gela muy enojada en la puerta de la casa de sus cuñados –¿Qué sucede Gela? – preguntó Antonio –Andrea no está, se fue a casa de Adan Antonio con las muchachas. – De igual manera volvió hablar Antonio –Quiero que me expliques lo que me acaba de decir Marian, ¿Cómo es eso que la estas corriendo de su casa? – muy firme pidió la explicación Gela a su cuñado¡No la estoy sacando a la fuerza! ¡Ya le expliqué a ella como esta la situación! ¡Josué no terminó de realizar la escrituración de la casa y por lo tanto yo sigo siendo el dueño de todo! – Tranquilamente respondió Antonio –¿Cómo puedes decir eso? Todo esto era de Josué y si tienes casa es porque él le compartió esta mitad a su hermana, y tu todavía te atreves a querer tirar a sus hijas a la calle.Es tu sobrina igual, hija de tu hermano, ¿qué cosa tienes en la sangre? – indignada hablaba Gela con él –¡Gela! ¡Cálmate! Esto no es para pelear, las cosas son así simplemente – tranquilamente h