Por fin llego el fin de ciclo escolar, las niñas estaban contentas porque irían a casa de sus abuelitos, era la primera vez que estarían sin sus padres y por muchos días¡Mamá! ¿Será que no lloren? Sobre todo, Rossane, es la más chica – decía Marian –¡Cálmate! ¡A lo mejor si lloren un poco!, pero van estar con los hijos de tu tía Consuelo, y tienen donde correr allá, van a estar bien. – Tranquilizando decía la señora Gela –¡Mamita! ¡yo no quiero ir! – dijo Rossane –¡Te vas a divertir! ¡estarán con tus otros primos y van a jugar mucho! – dijo Marian-¡Mamita! ¡Te voy a extrañar! – decía Rossane –¡Ya hijita! Si no te acostumbras, cuando vaya te regresas conmigo, yo igual iré, solo tardaré unos días más en llegar. – consolaba Marian –¡Si mamita! ¡Esta bien! ¡Vamos a jugar cuando vayas verdad!¡Si hija! ¡Así será!Gely como de costumbre solo miraba y se quedaba callada; aunque igual no se quería ir, al menos no muchos días sin su mamá, pero sabía que tenía que obedecer.|Dos días des
Las niñas se emocionaron más, cuando miraron a lo lejos del otro lado del río, a su abuelito que se aproximaba a bajar con un palo en la mano, que en realidad era un remo, pero ellas no lo sabían en ese momento.¡Abuelita! ¡Abuelita! ¡Ahí viene mi abuelito! – dijo emocionadísima Rossane –¡Sí abuelita! ¡Ahí viene! – afirmó Gely –Pero… - se quedó en silencio y dudosa Gely –¿Qué pasa hijita? – preguntó su abuelita la señora Gela –¡Abuelita! ¡Mi abuelito no trae la lancha grandota! – dijo Gely –¡No hijita! Cruzaremos en el cayuco (canoa) – le contestó la señora Gela –Ya estando más cerca don Mario en el cayuco, se dieron cuenta que estaba chico y no tenía sillas¿En que nos vamos a sentar abuelita? Si no tiene sillas – preguntó Rossane –Ahorita que llegue tu abuelito le pasaremos las cosas y le darán la mano para subirse y se tienen que ir agachaditas o sentadas ahí quietecitas, No se vayan a mover. – dijo cariñosamente la Señora Gela –¡Gely! ¡tu subirás primero! – dijo la señora
Gely se sentía triste cada que escuchaba hablar de su papito, pues lo extrañaba mucho, y todavía se preguntaba de pronto si tardaría mucho en su viaje; pero eso solo estaba en sus pensamientos ya que no contaba a nadie, al mirar que todos se fijaban solo en Rossane.¡Abuelita! ¿Qué vamos a comer? – preguntó Gely –Pescado Frito hija. – respondió Gela –¡No me gusta eso! – dijo Rossane –¡Ahh, pero este si te va a gustar! – le respondió el abuelito Mario –¿Por qué abuelito? – preguntó Rossane –Pues este lo atrapé yo en el río y es más sabroso, y todavía más porque lo hace tu abuelita – dijo el abuelito Mario –¿Es cierto abuelita? – pregunto Rossane –¡Así es hija! – respondió Gela –Cuando se sentaron a comer las niñas ya por la tarde, su abuelita les puso mojarras fritas en unos platos de peltre extendidos, y en otro les puso sal con limón para irle cambiando el sabor si no les gustaba. ¡Abuelita! ¡Me das tortilla por favor! – pidió Gely – ¡Si hijita! – pasándole un pedazo de tor
|Pasaron los días|Casi se celebraba el primer año luctuoso de Josué y las niñas estaban a punto de comenzar el nuevo ciclo escolar.¡Marian! ¿Dónde estás? – buscaba el tío Antonio a la chica dentro de su casa-¡Aquí estoy en el cuarto tío! ¡pasa! – respondió Marian –Es que estoy costurando los botones del uniforme de las niñas, luego se le caen si no los refuerzo – dijo la chica –Gely y Rossane se encontraban jugando en la salita que daba a la calle y Marian desde su cuarto las miraba¡Ve hija! ¡Te vine a entregar este documento! Sabemos que ahora en unos días más Josué va cumplir ya un año desde que falleció; y por eso hemos esperado para hablar contigo, ahora que se celebre su cabo de año pues tendrás que irte de aquí.Al morir Josué todo esto ya le queda a tu tía como la única hermana de él.¡No te estamos pidiendo que te vayas inmediatamente! ¡pues estas con las niñas! Y suponemos que te regresarás a casa de mi hermano, pero pues al no estar Josué aquí, ya no necesitas estar en
¡Antonio! ¡Andrea! ¿Dónde están? – llamaba Gela muy enojada en la puerta de la casa de sus cuñados –¿Qué sucede Gela? – preguntó Antonio –Andrea no está, se fue a casa de Adan Antonio con las muchachas. – De igual manera volvió hablar Antonio –Quiero que me expliques lo que me acaba de decir Marian, ¿Cómo es eso que la estas corriendo de su casa? – muy firme pidió la explicación Gela a su cuñado¡No la estoy sacando a la fuerza! ¡Ya le expliqué a ella como esta la situación! ¡Josué no terminó de realizar la escrituración de la casa y por lo tanto yo sigo siendo el dueño de todo! – Tranquilamente respondió Antonio –¿Cómo puedes decir eso? Todo esto era de Josué y si tienes casa es porque él le compartió esta mitad a su hermana, y tu todavía te atreves a querer tirar a sus hijas a la calle.Es tu sobrina igual, hija de tu hermano, ¿qué cosa tienes en la sangre? – indignada hablaba Gela con él –¡Gela! ¡Cálmate! Esto no es para pelear, las cosas son así simplemente – tranquilamente h
¿Qué te pasa Gela? Yo no estoy peleando; pero mírate tú, ¿Cómo estás? Toda furia, eso es lo que le estoy diciendo a tu chamaca, que quien sabe como te dijo las cosas, para que ahora estés así. Las cosas son como son y no para que te pongas a pelear. – en tono molesto hablaba Antonio –¡No Antonio! ¡No te equivoques! ¡Mi hija todavía tiene padres! Y mis nietas, aunque no tengan papá, tienen a su mamá y tienen a sus abuelos, no se donde está el amor que según ustedes le demostraban mientras Josué vivía a las niñas. – Enojada hablaba Gela –¡Cálmate Gela! ¡Si no es para que terminemos peleando!, pero ahora yo soy el dueño, no hay nada donde diga que Josué lo es, hubiera respetado, pero no hizo las cosas bien. No es que yo lo hubiera dejado así. – Tranquilamente ya, hablaba Antonio. –¡Mamá! ¡ya déjalo! - llorando decía Marian –¡No hijita! ¡Esto se tiene que ver ante una autoridad! ¡Veremos si el tiene la razón! ¡No creo que haya corazón tan inhumano como el de él, que deje sin hogar a
Marian se apuro para ir a dejar a las niñas en la escuela, las tres iban rápido para que no les fueran a dejar afuera, ya que antes de despedirse en la puerta de ellas y mirarlas entrar, acostumbraba aconsejarles y motivarlas.¡Gely! ¡Ross! Pórtense bien en la escuela, hagan toda su tarea y no se pongan a platicar cuando la maestra les este explicando. ¿me entienden? – hablaba Marian –¡Si mamita! – dijo Rossane –¡Si mamá! yo entrego toda mi tarea – respondió Gely –¡Mami! ¿Gely me va cuidar en el recreo? Es que hay una niñas muy grandes que pasan corriendo y me tiran. – preguntó Rossane –¡Sí! ¡tu hermanita te cuidará! – respondió Marian mirando a Gely, con esa mirada que decía a la niña, lo vas hacer. –¡Sí mamá! lo haré – dijo Gely –Bueno, entonces aprendan mucho y nos vemos a la hora de la salida. – dándoles un beso se despidió Marian de sus hijas, mirándolas entrar a la escuela. –¡Sí mamita! – dijeron las niñas al tiempo que entraban en la escuela –En la casa:¡Ya regresé ma
¿Qué te pasa Marian? – preguntó Gela –¿Pasarme? ¿De que? – preguntó la chica –¡Vamos hija! ¡Te quedaste parada de pronto! – dijo nuevamente su madre –¡No! ¡Nada mamá! Solo me quede pensando un momento en lo cobarde que me he vuelto y yo no era así. – dijo Marian, mientras caminaba nuevamente y tomaban la combi que les habían indicado –¡Nada de cobarde! ¡No lo eres! ¡Nunca lo has sido! ¡Sólo estas algo vulnerable por todo lo que esta sucediendo de pronto! ¡A ver dime! ¿Dónde esta mi hija la atrabancada, que corría por el rancho desafiando todo? – hablaba desafiando Gela a su hija Marian –¡Tienes razón mamá! ¡Pero ahora dos niñas dependen de mí! ¡Ya no soy sola! – dijo la chica mientras iban en el transporte –¡Así es hija! Y con mayor razón para sacar la valentía que te caracteriza, los de nuestra familia no somos gente que nos echemos para atrás ante las dificultades. – Motivaba Gela a su hija. –¡Sí mamá! ¡Dios me ayudará! ¡Hemos llegado! ¡Ahí esta lo que nos dijo el señor Carlo