Capítulo siete
Cásate conmigo
*Cassandra Reid*
«Te encontré»
«Sii mia moglie, cara»
¡Ya van dos veces! ¡Las dos frases! No hay casualidades. Es de locos, pero Adriano Di Lauro ha dicho las palabras exactas que el hombre de mis sueños. Observo en derredor buscando alguna cámara oculta porque esto de verdad parece una broma de muy mal gusto. Sin embargo, no encuentro nada y el documento en mis manos lo vuelve todo más real.
— ¿Qué has dicho? —al fin encuentro las palabras para hablar.
— Tienes un problema y yo la solución —expone—. Solo cásate conmigo y sé una madre para mis hijos.
Ahora sí tomo asiento o de lo contrario, mis piernas temblorosas me harán caer al suelo.
— ¿Es en serio? —inquiero con cara de desconcierto. Al verle confirmar sus palabras con un asentimiento de cabeza, un profundo jadeo escapa de mi garganta—. ¡No entiendo nada! ¡Ni siquiera me conoce! ¿Cómo se l
Capítulo ocho Acepto *Cassandra Reid* Mi amiga bebe de su copa mientras se toma su tiempo para contestar. Apuesto a que está meditando muy bien su respuesta, deduciendo que hay un contexto detrás. Leah es muy intuitiva y en momentos como estos, quiero odiarla por ello. — ¿Qué pienso de los matrimonios por contrato? Pues que son mis subgéneros favoritos de novelas —responde sin tapujos—, pero eso no viene al caso. ¿Por qué la pregunta? ¿El italiano te pidió matrimonio? Me quedo muda y más rígida que una tabla en mi sitio. » ¡Oh, Dios Mío! —su grito se escucha en todo el salón—. ¿Lo hizo? —asiento con lentitud, lo cual ocasiona que tire de mi mano izquierda y comience a saltar como una histérica, llamando la atención de todos. — Si no te calmas, fingiré no conocerte y me marcharé —advierto. — Vale, vale, me calmo —baja un poco la voz—, pero... ¡Joder! Cuéntamelo todo. —
Capítulo nueveCita y condiciones*Adriano Di Lauro*El chofer me abre la puerta del auto para salir mientras mi séquito de guardaespaldas me rodean hasta entrar en el restaurante. Ni siquiera necesito pronunciar mi nombre, pues soy cliente habitual del lugar y además, toda Florencia conoce el rostro y el nombre del Magnate de Acero. Por ello, las miradas se posan en mi figura cuando me dirijo hacia mi mesa.Por lo general, ceno en los reservados de los lugares para no llamar la atención pública, pero en este caso, me conviene que me vean. Mi presencia dará paso a rumores y la sociedad comenzará a hacerse preguntas respecto a la mujer que sale con Adriano Di Lauro. Cuanto antes comiencen a vernos en público, será mejor.— ¿Lo mismo de siempre, señor Di Lauro? —inquiere el camarero con voz pausada.— Solo una copa de Château Pavie Decesse St. Emilion del dos mil diez por ahora —ordeno—. En cuanto entr
Capítulo diezPasado, presente y futuro*Adriano Di Lauro*Desde mi sitio puedo escuchar el movimiento del personal en la cocina e incluso el sistema automatizado de riego en el jardín. Hay tanto silencio en el lugar que hasta podría escuchar la risa de mis hijos en casa desde aquí.Mi madre me observa pasmada hasta que poco a poco va dejando la sorpresa atrás para dar paso a la indignación. Es comprensible y ya me esperaba algo como esto, pues a pesar de emprender una interminable búsqueda y de haber construido una larga lista de pretendientes, ya tenía su favorita.— ¿La doctora? —habla por primera vez en media hora—. ¿Por qué?— Cassandra Reid es la indicada, mamá y no pienso entrar en debate contigo.— ¡Esto es absurdo! —exclama al mismo tiempo que se levanta del sillón para pasear la Sala de un lado a otro—. ¡Apenas la conoces! No pertenece a nuestro círculo... ¿Qué hay de Carina? Te
Capítulo diezComenzó la función*Cassandra Reid*Termino de ajustar las tiritas doradas de mis zapatos mientras mi amiga retoca mi peinado.— Listo —concluye examinándome de arriba a abajo—. Estás de muerte. Tu italiano tiene bien gusto para la ropa.Contemplo la forma en que el vestido se ajusta a mis discretas curvas como una segunda piel. El color verde esmeralda hace resaltar mis ojos del mismo tono y los detalles dorados vueleven el diseño espectacular y exclusivo.— Sí —coincido—, es precioso.— Los gorilas llevan más de media hora esperando en la puerta —anuncia mi otro compañero de apartamento entrando acelerado. Sin embargo, al alzar la vista se queda paralizado—. Guau... Cassie, estás...— Dilo —le insta Leah—, espectacular se queda c
Capítulo doceCumpliendo una promesa*Adriano Di Lauro*Sonrío al escuchar el llamado. El pez ha mordido el anzuelo.— ¿Papá? —mi prometida se queda rígida como una tabla a mi lado. Por ello debo sostenerla y prácticamente arrastrarla hacia sus padres.— ¿Qué significa esto, Cassandra? —es evidente que el señor Reid no se encuentra nada contento con las noticias.— Yo... —ella balbucea aún ensimismada, alternando la vista entre ambos progenitores—. ¿Qué hacéis aquí?— Eso no es importante...— ¿No lo es? —cuestiona la doctora bastante alterada. Aunque discuten, lo hacen en voz baja. Sin embargo, eso no evita que seamos el centro de atención de los invitados.— ¿No querías llamar nuestra atenci&oac
Capítulo treceYo tengo el poder*Adriano Di Lauro*Beso la frente de mi hija pequeñas antes de marcharme de la habitación. Incluso Federico se ha acostado temprano hoy sin poner ninguna pega. Supongo que la emoción debido a la noticia de la boda, junto a la actividad física, terminó por agotarlos.— ¿Papi? —su dulce voz me detiene en la puerta y resoplo. En los últimos tiempos suele hacer esto. No sé si finge estar dormida o simplemente el sueño se le ha vuelto ligero.— Dime, Ella.— ¿Falta mucho para la boda?Sin poder evitarlo, un suspiro escapa de mis labios. Alguien se encuentra aun más ansiosa que yo. No veo la hora de tenerla aquí, educando a mis hijos, siendo un ejemplo para ellos. Es la mujer perfecta para el trabajo, mi instinto me lo dice.— No, bambina —respond
Capítulo catorceLa boda e invitados inesperados*Cassandra Reid*Contemplo mi figura en el espejo sumida en un profundo silencio. Tal pareciera que voy a un funeral y no a mi propia boda.Mis padres no han venido, no han llamado. Al parecer han cumplido con su amenaza y yo ya no existo para ellos.No sé por qué esperaba que aparecieran aún después de dos semanas. A estas alturas debería estar acostumbrada a sus desplantes, reclamos, ofensas y decepciones..., pero no es así. Su indiferencia duele y las palabras de aquella noche continúan pululando en mi cabeza junto a las dichas durante años.Me he matado estudiando, he sobrevivido sola en un país extranjero y sin embargo, ellos solo son capaces de ver a una hija prófuga y rebelde.El día en que huí de San Francisco conocía a la perfección las posibles conse
Capítulo quinceSensaciones desconocidas*Cassandra Reid*Algunos invitados parlotean a mi alrededor, otros comen o beben mientras los niños corretean por el jardín... excepto Ella; la niña permanece a mi lado contemplando el escenario al igual que yo.— ¿Estás cómoda, cariño? —inquiero dejando ver una fraternal sonrisa.Estoy tensa, nerviosa y temo que en cualquier momento la burbuja me explote en la cara. Mis padres sonríen junto a los de mi ahora marido como si fueran los propios anfitriones de la fiesta. Me resulta imposible verlos aquí, satisfechos, sin recriminaciones hacia mí... Entonces recuerdo las palabras de Adriano. Él logró esto. Además, Gibson y Julietta Reid se encuentran en su hábitat natural, rodeados de la sociedad elitista de Italia.Devuelvo mi atención hacia la pequeña, quien asiente en respuesta moviendo los piececitos colgados de la silla.«¿Por qué no se relaciona con el resto de los niñ