Lo siguió a duras penas, debido a sus grandes zancadas casi tuvo que correr para estar a la par de él. La llevó a una casa grande y muy bonita, le presentó a una señora diciendo que la ayudaría con las labores del hogar y la obligó a subir unas escaleras, era una casa de dos pisos que apenas pudo detallar porque seguía tirando de su mano escalones arriba.
Al entrar a una habitación muy amplia y escasamente amoblada, se detuvo en seco mirándolo interrogante.
–Vamos a aclarar las cosas de una buena vez –dijo Enzo con arrogancia.
–Me parece perfecto –no iba a permitir que pensara que ella era una tonta indefensa, era fuerte, valiente y se lo iba a demostrar.
–Delante de terceras personas fingiremos ser un matrimonio real y feliz, pero yo continuaré con mi vida y espero que no me estorbes, quiero que tengas muy presente que solo me casé contigo para complacer a mi abuelo, así que no creas que voy a jugar a la casita feliz contigo, tú no te metes en mi vida y yo no me meto en la tuya, solo te pido discreción porque si me haces quedar mal voy a destruirte.
–Por mí no te preocupes, no me interesa saber nada de ti, eres desagradable y mal educado.
–Gracias por los cumplidos, empezamos con buen pie entonces. Esta es mi habitación, la tuya está al lado solo que siempre usarás esta puerta interna, no quiero habladurías de la gente, debemos fingir intimidad, ¿entendiste?
–Sí, ya entendí, fingiré que me agradas.
–Tú tampoco me caes bien, además estás en deuda conmigo, me debes un traje.
–Arrrgggg, me voy a mi habitación –dijo tomando su maleta y cargándola hasta la alcoba, el muy bestia no se dignó a ayudarla a llevarla.
“Definitivo, es un patán” –concluyó al cerrar la puerta de comunicación entre ambas alcobas.
Se deshizo del vestido de novia y se puso un conjunto para dormir de los que le compró la señora Adia, “es bonito, pero muy corto e insinuante para mi gusto, no sé qué pretendía al darme esto”, en eso escuchó un toque en la puerta interna y sin esperar respuesta entró Enzo, la examinó de pies a cabeza y sonrió, se acercó unos pasos y ella retrocedió igual distancia.
–No te ves nada mal, si en algún momento tu cuerpo te pide placer con gusto puedo dártelo, todos tenemos necesidades.
–Quieres decirme, por favor, ¿qué haces aquí?
–Vine a decirte que, si alguien te pregunta por la luna de miel, solo responde que pospusimos el viaje.
–De acuerdo, buenas noches, ya puedes irte.
–Buenas noches –dijo, volvió a mirarla de pies a cabeza y se retiró sin borrar la sonrisa de su boca.
***
En su lado de la habitación, Enzo pensaba en que al siguiente día tenía asuntos importantes que atender y que, seguramente, la gente extrañaría que no salieron en viaje de luna de miel, así que debía acordar con la chica lo que dirían al respecto; fue a su habitación y entró sin tocar, la encontró con un sexy atuendo, estaba muy hermosa y se veía delicada, en su mente se dijo que no le molestaría hacer efectivo el matrimonio en ese mismo instante.
Enzo intentó acercarse, sin embargo, por cada paso que adelantaba él, ella retrocedía uno, se detuvo y no pudo evitar ofrecerle sus servicios para su placer, ella lo miró horrorizada y hasta se sonrojó; algo que le gustó, pero lo esquivó inteligentemente, en fin, le dijo lo del viaje de la luna de miel y salió de allí, la dejaría en paz por el momento.
La primera noche de casada de Patricia fue relativamente tranquila, lo cual le daba cierta confianza para seguir adelante, mientras su esposo cumpliera su palabra con respecto a no intervenir en su vida se sentía en libertad para estar pendiente de la salud de su niño.
Se arreglaría para bajar a desayunar y buscaría a la señora Adia, necesitaba ir lo más pronto posible al hospital y hablar con el médico para planificar el trasplante de su hijo.
Ya había conversado en Administración como le había sugerido el médico de su hijo y le informaron que podía pagar en cuotas, porque los cupos anuales de la fundación que ayuda a las personas de escasos recursos ya estaban asignados, de todas formas, en los días que lo mantuvo internado para el tratamiento paliativo Carlos Alfonso tuvo mucho alivio de su dolor.
La fiebre le bajó porque cedió la infección que lo atacaba y cuando el doctor insistió en preguntarle sobre sus antecedentes familiares porque la Anemia Falciforme que padece el niño es hereditaria y congénita, se vio en la obligación de contarle toda la verdad, sin omitir detalle, ya que no tenía idea de que su amiga padeciera esa misma enfermedad.
El médico la observó condescendiente, tenía ante él a una joven con una gran responsabilidad sobre sus hombros, él podía continuar aplicándole los tratamientos paliativos al niño, sin embargo, ya había agotado las muestras de Hidroxiurea que era un medicamento que ayudaba un poco más al pequeño, aunque no era una cura.
La verdadera solución estaba en el trasplante de células madre, lo que resultaría costoso tanto en la intervención como en los cuidados posteriores del niño.
–Doctor, créame estoy haciendo todo lo posible por obtener el dinero a la mayor brevedad.
–Entiendo, pero es mi deber decirte que, aparte del dinero para el trasplante de células madres, necesitaras una buena cantidad para los cuidados que requerirá el niño, ya que tendrás que tomar muchas precauciones para evitarle infecciones y proteger su salud.
–Haré todo lo que sea necesario doctor.
–Lo sé, por ahora aquí están las indicaciones: Ibuprofeno para el dolor, cuidar muy bien la higiene y lo mejor es mantener el aislamiento para prevenir cualquier infección que le produzca fiebre, ya que eso es agotador para su organismo.
–Una pregunta doctor, ¿al donante también hay que pagarle?
–No, lo que debes cubrir son las pruebas de compatibilidad, una vez obtengamos la muestra que le sirva, procederemos al implante. En esta oportunidad no necesitó transfusión de sangre, pero mientras obtienes el dinero para el trasplante, podemos programar una para la próxima semana.
–Le avisaré en cuanto tenga el dinero para esa transfusión doctor, muchas gracias por todo.
Había llamado a la señora Adia por teléfono y le informó que iba camino al hospital por lo que le pidió encontrarse allí, necesitaba concretar todo con ella, luego de despedirse del médico, Patricia estaba muy cerca de la entrada pendiente de su llegada y al verla se acercó: –Buenos días señora Adia, gracias por venir, se imaginará el motivo por el que la llamé, necesito que me entregue el dinero de inmediato para iniciar los trámites de la intervención de mi hijo. –Sabes que he estado pensando al respecto y realmente tú deberías estar muy agradecida conmigo porque te conseguí la entrada directa a una de las familias más prestigiosas del país. –De acuerdo, se lo agradezco mucho, ahora por favor me da el dinero que me prometió –la apremió impaciente. –Te voy a facilitar las cosas aún más, olvídate del niño y vive tu nueva vida junto a Enzo Villalba Reyes, estoy segura de que su familia no te dejará desamparada. Ese niño solo será un obstá
De pronto, algunos asistentes propiciaron un baile y todos se fueron animando, en un momento y por puro impulso tomó de la mano a “Katia” y la condujo al centro del salón para bailar con ella quien se mostró sorprendida al principio, no obstante, le siguió la corriente, él rodeó su pequeña cintura con el brazo y la acercó a su cuerpo.Captó su aroma frutal y comenzó a moverse con ella al ritmo de la música, estaba un poco tensa y lo entendía, era la primera vez que estaban tan cerca uno del otro, se aproximó a su oído y le susurró:–Tranquila que todos nos están viendo, relájate. –Sintió su cuerpo estremecerse, cuando terminó la pieza se separaron lentamente sin dejar de mirarse.Llegado el momento de retirarse, abordaron el automóvil y el regreso a casa fue tranquilo, ya el silencio no le result&oacu
Enzo había estado realmente ocupado por algunos problemas con grupos rivales, que intentaban incursionar en su territorio, así que le había tocado ir personalmente a recordarles quien mandaba en la zona.“Hoy quiero ir a casa, no he visto a mi esposa y extraño sus ojos claros y, ¿qué me pasa?, debo dejar de pensar estupideces, falta no me hace, tengo muy buenos traseros para entretenerme cuando quiero, así que no iré a ninguna parte” –se dijo y salió al salón y lo recorrió con la vista buscando alguna chica que llamara su atención ese día, fijó su vista en una pelirroja y notó que tenía los ojos grises, aunque no tan bellos como los de su esposa, así que decidió llevársela para pasar un buen rato.En menos de media hora estaba acomodando su pantalón con molestia y diciéndose: “Nada, me voy a mi casa,
La acorralaron contra una pared y dos de ellos la agarraron por los brazos mientras otro se pegaba a ella restregándose asquerosamente con su pelvis contra su vientre, se retorcía resistiéndose ya que, no quería acabar así en una oscura calle.Por otra parte, Enzo estaba incómodo, no le gustaba ir al otro lado de la ciudad, sencillamente estaba convencido de que esa no era su zona, no obstante, también tenía negocios que atender por allí, salió del lugar con dos de sus hombres y se detuvo a encender un cigarrillo, con la escasa luz vio algunas sombras al final de la cuadra.Dedujo que era un grupo y mientras le daba una calada a su cigarro, agudizó la vista, entendió que tenían a una mujer contra la pared y sus intenciones no eran para nada buenas, ella pataleaba y le tenían la boca tapada, no necesitó nada más para acercarse seguido de sus escoltas.A
Al llegar al edificio se sorprendió, era muy imponente y elegante, la hicieron esperar en la recepción un buen rato, la chica se comunicaba con alguien y la repasaba con una mirada de ceja alzada, finalmente le dieron un gafete de visitante y pudo llegar al piso que le indicaron, al salir del ascensor se topó con una reina de belleza o eso le pareció al verla. –¿Eres Katia Gutiérrez? –Sí, soy yo. –Sígueme, Enzo me dijo al llegar que a partir de hoy tendría ayudante, realmente no te necesito, pero ya que estás aquí, te diré qué hacer y, por favor, no cometas errores, Enzo no los tolera y yo tampoco. 
En realidad, Patricia vio salir a Enzo y rápidamente tomó esa agenda y comenzó a leer, lo que trataba era de evitar alguna interacción con su esposo, lo que resultó inútil, ya que apenas el último de los asistentes subió al ascensor, él fue directamente hasta ella. –¿Cómo va tu primer día? –Bien gracias, estoy viendo aquí que en una hora tiene otra reunión. –Así es y ese es mi trabajo, esa agenda la manejo yo y no tienes por qué estar revisando mis cosas, disculpa Enzo, es la nueva que dijiste que me ayudará, pero es lenta para aprender. –No creo que s
Enzo se dirigió de nuevo a la mesa, pero antes de dar inicio a la reunión tomó sorpresivamente el documento que el visitante que estaba a su derecha tenía en sus manos y cuestionó: –¿Por qué esto está escrito en tailandés si ustedes son surcoreanos?, no quiero pensar que están intentando engañarme. –Permítame explicarle señor Villalva –solicitó el que parecía líder del grupo–, algunos de nosotros sí somos de Tailandia, pero ellos son surcoreanos –dijo señalando a dos de los visitantes–, el punto es que queremos asociarnos con usted y construir un centro turístico en nuestra hermosa y paradisíaca isla.&nb
Al otro día muy temprano, escuchó ruidos provenientes de la habitación de Enzo, no pasó mucho cuando, luego de dos toquidos, él abrió la puerta de comunicación y le dijo: –Prepárate, vamos a trabajar, hoy tengo un día muy ocupado en la empresa.Ella en silencio se incorporó en la cama, sentía la mirada de él que no se perdía ninguno de sus movimientos, tendió su cama por costumbre y caminó al baño, luego de buscar en el armario su vestuario del día.Cuando salió de la habitación la esperaba uno de los guardias de Enzo, la acompañó hasta el automóvil y fue el encargado de abrirle la puerta, ya su esposo estaba sentado y revisando su teléfono, por lo que no le prestó atención al entrar, hasta que su estómago rugi&