¡Antonio! ¡Andrea! ¿Dónde están? – llamaba Gela muy enojada en la puerta de la casa de sus cuñados –¿Qué sucede Gela? – preguntó Antonio –Andrea no está, se fue a casa de Adan Antonio con las muchachas. – De igual manera volvió hablar Antonio –Quiero que me expliques lo que me acaba de decir Marian, ¿Cómo es eso que la estas corriendo de su casa? – muy firme pidió la explicación Gela a su cuñado¡No la estoy sacando a la fuerza! ¡Ya le expliqué a ella como esta la situación! ¡Josué no terminó de realizar la escrituración de la casa y por lo tanto yo sigo siendo el dueño de todo! – Tranquilamente respondió Antonio –¿Cómo puedes decir eso? Todo esto era de Josué y si tienes casa es porque él le compartió esta mitad a su hermana, y tu todavía te atreves a querer tirar a sus hijas a la calle.Es tu sobrina igual, hija de tu hermano, ¿qué cosa tienes en la sangre? – indignada hablaba Gela con él –¡Gela! ¡Cálmate! Esto no es para pelear, las cosas son así simplemente – tranquilamente h
¿Qué te pasa Gela? Yo no estoy peleando; pero mírate tú, ¿Cómo estás? Toda furia, eso es lo que le estoy diciendo a tu chamaca, que quien sabe como te dijo las cosas, para que ahora estés así. Las cosas son como son y no para que te pongas a pelear. – en tono molesto hablaba Antonio –¡No Antonio! ¡No te equivoques! ¡Mi hija todavía tiene padres! Y mis nietas, aunque no tengan papá, tienen a su mamá y tienen a sus abuelos, no se donde está el amor que según ustedes le demostraban mientras Josué vivía a las niñas. – Enojada hablaba Gela –¡Cálmate Gela! ¡Si no es para que terminemos peleando!, pero ahora yo soy el dueño, no hay nada donde diga que Josué lo es, hubiera respetado, pero no hizo las cosas bien. No es que yo lo hubiera dejado así. – Tranquilamente ya, hablaba Antonio. –¡Mamá! ¡ya déjalo! - llorando decía Marian –¡No hijita! ¡Esto se tiene que ver ante una autoridad! ¡Veremos si el tiene la razón! ¡No creo que haya corazón tan inhumano como el de él, que deje sin hogar a
Marian se apuro para ir a dejar a las niñas en la escuela, las tres iban rápido para que no les fueran a dejar afuera, ya que antes de despedirse en la puerta de ellas y mirarlas entrar, acostumbraba aconsejarles y motivarlas.¡Gely! ¡Ross! Pórtense bien en la escuela, hagan toda su tarea y no se pongan a platicar cuando la maestra les este explicando. ¿me entienden? – hablaba Marian –¡Si mamita! – dijo Rossane –¡Si mamá! yo entrego toda mi tarea – respondió Gely –¡Mami! ¿Gely me va cuidar en el recreo? Es que hay una niñas muy grandes que pasan corriendo y me tiran. – preguntó Rossane –¡Sí! ¡tu hermanita te cuidará! – respondió Marian mirando a Gely, con esa mirada que decía a la niña, lo vas hacer. –¡Sí mamá! lo haré – dijo Gely –Bueno, entonces aprendan mucho y nos vemos a la hora de la salida. – dándoles un beso se despidió Marian de sus hijas, mirándolas entrar a la escuela. –¡Sí mamita! – dijeron las niñas al tiempo que entraban en la escuela –En la casa:¡Ya regresé ma
¿Qué te pasa Marian? – preguntó Gela –¿Pasarme? ¿De que? – preguntó la chica –¡Vamos hija! ¡Te quedaste parada de pronto! – dijo nuevamente su madre –¡No! ¡Nada mamá! Solo me quede pensando un momento en lo cobarde que me he vuelto y yo no era así. – dijo Marian, mientras caminaba nuevamente y tomaban la combi que les habían indicado –¡Nada de cobarde! ¡No lo eres! ¡Nunca lo has sido! ¡Sólo estas algo vulnerable por todo lo que esta sucediendo de pronto! ¡A ver dime! ¿Dónde esta mi hija la atrabancada, que corría por el rancho desafiando todo? – hablaba desafiando Gela a su hija Marian –¡Tienes razón mamá! ¡Pero ahora dos niñas dependen de mí! ¡Ya no soy sola! – dijo la chica mientras iban en el transporte –¡Así es hija! Y con mayor razón para sacar la valentía que te caracteriza, los de nuestra familia no somos gente que nos echemos para atrás ante las dificultades. – Motivaba Gela a su hija. –¡Sí mamá! ¡Dios me ayudará! ¡Hemos llegado! ¡Ahí esta lo que nos dijo el señor Carlo
¡Ay señor licenciado! Fíjese que a mi hija mi cuñado le dio este papel para que ella se vaya de su propia casa. ¡dáselo hija que el señor licenciado lo lea! – habló Gela – ¡Es este! ¡Dice desalojo! – Entregándolo dijo Marian – ¡A ver señora! ¡Déjeme leerlo bien! … ¡Efectivamente! ¡Es una orden de desalojo! ¡le indican cuantos días tiene para salir de la casa! Ahora mi pregunta es la siguiente, ¿Por qué dice usted que es su casa? – cuestionó el licenciado – ¡Señor licenciado! ¡ese terreno era de mi yerno! ¡Su padrastro don Roberto, antes de morir se lo dio a él! – respondió de inmediato Gela – ¡Señora comprendo eso! ¡pero para un juicio no bastan palabras! ¡Se necesitan pruebas! ¡Ahora por favor siéntense y cuénteme todo desde el inicio! ¡Claro que sí! ¡Muchas Gracias! – dijo Marian, comenzando a relatar toda la historia – |Un rato después| ¡Señora! ¡por lo que usted me cuenta! ¡Tengo dos cosas que decirle! – Serio hablo el licenciado David – Gela y Marian con las manos sudor
¡Niñas! ¡A lavarse las manos con jabón y quitarse el uniforme! En la cama está la ropa para que se cambien y se refresquen en lo que comen y se puedan bañar. – Tranquilamente daba indicaciones Marian a sus hijas –¡Si mamá! ¡Ahora lo hago! – respondió Gely –¡Mamita! ¡Ya no tengo lápiz! – dijo Rossane en lo que se cambiaba la ropa –¡Mami! ¡A mi me pidió la maestra una lámina del día de la Independencia de México! ¡Hoy nos platico la maestra sobre nuestra independencia! Esa es la tarea – dijo Gely emocionada –¡Bueno! ¡Después de comer, de lavar trastes y bañarles! ¡Iremos a comprar lo que les piden! –Ahora vayan al comedor a sentarse para comer – dijo Marian –¡Mamita! ¿Cuándo va ocupar mi papito su silla otra vez? – preguntó Rossane –Gely y Marian miraron la silla, Gela que iba entrando por el callejón escuchó la pregunta de la niña y se le partía el corazón de sentir la tristeza de sus nietas.¡Tu papito esta haciendo un viaje muy largo hacia el cielo hijita! ¡Ustedes deben de or
¡Marian Hija! ¡No pienses eso! ¡Mejor agradece a Dios que las niñas tienen ropa que para ellas será nueva y además es muy bonita tendrán algo más que ponerse! – consolando a su hija trataba de calmar el desgarrador llanto de Marian –¡Pero mamá! ¿Por qué Josué no pensó en todo esto? ¿Acaso no eran sus princesas? ¿Qué le paso mamá? ¡Yo estaba bien sola! ¡Yo quería estar con Manuel! ¿para esto me obligó a casarme con él? ¿Para dejarme con todo este paquete? ¡No solo debo cuidar a mis hijas! ¡Tengo que pelear por la casa que era de él! Y encima no tengo un modo de sacar dinero para pagar todo lo de un abogado. ¿Por qué mamá, por qué? – lloraba desesperada y desgarradoramente Marian en los brazos de su madre –¡Llora hija! ¡Saca todo lo que tu corazón trae dentro! ¡Aquí estoy yo! ¡desahógate hija, desahoga tu corazón! – Acariciando su cabello rizado y con lágrimas en los ojos consolaba a su hija, mientras que en pensamiento pedía a Dios que se arreglara pronto los problemas y el dolor de
¡Mamita! ¡Mira! ¡Mira lo que nos regalaron! – Emocionadas Rossane y Gely le mostraban a Marian su madre –¡Que bueno! ¡Guárdenlos para que cuando se les termine el lápiz usen estos! – dijo Marian –¡Mamá! quiero dibujar. – frunciendo el ceño hablo Rossane –- No discutan con su mamá, hagan caso - Sonriente habló la señora Gela.¿Qué te dijo el licenciado? – preguntó de pronto Gela, la madre de Marian –Pidieron unos papeles que tengo que entregar para comprobar que Josué es dueño de la casa, y unas personas que puedan decir y comprobar que es verdad lo que digo. – Explicaba Marian a su madre –¡Mamá! ¿Cómo le voy hacer? ¿A quién le diré? – Con voz amarga hablaba Marian –¡Ten fe hija! ¡Dios no te abandonara! ¡Menos a estas pobrecitas niñas, Dios no las va dejar desamparadas! – Mirando cariñosamente a las niñas a quienes llevaba de la mano respondía la señora Gela –Para cuando llegaron a casa ya era casi de noche y Marian volvió a la rutina de todos los días con sus hijas y la señor