YAMILA KAYA Me aferré a su abrazo, aunque sabía que eso no cambiaba nuestra situación, aferrarme a Aaron Bianchi no m ede volvería de forma mágica a mi hijo. —No tenemos tiempo para “encontrar” la forma— susurré con demasiada tristeza en la voz—. Quizás suene como una egoísta, como una dramática, pero no hay vida para mi si algo le ocurre a Amed— agregue con lágrimas en los ojos.—Confía en mi bonita, haré lo que sea para que estemos juntos— asentí con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando el potente latido de su corazón. No me hacía falta verlo a sus ojos para creerle— Yamila, no permitiré que ese idiota se acerque a ti o a mi hijo. Andrés todo lo que toca lo daña, lo corrompe. No permitiré de ninguna manera que Andres vea crecer a Amed, que este cerca para aportar tu veneno en la vida de un niño tan lindo. No soy si padre biológico, pero lo siento como mi hijo y lo defenderé de todo.—¡Que conmovedora escena!— una voz llego desde atrás del sitio donde seguimos abrazados en el
YAMILA KAYA —Creo que ya no estás en posición de exigir nada, buddie. Yamila ya eligió… ¡Tiene un … un… ¿trato? ¿acuerdo? —¿Chantage?— interrumpio Aaron ardiendo de furia— Por más que busques no encontrarás una palabra legal, honesta, para llamar esta bajeza que estás haciendo. —¡Yamila eligió!— contratacó Andres y comencé a enfermarme en el medio de aquella discusión—. ¿No es así bonita? —Ella no eligió, m@ldito enfermo— rugió Aaron, y su voz masculina retumbó en todo el parqueo, el hablaría muy poco después de eso— Tu la estas chantageando con algo que deberías haber ofrecido desde que supiste la noticia de que el niño estaba enfermo. Lo tenías que haber obsequiado de Gratis. —No seas llorón… ¡creo que por eso siempre pierdes! Ella eligió, y acéptalo… El destino eligió… era obvio que un Tarado como tú, no criaría a mi hijo. ¡vaya, eso sería una manera olímpica de arruinar a mi sangre, a mi extirpe! —¡Basta ya!— advertí hacia a Andrés— Tu no eres mejor que él en nada. Es ahora
YAMILA KAYA —Solo déjate llevar… solo por hoy. . Mañana podemos pensar en Andres, en el futuro, en ese matrimonio, y en todo lo que está exigiendo por salvarle la vida a nuestro hijo— susurré mirando a lo profundo de aquellos ojos azules, perfectamente enmarcados en cejas pobladas, y un rostro imponente. Aaron era tan hermoso, que me recordaba al David de Miguel Ángel, al Darcy de Jane Austin, al Romeo de Julieta.Él era todo un dios, el protagonista de cualquier historia… y en este momento se me estaba escapando de la mía, por los juegos del destino. Mi cuento de la princesa arábe se estaba quedando sin príncipe, por una fuerza tan Grande, que no era posible poner en la balanza. Nadie es capaz de colocar la vida de su hijo en una balanza, en contra del amor de su vida.Él cedió, no fue difícil darme cuenta el momento en que su mente decidió mandar todo al carajo y tomar mi mano… más que eso, él había decidido tomar lo que le estaba ofreciendo.No estaba clara la magnitud, ni
YAMILA KAYA Y creo que ese fue el último día que supe lo que era paz, porque si… aunque las cosas parecían arreglarse en un sentido, en el otro iban a otra dirección, a una podredumbre de la que no sabía que podía escapar. —Papiii…¿Crees que me ponga bueno?— le preguntó Amed a Aaron mirándolo con esos ojos que podrían partir desarmar y partir en mil pedazos al alma más dura. —¡Estaremos bien! —aseguró Aaron con decisión.Sabia que se refería a nosotros, a los tres, y no solo a la salud del niño.La tarde transcurrió entre risas, entre amor del bueno. Aaron le dio de comer a Amed, una horrible gelatina que se comió con todo el gusto del mundo, solo por que su padre estaba lidiando con el viscoso alimento, para dárselo en la boca.Ellos se enamoraron más uno del otro… y yo me enamore aún más de ambos.Solo le pedía a la vida que me dejara tener a esta familia, a la que yo elegía, a la que me hacía feliz. No como iba pintando el asunto, que cada vez estaba más cerca de caer irre
YAMILA KAYA El fin de semana transcurrió tranquilo, no súpe nada de Andres, y eso en mis circunstancias actuales era un éxito total. Después de que lo corrí del parqueadero, estaba aterrada, pues lo conocía bastante, y estaba segura que sus represalias llegarían en cualquier momento .Aaron estuvo varias veces en el hospital para procurar que todo estuviera bien con nosotros, cosa que agradecí bastante. Su presencia era un bálsamo para mis alterados nervios. Amed estaba estable, y no tendría tratamiento de quimio. Las primeras secciones habían terminado, y ahora estaba listo para recibir la médula que salvaría su vida y restablecería su salud.Yo estaba demasiado ansionsa, no dejaba de sentir esa extraña sensación de que algo malo está a punto de ocurrir. Varias veces me sentí sin aliento, sin poder detenerme a analizar cuál sería la causa de ese mal presagio que llevaba atrapado entre pecho y espalda, y que no me permitía ni siquiera comer, o algo tan sencillo como beber agua.
YAMILA KAYA Definitivamente cuando Andres llegó ese día al hospital, no lo hizo solo. Sino que venía acompañado de un Notario, y dos abogados. Amed estaba siendo preparado para la cirugía del día siguiente, y por obvias razones lo había dejado con su abuelo, Abdel, para resolver algunos asuntos, estar en la junta médica con los oncólogos, y firmar todos los documentos referentes a la cirugía.Aunque moría por llamar a Aarón, me había contendido. ¿Qué le diría? ¿«gastaste una fortuna por nada»?¿«Haré lo que Andres quiere»?Definitivamente no eran frases que él estuviera esperando escuchar. Tenía que alejarme… tenía que salir de este momento que solo me mantenía sufriendo.Así que como si de una vampira me tratara, apague mis sentimientos.Sencillamente mi mente entró en una especie de Modo Piloto Automático, donde el único destino era salvar a Amed. Cuando esa cirugía hubiese sido un éxito… entonces me lamentaría de todo lo que había tenido que dejar a un lado para llegar ah
YAMILA KAYA Leí aquel contrato pre matrimonial con un asco terrible por todas las estupideces que se leían en él. No entendía como alguien podía llegar tan lejos por una venganza, como él podía ser tan jodidamente rídiculo .A grandes rasgos no era difícil darse cuenta que todo y cada uno de los puntos iba dirigido a obtener la custodia de Amed y la patria potestad en caso de divorcio. Y si… el divorcio sería un hecho, él estaba tan seguro que esto no duraría nada, que tuvimos que jugar este show. Aquel contrato completo era una burla, una forma de aplastarme hasta la autoestima. Sabia que él tomaría medidas, lo que no me imagine que tan drásticas, tan humillantes para mi. Seguí leyendo, y cuando leí aquella estupida “Cláusula de Infidelidad” sentí que el hígado se me reventaba de la impotencia. «¿Cómo se atrevía ese m@ldito a haber hecho redactar algo así?» Aquel documento no era otra cosa de una prueba más de su enferma cabeza. CLÁUSULA DE INFIDELIDAD: En caso de infidelidad,
YAMILA KAYA —¡Eres una maldita escoria! — siseé llena de ira— Si te atreves a expresarte así de tu propio hijo… no se que puedan esperar estos payasos que te acompañan. ¡Termina de una vez con este circo! —¡Si no firmas!… Pues… No habrá transplante.—¡Firmaré!— escupí rabiando—¡ Pero no por ti idiota! Sino por lo que está en juego. Pero… solo espero que la vida te cobre lo que estás haciendo. —¡Ñi ñi ñi!— se burló y sentí unos deseos demasiado fuertes de romperle el cuello, y no lo hice solo porque solo arruinaría la medula que podría salvar a mi bebé— La verdad ni yo mismo entiendo por que me quiero casar contigo, ¡nunca me gustaste tanto!— se quedó pensativo por unos segundos y luego agregó— ¡Ya se! ¡por qué le gustas a él! Solo me caso contigo para que él no te tenga. ¡Son igual de idiotas!, ¡porca miseria !Dude, dude mil veces antes de comenzar a formar, y como no, si estaba poniendo mi vida entera y sobre todo la de mi hijo en manos de un m@ldito psicopata. Solo esperaba qu