HUXLEY.—Esta limpia.Deja caer sobre mi escritorio varias carpetas, las cuales, empiezo a revisar.—Odiara a tu mate y estará obsesionada contigo, pero no fue capaz de intentar asesinar a tu mate.—Que mal —digo—. Era mi única sospechosa.—¿Acaso querias que ella fuera culpable para matarla? —me inquiere—. No sabía que la odiaras.—No la odio —le digo—. Pero si me molesta demasiado que siempre que ha visto a mi chocolatina la haya agredido.—Hablando de tu mate, solo la conozco en fotografías —toma asiento delante mío— ¿Cuándo tendre el honor de...?—Luego la conocerás personalmente —la interrumpo—. Por ahora, solo sigue investigando quién está detrás de todo esto, ¿entendido?—Entendido —me dice— ¿Recuerdas que habia un pequeño grupo que estaban encontrá tuyo?—Sí, lo recuerdo —le contesto—. La gran mayoría de los ellos está ahora mismo en prisión, otra parte decidió ya no formar parte del grupo y los que quedaron fueron olvidándose de la absurda idea de querer tomar mi lugar.—Buen
AMALIA.La superficie debajo mío se siente tan cómoda que hace que quiera seguir durmiendo, pero por más que lo intento no lo consigo, así que me resigno y decido abrir los ojos.—Buenos días —siento como deja un beso en mi mejilla— ¿Dormiste bien?Asiento antes de ponerme boca arriba mientras me froto los ojos .—¿Hace mucho que estas despierto? —inquiero todavía con un poco de sueño.—No —me responde.Decido sentarme y cuando hago eso y abro bien los ojos, me percato de que tengo la camisa de Huxley puesta, lo cual no tiene sentido ya que recuerdo claramente haberme dormido desnuda después de lo que hicimos.—Te la puse yo —me informa cuando ve que ve mi cara de confusión—. No quería que tuvieras mucho frio.—Gracias —le digo— ¿Qué hora es?—Son las 16:35 —lo veo sorprendida— ¿Qué sucede?—¿En serio esa es la hora? —asiente—. Ay, dios, es tarde.—¿Tienes planes para hoy?—No.—¿Entonces cuál es la prisa? —No hay ninguna, solo me sorprendí —le informo—. Nunca me había despertado a e
AMALIA.—¿¡Cómo qué ya tuviste sexo!? —le hago una seña para que se calle— ¡No me voy a callar! ¡Además, ni que nos fuera a escuchar alguien!—Yo los escucho.Me cubro el rostro con las manos avergonzada después de que Biel, el mate de Amy, haya dicho eso.—Tú no cuentas —le dice volteándolo a ver antes de girarse a la pantalla—. Y bueno.... ¿En qué estaba?—Le estabas diciendo que como es que ya tuvo sexo —veo mal a Pato a través de la pantalla— ¿Qué? Ella pregunto y es la verdad.—Ah, sí, estaba en eso, gracias —se acomoda antes de verme— ¿¡Cómo que ya tuviste sexo!?—¿Qué quieres qué te diga? Simplemente lo tuve y ya —le contesto.—¿No lo planeaste? Veo sorprendida a Pato por su pregunta.—¿El sexo se planea? —él asiente y Amy solo se alza de hombros—. Oh... No lo sabia.—Pues ahora ya lo sabes —me dice mi prima—. Y ahora que oficialmente ninguno de los tres es virgen, ¡ya nos podemos llamar el trio de los no virgenes!—Ese es un horrible nombre —le dice Pato con una expresión de
AMALIA.—¿Se encuentra bien, reina?Levanto la cabeza para ver al mayordomo delante mío.—Sí, estoy bien, Bob —le contesto dándole una pequeña sonrisa. Me doy cuenta de su vestimenta— ¿Vas a salir?—Así es —me responde—. Voy a ir a ver a unos amigos.—Espero que te vaya bien.—Yo también espero lo mismo —me dice—. Con su permiso.Asiento y lo veo marcharse dejándome sola.Veo la hora en mi celular para después dirigir la mirada al arbusto de rosas amarillas.¿Cómo es que siempre se ven bien?Siento unas manos en mis hombros y doy un pequeño salto en el asiento antes de escuchar una risa que conozco muy bien.—Lo lamento —toma asiento en la silla a mi lado—. No quería asustarte.—Esta bien.—¿Te sucede algo? —niego— ¿Entonces por qué ese estado de animo?—Ha de ser por el clima —le contesto—. La lluvia siempre hace que me sienta muy desanimada y con sueño.—En unas horas saldrá el sol —me dice— ¿Has visto a Bob?—Acaba de irse, dijo que iba a visitar a unos amigos.—Ah, cierto, hoy es
AMALIA.Empiezo a despertarme y lo primero que noto, mucho antes de que abra los ojos, es un gran dolor de cabeza.Hoy va a ser un mal día.Abro los ojos, pero eso solo hace que me dé una gran punzada y mi dolor de cabeza se vuelva más agudo.¡Ay, no! ¿¡Por qué!?Me quejo y entierro la cabeza en lo que siento que es una almohada.—Quejarte no te servirá de nada, mi chocolatina —me dice Huxley y yo solo me quejo—. Mejor levántate y date una ducha para ir a almorzar.Abro los ojos con mucho pesar y lo veo parado a un lado mío en la cama.—Me duele mucho la cabeza —él suelta una pequeña risa—. Y es desayunar, no almorzar.—Te perdiste el desayuno —me revela mientras yo me voy sentando en la cama—. Anoche bebiste de más y te dormiste bastante tarde, por cierto, es divertido verte ebria.Lo veo mal antes de percatarme de su vestimenta.—¿De donde sacaste esa ropa? —le cuestiono.—Le pedí a alguien del castillo que me la enviara, ya que tú estas usando la mía.Lo veo confundida antes de ver
AMALIA.—Sujétate bien —me ordena mientras me aferró lo más que puedo a él y él pasa un brazo por mi cintura y pone una mano sobre mi cabeza—. Esto va a doler un poco.Siento como el auto empieza a moverse todavía mucho más de lo que ya hacía hasta que siento como el vehículo deja de tocar el suelo antes de que todo empiece a dar vueltas y se torne oscuro.Despierto asustada y con la respiración bastante asustada sobre la cama de Huxley.Veo todo confundida, ya que hasta hace un momento me encontraba con él en una situación para nada agradable, pero ahora me encuentro en su habitación y por la luz que entra por las ventanas y por mi vestimenta, deduzco que lo que para mi fue hace un momento en realidad fue hace tiempo.Empiezo a pasar las manos por mi cuerpo en busca de una herida o dolencia, pero no encuentro nada fuera de lo normal.Siento como un lado de la cama se mueve, lo cual, me asusta por un momento hasta que volteo y me
AMALIA.Tranquila, Amalia, tranquila.Tú puedes soportar esto y mucho más, solo tienes que respirar profundo y contar hasta un millón.Esto solo será por un tiem...—¿Y es qué no piensas contestarme, estúpida? —me dice con su fastidiosa voz— ¿Acaso no tienes ni la mínima verguen...?—¿Qué es lo qué sucede aquí?Ambas volteamos para ver a Bob, la diferencia es que Angela lo hace con un expresión de molestia y desagrado y yo lo hago con cara de cansancio y estrés.—Nada que te interese, calvo —le contesta con desprecio Angela mientras yo regreso mi mirada a mi libro—. Mejor ve y haz algo útil y tráeme un whisky.—Lo siento, pero a la única que obedezco es a la reina —aprieto los labios para no reírme por lo que le ha contestado Bob—, no a usted.—¡Eres un...!—Bob —interrumpo a Angela volteándolo a ver— ¿Me has conseguido el libro que te pedí?—Sí, reina —me contesta—. Si gusta, se lo pu
AMALIA.—¿Hasta cuándo vas a estar enojada? —lo ignoro—. Llevas días sin querer hablar conmigo.Lo ignoro y sigo comiendo mi desayuno, hasta que este es quitado de la mesa de un momento a otro.—Regrésamelo —le digo molesta.—No hasta que hablemos —me dice— ¿Ya me vas a decir que ocurrió?—Como si no lo supieras ya —le digo.—No lo sé.—Pues que raro porque Bob me dijo otra cosa muy diferente —le digo y él bufa—. Ahora regrésame mi desayuno.Me ve fijamente a los ojos por unos segundos antes de lanzar con fuerza mi comida al vacío, ya que estamos en el balcón de mi habitación.—¿¡Pero por qué...!? —se acerca a mi y me agarra de las muñecas— ¡Suéltame!Intento librarme de él, pero no lo consigo.—Tú y yo no nos vamos a mover de aquí hasta que hablemos —me dice girándome y pegándome a su pecho sin dejar libre mis manos—. No puedes seguir ignorándome.—¡Yo puedo hacer lo que se m