De pronto, algunos asistentes propiciaron un baile y todos se fueron animando, en un momento y por puro impulso tomó de la mano a “Katia” y la condujo al centro del salón para bailar con ella quien se mostró sorprendida al principio, no obstante, le siguió la corriente, él rodeó su pequeña cintura con el brazo y la acercó a su cuerpo.
Captó su aroma frutal y comenzó a moverse con ella al ritmo de la música, estaba un poco tensa y lo entendía, era la primera vez que estaban tan cerca uno del otro, se aproximó a su oído y le susurró:
–Tranquila que todos nos están viendo, relájate. –Sintió su cuerpo estremecerse, cuando terminó la pieza se separaron lentamente sin dejar de mirarse.
Llegado el momento de retirarse, abordaron el automóvil y el regreso a casa fue tranquilo, ya el silencio no le result&oacu
Enzo había estado realmente ocupado por algunos problemas con grupos rivales, que intentaban incursionar en su territorio, así que le había tocado ir personalmente a recordarles quien mandaba en la zona.“Hoy quiero ir a casa, no he visto a mi esposa y extraño sus ojos claros y, ¿qué me pasa?, debo dejar de pensar estupideces, falta no me hace, tengo muy buenos traseros para entretenerme cuando quiero, así que no iré a ninguna parte” –se dijo y salió al salón y lo recorrió con la vista buscando alguna chica que llamara su atención ese día, fijó su vista en una pelirroja y notó que tenía los ojos grises, aunque no tan bellos como los de su esposa, así que decidió llevársela para pasar un buen rato.En menos de media hora estaba acomodando su pantalón con molestia y diciéndose: “Nada, me voy a mi casa,
La acorralaron contra una pared y dos de ellos la agarraron por los brazos mientras otro se pegaba a ella restregándose asquerosamente con su pelvis contra su vientre, se retorcía resistiéndose ya que, no quería acabar así en una oscura calle.Por otra parte, Enzo estaba incómodo, no le gustaba ir al otro lado de la ciudad, sencillamente estaba convencido de que esa no era su zona, no obstante, también tenía negocios que atender por allí, salió del lugar con dos de sus hombres y se detuvo a encender un cigarrillo, con la escasa luz vio algunas sombras al final de la cuadra.Dedujo que era un grupo y mientras le daba una calada a su cigarro, agudizó la vista, entendió que tenían a una mujer contra la pared y sus intenciones no eran para nada buenas, ella pataleaba y le tenían la boca tapada, no necesitó nada más para acercarse seguido de sus escoltas.A
Al llegar al edificio se sorprendió, era muy imponente y elegante, la hicieron esperar en la recepción un buen rato, la chica se comunicaba con alguien y la repasaba con una mirada de ceja alzada, finalmente le dieron un gafete de visitante y pudo llegar al piso que le indicaron, al salir del ascensor se topó con una reina de belleza o eso le pareció al verla. –¿Eres Katia Gutiérrez? –Sí, soy yo. –Sígueme, Enzo me dijo al llegar que a partir de hoy tendría ayudante, realmente no te necesito, pero ya que estás aquí, te diré qué hacer y, por favor, no cometas errores, Enzo no los tolera y yo tampoco. 
En realidad, Patricia vio salir a Enzo y rápidamente tomó esa agenda y comenzó a leer, lo que trataba era de evitar alguna interacción con su esposo, lo que resultó inútil, ya que apenas el último de los asistentes subió al ascensor, él fue directamente hasta ella. –¿Cómo va tu primer día? –Bien gracias, estoy viendo aquí que en una hora tiene otra reunión. –Así es y ese es mi trabajo, esa agenda la manejo yo y no tienes por qué estar revisando mis cosas, disculpa Enzo, es la nueva que dijiste que me ayudará, pero es lenta para aprender. –No creo que s
Enzo se dirigió de nuevo a la mesa, pero antes de dar inicio a la reunión tomó sorpresivamente el documento que el visitante que estaba a su derecha tenía en sus manos y cuestionó: –¿Por qué esto está escrito en tailandés si ustedes son surcoreanos?, no quiero pensar que están intentando engañarme. –Permítame explicarle señor Villalva –solicitó el que parecía líder del grupo–, algunos de nosotros sí somos de Tailandia, pero ellos son surcoreanos –dijo señalando a dos de los visitantes–, el punto es que queremos asociarnos con usted y construir un centro turístico en nuestra hermosa y paradisíaca isla.&nb
Al otro día muy temprano, escuchó ruidos provenientes de la habitación de Enzo, no pasó mucho cuando, luego de dos toquidos, él abrió la puerta de comunicación y le dijo: –Prepárate, vamos a trabajar, hoy tengo un día muy ocupado en la empresa.Ella en silencio se incorporó en la cama, sentía la mirada de él que no se perdía ninguno de sus movimientos, tendió su cama por costumbre y caminó al baño, luego de buscar en el armario su vestuario del día.Cuando salió de la habitación la esperaba uno de los guardias de Enzo, la acompañó hasta el automóvil y fue el encargado de abrirle la puerta, ya su esposo estaba sentado y revisando su teléfono, por lo que no le prestó atención al entrar, hasta que su estómago rugi&
Patricia se sentía desesperada sin saber del niño y, en un momento que Kelly se ausentó y Enzo estaba en una conferencia telefónica, se las ingenió para llamar a su madre desde el teléfono de otra oficina:–Hola mamá, soy yo, tengo poco tiempo, solo dime cómo están ustedes y mi pequeño.–Hija, estamos bien y el niño comenzará a recibir el tratamiento porque me avisaron del hospital que una fundación se había hecho cargo ya estamos preparándonos para llevarlo a internar.–Ay mamá no te imaginas el alivio que siento, en cuanto pueda volveré a llamarte, tranquila que estoy bien, pero mi trabajo es muy exigente, debo colgar, adiós. –Tuvo que despedirse rápidamente cuando escuchó voces en el pasillo, sin poder explicarle bien a su madre el motivo de su distanciamiento.Frente a su escritorio se enco
A la mañana siguiente, Patricia se levantó con mejor ánimo, con solo saber que su niño estaba internado para recibir el tratamiento sentía una gran tranquilidad, luego averiguaría cuál fundación se había hecho cargo para hacerle una nota de agradecimiento, literalmente, estaban salvando la vida de su pequeño.La situación con Enzo la incomodó, sin embargo, era algo esperado, sabía perfectamente que él jamás respetaría el matrimonio, aunque le había exigido a ella que fuera discreta y no lo hiciera quedar mal, al pasar por su habitación vio la cama intacta, seguramente había pasado la noche con la mujer que lo visitó en la oficina.Lo menos que se imaginaba Patricia es que Enzo había pasado una buena parte de la noche con Katia Gutiérrez, la verdadera y la que legalmente, sí era su esposa.Le ofrecieron d