Orlena se despertó temprano y manifestó que se sentía mejor, el doctor Adrián Larsson la examinó con mucha dedicación nuevamente, le hizo algunas preguntas y sonrió satisfecho al tiempo que le decía que podía regresar a casa para continuar un tratamiento doméstico. –Elizabeth, ya pueden regresar a su casa, prepararé los documentos del alta y las indicaciones para continuar medicándola por 8 días más, así nos aseguramos de erradicar totalmente la infección que la aqueja. –De acuerdo Adrián, muchísimas gracias por tu atención. –Elizabeth, ¿cuánto tiempo estarás aquí? –El tiempo suficiente para renunciar, vender algunas cosas que no podré llevarme y cancelar el contrato de arrendamiento. –¿Por qué viniste sola a hacer todo eso? –El padre de Emiliano fue secuestrado, él está ocupándose de cumplir las exigencias de los secuestradores para poder liberarlo, yo no podía acompañarlo y antes de esperar sentada consumiéndome
En la otra habitación cuando Emiliano escuchó que su padre no estaba bien, se alarmó mucho, los hombres que estaban con él comenzaron a trazar rutas que llevaran desde el edificio de oficinas hasta un muelle o puerto. –No debe ser muelle particular, porque habló de mucho movimiento al mediodía. –Debe ser algún puerto comercial, ¿cuántos tenemos en el área cercana al edificio? –Yo apostaría por el de Brooklyn. –Envía a nuestra gente para allá, que revisen minuciosamente cada bote que esté anclado allí. Tenemos poco tiempo para localizar a Leonardo Riva. –Enseguida jefe.***El amante y cómplice de Sofía había salido a comprar algo de medicina y comida para él y don Leonardo, debido a que ya no tenía provisiones, caminaba distraído fumando un cigarrillo y pensando en la vida que iniciaría en Nueva York con Sofía cuando notó un inusual movimiento de automóviles.Se ocultó para ver de qué se trataba, entonces comenzó el despliegu
Sofía despertó desorientada, encendió el teléfono para saber la hora y encontró un mensaje de su cómplice y amante.“Estoy en Nueva York, ¿dónde nos vemos?”Saltó en la cama y surgieron varias interrogantes en su cabeza, si él estaba en Nueva York, ¿qué había pasado con el padre de Emiliano?, ¿lo liberó?, ¿lo mató?, tenía que responderle enseguida para verlo y obtener respuestas a sus preguntas.Le envió la dirección y corrió a prepararse para recibirlo, Emiliano la provocaba, lo veía y quería enredarse en sus brazos para besarlo, con el CEO era como una niña ante un delicioso postre, solo quería saborearlo. Ahora bien, con el hombre que estaba esperando lo que sentía era imposible de describir con palabras, desde muy joven lo ha venerado.Lo considera su guía y protector, lo ama incondicionalmente, más allá de cualquier razonamiento y por muchísimo tiempo ha hecho exactamente lo que él le ha pedido, incluso someterse a hombres poderosos para luego ser extorsionados por él desde las s
Emiliano y su padre se fundieron en un fuerte abrazo, pasados unos minutos unieron sus frentes y ambos exhalaron con alivio. –¿Cómo estás papá? –Estoy bien hijo. –¿Seguro? –preguntó Emiliano mientras lo revisaba con la vista. –Sí, tranquilo, si bien solo me alimenté con pizza, tampoco me mataban de hambre, yo fingí un poco de malestar para hacerles las cosas difíciles, porque cuando creyeron que dormía escuché que pensaban llevarme con ellos para seguir exigiéndote dinero y otras cosas. Con mis años y estando enfermo sucedió lo esperado, no me querían de lastre, aunque llegaron justo a tiempo para rescatarme, estoy seguro de que ese hombre no me iba a dejar vivo por voluntad propia. –Qué horror padre, yo estaba en Nueva York con Sofía, haciéndole ver que cedía a todos sus caprichos para que me dijera dónde estabas tú, pero nunca reveló nada, el equipo dedujo dónde buscarte por fragmentos de la última conversación que tuvo ell
Don Leonardo despertó con el pendiente de la llamada que Emiliano iba a efectuarle a Elizabeth, se arregló rápidamente y fue al encuentro de su hijo, quien estaba en uno de los bancos del jardín perdido en sus pensamientos, de tal manera que no se percató de su presencia hasta tenerlo al lado.Al mirarlo a los ojos, preguntó: –Hijo, ¿lloraste?, ¿no resultó como esperabas? –Todo lo contrario, papá, mi esposa y mi hija estarán aquí en dos días. –Entonces, ¿por qué estás así? –No puedo perder esta oportunidad papá, no me lo perdonaría y me sería imposible vivir sin tenerla conmigo, adoro a mi hija, pero su madre es mi todo. –Bueno entonces, ¿qué planeas hacer para darle la bienvenida que se merece?Emiliano se incorporó bruscamente del banco, le sonrió a su padre y caminando hacia la casa comenzó a llamar a su asistente a los gritos: –Max, Max, ¿dónde te metes cuando tengo una emergencia? –Aquí estoy jefe
Don Leonardo observó la presencia de los padres de Elizabeth y lentamente fue acercándose a ellos, llevaba de la mano a su nieta, al estar cerca intervino saludando. –Buenas tardes, ¿cómo están? –Extrañados de que no nos invitaron a este evento –señaló la madre de Elizabeth, antes de fijarse en la niña. –¿Tú eres mi abuela? –preguntó Orlena reconociéndola de pronto. –Sí niña, soy la madre de tu mamá, por lo tanto, tu abuela –dijo duramente. –Precisamente de tu hija debemos hablar –agregó su padre–, ¿hay algún lugar privado donde podamos hacerlo?Extrañada Elizabeth asintió y les pidió que la siguieran, Emiliano fue con ellos, pero tuvo cuidado de advertirle a su padre que se quedara con su hija y la mantuviera alejada de la pareja.Entraron a la mansión y se dirigieron al despacho ubicado en planta baja, tomaron asiento y sin demorar mucho, Elizabeth les pidió que hablaran. –Vinimos por nuestra nieta, queremos edu
Emiliano y Elizabeth entraron al edificio de oficinas directamente por el estacionamiento, ella se quedó en el piso de Finanzas y él continuó hasta el último piso, no sin antes despedirse acorralándola contra la fría pared del ascensor para besar sus labios y su cuello. –Que tengas un feliz primer día preciosa. –Igual tú, tal vez te haga una breve visita en tu oficina, más tarde. –Hazlo por favor.Se separaron y ella caminó con confianza hasta la oficina del director Conti, él apenas la vio aparecer en su puerta, se levantó entusiasmado y acudió a su encuentro. –Señorita Mancini, o no, perdón, debo decir señora Riva. –Mejor dígame Elizabeth director Conti, es un placer volver a verlo. –Yo me alegro mucho de que estés aquí, te haré una confesión muy sincera, he tenido 8 asistentes, incluso de a dos al mismo tiempo y no pude rendir en el trabajo tanto como cuando estaba contigo. Gracias por regresar para que mi vida
A partir del siguiente día, Emiliano se dispuso a entrar por la puerta principal de su edificio de oficinas tomado de la mano de Elizabeth, subían juntos al ascensor, él la acompañaba hasta su escritorio donde le daba un beso en los labios y luego se iba a su piso.No siempre podían compartir durante el almuerzo y si tenían que salir a horas distintas, acordaban esperarse y ayudarse mutuamente. La estrategia de Emiliano resultó en que se acabaron los rumores sobre ellos desde el primer día que los vieron como pareja. –¿Viste eso? –comentaba una de las empleadas. –Eran el CEO y la asistente de finanzas, ¿cómo le hizo? –señaló otra. –Algunas con mucha suerte, se fue, pasaron los años y regresó como si nada al mismo puesto que ocupaba y ahora de la mano del gran jefe –agregó una tercera. –¿Se enteraron?, la de finanzas es la esposa del CEO –dijo una de las recepcionistas incorporándose al grupo que murmuraba. –¿Su esposa?, ¿casa