Marlon se quedó viéndola con los ojos entrecerrados, primero, su expresión era seria, aunque después se fue transformando en una amplia mueca.

—¿No es mi hijo? Ahorita te arreglas y vamos para que lo comprobemos… si ese niño no se corresponde con la fecha en que tú y yo estuvimos juntos, entonces… —hizo una pausa mientras se sacudía una pelusa imaginaria en su traje—. Es lamentable que estés embarazada, porque de no ser mío no va a nacer.

El hombre esperó ver el rostro de Blake palidecer ante sus palabras, incluso se la imaginó pidiendo piedad por su hijo, por segundos olvidó que estaba hablando con Blake y que ella no era como el resto de las mujeres, era diferente, solo lo vio y se rió a carcajadas.

—Senador, creo que primero caes tú antes que mi hijo muera. Ahora, sal de mi habitación —ordenó tuteándolo por primera vez.

—Tienes veinte minutos para que estés lista, si en ese tiempo no lo estás, vengo por ti y te llevo a rastra —mencionó apretando los dientes en un gesto de clara mol