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El Encuentro, Parte Tres.

Logan

El lunes llego tan pronto que no tuve tiempo de salir del hotel para ir a visitar a mi madre, todo esto de los cambios me estaba llevando al extremo. La dichosa encargada del proyecto tuvo la terrible osadía de apagar el celular para que no la molestáramos en su día de descanso.

Sin duda alguna esperaba con ansias tenerla enfrente para correrla a como se merecía, nadie me ignoraba de esa forma. Por menos de eso muchas empresas en Italia fracasaron en media hora, me había ganado la reputación de ser el malo de la historia que me daba igual si era cierto o no todo lo que se decía.

Cerca de las ocho de la mañana ya me encontraba listo para hacer de las mías una vez más. Lo primero que haré será ir a la oficina de mi padre para pedirle que llame a su flamante empleada, de esta manera no se negara a llegar con el jefe a como le había dicho a la recepcionista ayer.

Después la enfrentaría con todo para que aceptara que su plan establecido no era el adecuado para el proyecto, que justamente iniciábamos hoy y que ella deliberadamente estaba poniendo en riesgo por su incompetencia.

Salí de mi cuarto con una leve sonrisa en los labios, ya me saboreaba la victoria total, camine como si fuera el amo de todo México.

«Yo que tú no cantaba victoria antes de tiempo»

«Dejaré pasar de nuevo tus comentarios mal intencionados, nada de lo que digas cambiara mi buen humor»

En el elevador me encontré con un grupo de chicas que no dejaba de mirarme, tal vez porque estaba de buenas les regale una pequeña sonrisa que las hizo sonrojarse. Mi vestimenta contrastaba por mucho a la de ellas, sus prendas aduras penas lograba cubrirles, si mi madre las viera diría que los traje de baño se les encogieron en la lavadora.

Me invitaron a que las acompañara a la alberca, sin embargo tuve que declinar la oferta porque el deber me llamaba. Después de todo esta semana no sería tan mala a como había imaginado, necesita a Víctor para no sentirme tan solito cuando fuera al encuentro por la tarde.

Las personas que estaban trabajando me veía con cara de pocos amigos, ayer después de que supe que la tal Cecilia no vendría me desquite con alguno de ellos por cubrir a alguien tan irresponsable. Al principio no sabían de qué estaba hablando, pero al ver sobre mis manos la carpeta sus caras cambiaban de color como el arcoíris.

—Procurare no ir a desayunar contigo, no quiero que le pongan nada malo a mi comida y me regresen a Italia en un ataúd.

— Solo son caprichos por lo que se le viene a su jefa, ignóralos.

— ¡Espera! Estoy escuchando bien. Que te tiene de buen humor y tan de mañana.

—Sígueme y veras.

Continuamos a la oficina de mi padre que sorpresivamente tampoco estaba y su secretaria no quería indicarme a donde se encontraba. Lo esperamos por más de dos horas hasta que mi buen humor se había ido por la borda, de seguro esa tipa se estaba encargando de ponerlo en mi contra.

— ¿Dónde queda la oficina de Cecilia?

— ¿Disculpe?

—Acaso no escuchas bien, deberías ir al doctor a que te revisen das una mala imagen a la oficina de mi padre. Te recomiendo que valores tú lealtad señorita antes de que tome las riendas de este resort.

Espero que con eso le quede claro de qué lado debe estar. Entrecerró los ojos con una molestia clara pero supo contener su malestar con una sonrisa para después indicarme donde quedaba la oficina.

Esto lo debí hacer desde que baje por ese elevador, pero ahora me va escuchar al igual que mi padre que se deja engatusar tan fácilmente.

Unas voces me hicieron pensar que me había equivocado de lugar, sin embargo sobre su puerta se leía su nombre claramente así que apresure mi paso para terminar con esta situación. Si mi oído  no me fallaba lo que estaba escuchando era una voz de una pequeña, ¿Qué carajos hacia una niña en este resort para adultos? A menos que…

No… no… no, esto no puede estar pasando. Me niego a creer que mi padre y ella… abrí la puerta con toda la fuerza del mundo para enfrentarla.

— ¿Se puede saber qué hace una niña en esta oficina? Es que acaso no le pagamos lo suficiente señorita para que la lleve a una guardería lejos de aquí.

— ¡Lo siento señor! Hoy mi…

La trate como si fuera una desconocida, si quería jugar sucio yo era el rey en todo eso. Aduras penas abrió la boca para decirme algo, pero no la deje terminar.

—No me importa quién sea usted ni que sea suyo, este es un Resort para personas de 21 años en adelante ¿Acaso no sabe lo que eso significa o tengo que explicárselo con bolitas y palitos?

Su respuesta nunca llego, lo que me hizo enojar más de lo que ya estaba.

— ¿Está usted sorda señorita?

— ¿Qué no piensa decirme nada?

—Por lo menos deme la cara y no sea una grosera al darme la espalda. Por si no lo tiene claro soy su nuevo Jefe no me haga que la corra en este instante.

Perfecto, le di la oportunidad de enmendar su error; mientras ella seguía inmersa en su mundo agachada con esa pequeña que no podía visualizar. Logre escuchar que le susurraba algo nada entendible para mis oídos mientras yo seguía parado en la puerta de esa oficina, sin ser tomado en cuenta ni siquiera por un segundo.

— Me queda claro que no entiendes por las buenas, entonces será por las malas. ¡Seguridad! ¡Seguridad! Tengo a una ladrona en una de las oficinas por favor vengan a sacarla para ver si así puede respon…

—Deje de ser tan estúpido y pare de gritar que parece una “loca”, ni mi suegra grita de esa manera; está asustando a mi niña.

— ¡Insolente!

—Retachito, además usted podrá ser el nuevo jefe pero le garantizo que esas no son las formas de tratar al personal que trabajamos para usted T-A-R-A-D-O. Como usted mismo lo dijo, está en una oficina, que dicho sea de paso resulto ser la mía, y en ningún momento escuche que tocara la puerto o pidiera permiso para entrar. Eso me deja ver la falta de educación que tanto me está presumiendo señor.

Escuchar que me replicara de esa manera me dejo anonadado, las personas que trabajaban para mí nunca se habían atrevido a tanto y esta chica me trataba como si de un usurero se tratara «y te dijo “loca” manito “loca”, eso quiere decir que te vio la cara de… »

Me repuse lo más que pude para sacarla con mis propias manos, iba a dar unos pasos hacia donde se encontraba cuando la vi que me miraba de manera absorbente; lo que aprovecharía para sacar ventaja de la situación.

—Ya termino de mirarme o tengo que esperar a que finalice para que responda a mis preguntas señorita, o mejor aún debo pasarle una charolita para su baba.

—Quisiera pedirle lo último, pero es tan arrogante que todo lo que tiene de bueno y sabroso, lo elimina con lo tarado que esta. Por lo que veo no se puede tener todo en la vida, usted es un claro ejemplo.

— ¿Qué dijiste?

— ¡Oh! Ya veo, tengo que explicárselo con bolitas y palitos para que me entienda.

—Lárguese de mi hotel, queda usted despedida en este momento.

—Me encantaría decirle que acepto su propuesta, pero la única persona que me puede correr es el señor Juan Gotti y ese no es usted. Si me disculpa debo continuar con mi trabajo, asegúrese de cerrar bien la puerta cuando salga; por eso de las visitas incomodas.

Esto era el colmo de los colmos, esta mujer me estaba echando de mi propio resort sin que le temblara la voz ni un segundo.

Odiaba que se comportara como la dueña del lugar, le había dicho que estaba ante el dueño y lejos de preocuparse se comportó como… como… mejor no quiero pensar nada, eso lo tenía que hablar con mi padre una vez que sepas donde se ha metido en este día.

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