AMALIA.
—¿Hasta cuándo vas a estar enojada? —lo ignoro—. Llevas días sin querer hablar conmigo.Lo ignoro y sigo comiendo mi desayuno, hasta que este es quitado de la mesa de un momento a otro.—Regrésamelo —le digo molesta.—No hasta que hablemos —me dice— ¿Ya me vas a decir que ocurrió?—Como si no lo supieras ya —le digo.—No lo sé.—Pues que raro porque Bob me dijo otra cosa muy diferente —le digo y él bufa—. Ahora regrésame mi desayuno.Me ve fijamente a los ojos por unos segundos antes de lanzar con fuerza mi comida al vacío, ya que estamos en el balcón de mi habitación.—¿¡Pero por qué...!? —se acerca a mi y me agarra de las muñecas— ¡Suéltame!Intento librarme de él, pero no lo consigo.—Tú y yo no nos vamos a mover de aquí hasta que hablemos —me dice girándome y pegándome a su pecho sin dejar libre mis manos—. No puedes seguir ignorándome.—¡Yo puedo hacer lo que se mAMALIA.Lo veo sorprendida.—¿Qué yo me vaya del castillo? —asiente— ¡Pero si es ella la que está invadiendo mi espacio!—Lamento decirle esto, reina, pero existe una gran diferencia entre ustedes —me dice—, ella es la única hija de un alpha y, por lo tanto, es la próxima heredera de la manada, así que se exponga al peligro no es opción porque su muerte perjudicaría a muchas personas, en cambio, usted será la reina y estará en peligro, pero su muerte todavía no perjudicaría a nadie, solo haría que el rey y sus familiares se pusieran tristes por un tiempo, ¿entiende el punto?—Sí, lo entiendo.—Así que tiene dos opciones, seguir soportando a la señorita Angela y estar a salvo ambas o irse del castillo, pero corriendo el riesgo de que en algún momento la puedan asesinar a usted o alguien de su familia o a toda su familia y a usted, ¿así que qué prefiere?Bufo antes de contestar:—Soportar a Angela.—Buena respuest
AMALIA.Termino de guardar la última prenda en mi maleta antes de cerrarla.—Lo sé, es algo precipitado —le digo a Chispa, quién me ve atentamente mientras bajo la maleta de la cama—, pero ya no puedo más con esto y estoy segura que tú tampoco. Chispa ladra estando de acuerdo conmigo.—Ven, vamos —le digo agarrando mis maletas—. Valeria nos espera.Salgo de la habitación con las maletas y aunque batallo mucho, bajo mis maletas, ya que no quiero que nadie me ayude, ¿la razón? Bob me advirtió que Huxley les ordenó a todos que hicieran lo posible para que no me fuera cuando vieran que lo esté haciendo.Si, Bob es buena persona, aunque en sus palabras, esto no lo hace por ser buena persona, si no porque si tiene la posibilidad de que alguien se salve aunque sea unos días de soportar a Angela, hará hasta lo imposible para ayudarla.Así que por eso estoy bajando las maletas yo sola porque no quiero que me retrasen y que en ese tiempo, Huxley regrese al castillo.—Vaya, vaya —se acerca a mi
AMALIA.—Wow —exclamo sorprendida mientras bajo las escaleras del avión—. Esto es sorprendente.—Y eso que no has visto nada —me comenta Valeria—. Esto no es ni la millonésima parte de lo fantástica que es esta isla.—¿En serio hay algo mucho mejor que esta vista? —le cuestiono.—Ni te lo imaginas —me dice al mismo tiempo que unas camionetas se estacionan delante nuestro—. Por cierto, aquí cada una tiene su propia casa, pero existe la principal, que la más grande y conecta a todas las demás, todos tiene su propia habitación en la casa principal, así que tú decides en donde quedarte y cuando hacerlo, no juzgamos ni nada.—Ok, lo tendré en cuenta —le digo mientras nos subimos a los vehículos.—Pero las casas están dividas por parejas —añade después de ponernos los cinturones de seguridad y de que la camioneta se empezara a mover—. Así que si gustas, te tendrás que quedar en la casa que es de Huxley, pero tranquila, la mande a limpi
AMALIA.Siento mucho sueño y cansancio al mismo tiempo que un lado de mi rostro caliente y un poco dormido, pero el otro lado lo siento caliente y húmedo.Me quejo y escucho un ladrido, obligándome abrir los ojos para encontrarme con Chispa delante mío y no sé si es mi imaginación o veo mal, pero ella parece molesta y no solo un poco.—¿Uhh? —levanto un poco el rostro sintiéndome confundida y mareada— ¿Qué sucede?Chispa me gruñe bastante molesta antes de empezar a ladrarme del mismo modo.Cierro los ojos porque sus ladridos solo hacen que me sienta peor.—Maldición —mascullo después de que Chispa haya terminado— ¿Por qué estas tan moles...? —observo bien mi alrededor— ¿Pero qué...?Me siento bien sobre la arena mientras sigo viendo todo realmente desconcertada.Mi mirada se dirige a las latas y botellas de alcohol y otras bebidas tiradas por todas partes, las distintas decoraciones que le hacen compañía en el
AMALIA.—Ok, ¿lista? —niego—. Lo tomare como un "sí".Veo su puño aproximarse a mi y muy apenas lo logro esquivarlo y me siento orgullosa de eso cuando siento un golpe en el estomago.—Ya hemos hablado de estar siempre alerta y preparada para el siguiente golpe —me dice volviendo a ponerse en posición—. Vamos, ponte en posición y hagamoslo de nuevo, esta vez tu das el primer golpe, ¿entendido?—Sí —digo reincorporándome y poniéndome en posición—. Estoy lista.—Entonces da el primer gol... ¡Wow! —esquiva el golpe que le lance—. Casi lo logras, otra vez —le vuelvo a lanzar un golpe, pero nuevamente vuelve a esquivarlo—. No has logrado tocarme —vuelvo a intentarlo y vuelvo a fallar—. Vamos, sé que puedes.Ambos nos ponemos en posición y Austin se me queda viendo esperando mi siguiente movimiento mientras yo lo veo analizando como poder lograr darle un golpe.Le lanzo una patada y él la esquiva y aprovecho ese tiempo para da
AMALIA.Siento algo recorrer mi mejilla, pero no le tomo importancia hasta que me provoca un pequeño cosquilleo y me quejo.Escucho una pequeña risa a mi lado mientras yo me quejo y hundo mi rostro en la almohada.—¡Ey, tortolos! —abro los ojos cansada cuando escucho a alguien fuera de nuestra habitación tocando la puerta al mismo tiempo que habla— ¡Ya amaneció! ¡Así que dejen de intentar reproducirse, arréglense y bajen a desayunar!—¡Déjanos en paz!—¡Ok, pero apúrense!Me siento en la cama mientras me tallo los ojos.—¿Cansada? —me pregunta burlón.—Para que preguntas si ya sabes que sí —le digo con la voz un poco ronca. Paxton solo se rie—. No es gracioso, me duele todo.—Que raro, hasta hace unas pocas horas no te dolía nada —se burla y recibe un golpe en el brazo de mi parte—. De hecho, estabas demasiado... energética.—Pues eso era antes, ahora muy apenas y estoy despierta —me quejo— ¿Po
AMALIA.—Ok, una vez más, ¿lista? —asiento—. A la cuenta de uno.., dos.., ¡y tres!Austin me lanza el golpe y yo lo esquivo al mismo tiempo que le pegó.Empezamos a pelear y después de un largo tiempo y por primera vez en largo tiempo, termino ganando yo.—Muy bien —se levanta del piso adolorido—. Te felicito, lo has hecho muy bien.Sonrió muy feliz y contenta que siento que en cualquier momento voy a empezar a dar brincos de la emoción.—Ey —nos dice Paxton cuando nos ve a aparecer en la sala— ¿Cómo les ha ido? ¿Mi chocolatina por fin te dio la paliza que mereces?—Lamento informarte que... Así es —le contesta Austin sentándose en la mesa, ya que mi soulmate está sirviendo el desayuno—. Sinceramente, pensé que no alcanzaría a entrenarla bien, pero me equivoqué, aprende rápido.—Aw, gracias —le digo.—Aunque eso no quita el hecho de que necesita esforzarse más por ser humana —añade.—No por muc
AMALIA.—Hogar, dulce, hogar — deja las maletas en el piso —. Hace mucho que no estaba aquí.—Pero si solo fue una semana.—Lo sé —me carga al estilo nupcial—. Pero me sentí solo desde que tú te fuiste, asi que hemos estado el mismo tiempo solos —lo veo confundida—. Yo me entiendo, solo ignorame.—Si tú lo dices.Paxton sigue caminando hasta que llegamos a nuestra habitación (que en realidad es su habitación) y me deja sobre la cama antes de acostarse conmigo.—¿Feliz de regresar? —me pregunta.—Sí —le contesto volteandome y quedando acostada boca abajo—. Extrañaba todo.—¿Incluso a Ángela? —bromea.—Sabes perfectamente que no—le contesto—. Pero ella ya no esta aquí, así que no quiero volver a escuchar algo de ella, ¿entendido? —asiente—. Tengo calor.Me siento en la cama y me quito la blusa cuando escucho como él se ríe.—¿Qué pasa? —le cuestiono.—Nada —me contesta—. Me enca