Ethan salió de la habitación con esa extraña sensación en su pecho, no quería irse y dejarla allí, si por él fuera, se la llevaría consigo. Las palabras de Madelaine, se repetían una y otra vez, como una especie de mantra, en su mente, y eso le hacía surgir múltiples preguntas «¿Por qué se comporta de esa manera? ¿Será que perdió la memoria? ¿Cómo se explica que desde que la encontraron en Los Ángeles, ella siga repitiendo que no es Madelaine, si no otra persona?» Sin embargo, no podía entender por qué razón cuando le preguntaban su supuesto nombre, se negaba a decirlo «¿Y si tuviera razón y no es Madelaine? ¿Por qué se parecerían tanto? ¿Son gemelas o son unas de esas coincidencias con pocas probabilidades en que te consigues con una persona igual a ti?», pens&oacut
El senador Andrew Jarold, se despidió de Ethan y salió a una de las otras salas ubicadas en el mismo piso, se pasó la mano por la cabeza en un gesto de preocupación, no podía dejar de pensar en su hija.—¿Será que he sido muy duro con Blake? Pero es que no podía ser de otra manera, existen demasiados peligros, solo estoy tratando de protegerla. ¿Podrá ser Schimer capaz de controlarla? Es un hombre muy estricto ¿Será que ella sería capaz de amoldarse a él? Y si no lo hace, ¿Será Schimer capaz de golpearla? —expuso en voz alta, mientras pensaba, cuál sería la decisión correcta.Apenas entró a la sala, vio al senador Marlon Schimer, sentado con una expresión fría, era un hombre de aproximadamente cuarenta años, muy inteligente, bastante dominante y su principal ventaja es que contaba con el mayor reconocim
Eso no podía estarle pasando, su papá la había dado en matrimonio «¿Acaso ese viejo tonto, me ofreció a cambio del apoyo en pleno del partido Republicano?»Blake no podía creerlo, se sentía como si un gigante la hubiese agarrado y aplastado con su pie, como si ella fuera una asquerosa e insignificante cucaracha.«¿Me entregó? ¿Mi papá me entregó a ese hombre?» No podía creerlo su padre a pesar de ser estricto, siempre le demostró que la amaba, era un poco retrógrada, sin embargo, era cariñoso, protector, jamás lo hubiese creído capaz de venderla.Caminó sosteniéndose de la pared, sintió arcadas que todo le daba vuelta, al mismo tiempo las lágrimas rodaban por sus mejillas. Ingresó de nuevo al baño, entró en uno de los cubículos y empezó a llorar.—¿Por qué papá? ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Acaso no te importo? ¿Tan poco soy para ti?Ella siempre era fuerte, dura, no se dejaba intimidar por nadie, incluso cuando la ofendían, muchas veces se hacía la que no le dol
Blake iba en silencio, recostando su cabeza del asiento, se sentía un poco nerviosa haciéndose muchas preguntas.«¿Cómo va a ser la reacción de los guardaespaldas cuando me vean llegar?» Se dijo tratando de calmar su ansiedad.El taxi se paró frente al hospital, ella pagó el importe y caminó hacia el interior de la clínica, nadie le prestó atención, por lo cual sus pasos eran firmes y seguros, cuando llegó al pasillo donde estaba su habitación, los hombres se quedaron viéndola sorprendidos.—Señora Madelaine, ¿Regresó? ¿Dónde estaba? ¿Por qué se fue? La hemos estado buscando por todas partes. El señor Anniston y su esposo están bastante molestos —mencionaban los hombres a su paso, no obstante, ella hizo caso omiso de sus palabras y entró a la habitación, sin responderles.<
Madelaine veía a Boris buscar como loco por toda la habitación, abría el closet sacando y tirando todos los cajones en el suelo, carteras, revisaba debajo del colchón, no dejaba un solo espacio de la pequeña habitación sin buscar.—¡¡¿Dónde tienes el dinero?!! M4ldita sea dime ¡¡¿Qué lo hiciste?!! Si no me dices dónde está voy a golpearte hasta hacerte confesar —vociferó de manera peligrosa.Madelaine respiró profundo, vio al hombre encolerizado y la terrible realidad la arropó, «No está conmigo porque me ama, si no por todo el dinero que puedo conseguirle».—¡Dime! ¿Dónde tienes más dinero?—No tengo, ¡Ya no tengo! —gritó cansada.Fue en ese momento que sintió como la carne de su rostro fue impactada por los puños de
La mujer se acercó a Ethan y se paró frente a él entrecerrando los ojos, como si estuviera reconociendo a algún conocido.—Tengo la impresión de haberlo visto antes ¿Lo conozco? —preguntó la mujer utilizando un tono muy sensual.Ethan la miró, recorriéndola de pies a cabeza, con una expresión indescifrable, aunque siempre se había caracterizado por ser frío y arrogante en el trato, no era así en la cama, allí era un hombre extremadamente ardiente. Antes de casarse con Madelaine, tenía cualquier cantidad de amantes aunque solo ocasionales, sin embargo, luego de casarse le fue fiel a su matrimonio, hasta que la misma desgraciada de su mujer, lo drogó acostándolo con otra. Él se levantó del asiento, se acercó a su oído y le susurró.—No, no te conozco.Volvió a recorrerla
Madelaine vio al hombre y no pudo evitar sentir un sudor frío recorrerla de pies a cabeza, emanaba un aura de poder, entrecerró los ojos por un momento, porque le parecía haberlo visto antes, luego de unos segundos lo recordó «Claro, es el senador Marlon Schimer uno de los hombres más poderosos del país, seguro si tiene poder también debe tener dinero, porque estos dos siempre van de la mano», se dijo, esbozando una leve sonrisa, metió su mechón de cabello por la oreja y extendió la mano para saludarlo, olvidando por un momento que la estaban confundiendo con otra persona… quizás después de todo eso no sería malo, sino el milagro que esperaba.—Senador Schimer, es un gusto conocerlo en persona… se ve más guapo de lo que se nota en la televisión —el hombre vio su mano extendida y la ignoró.—Señorita Jarold, e
El rostro de Ethan era de absoluta frialdad, ese era su exterior, porque por dentro se sorprendió ante su presencia, no imaginó volver a verla, creyó que no la habían encontrado. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza, le daba la impresión de que ella podía escucharlo latir, caminó hacia su esposa y se paró con una expresión amenazadora.—¿Qué le hiciste a mi oficina? ¿Qué haces aquí? ¡¿Quién te dejó entrar?! —siseó con enojo.—¡No me digas! —exclamó abriendo los ojos de par en par—¿Acaso debo pedir permiso para entrar a la oficina de mi amado esposo? Yo creo que no… y menos cuando necesito darle una buena sorpresa de bienvenida —pronunció con sarcasmo.—¡¿Cómo te atreves a romper mis muebles de esa manera?! ¿Sabes
Anniston se sorprendió al ver a Ethan, porque no le avisó de su llegada, aunque lo que más lo impactó y le hizo sentir un profundo malestar, fue encontrarlo metido entre las piernas de Madelaine, cuando tan solo un par de días atrás se estaba besando y haciendo quien sabe más con otra, frunció el ceño con molestia hacia sí mismo recriminándose «¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento tan molesto al verlos cerca? Yo no puedo enamorarme de la mujer de mi jefe, ¡Acaso enloquecí!», se dijo mentalmente conmocionado.«No, no debe ser eso, seguro es porque no me resulta agradable que ella le permita eso, después de saber de sus andanzas», se dijo el hombre, alejándose de esos pensamientos. Dirigió su mirada a ella, y se dio cuenta de que tenía el rostro sonrojado, no dejó de observarla, sino cuando