RELACIÓN CLANDESTINA.De regreso a Chicago, Daniel fue directamente a casa del senador O’Connel, pensando revelarle la verdad sobre Naomi. Era increíble para él que alguien con el poder político de Wilfred O’Connel no hubiera podido encontrar a su hija. Ahora entendía por qué: Naomi había cambiado su identidad y se escondía en el último lugar donde su padre la buscaría.―Buenos días, señor King ―lo recibió el mayordomo.―Buenos días, Hugo. ¿El señor está disponible?―Está en su estudio ―informó respetuosamente el mayordomo.―Está bien, esperaré entonces.― ¿Quiere que le traiga algo?―No, no te preocupes, será rápido.El mayordomo asintió y se retiró a sus quehaceres. Mientras esperaba, Daniel no podía evitar que su mente volviera una y otra vez a Naomi. Recordó lo que había sido tenerla de nuevo en sus brazos y la ansiedad por asegurar su libertad crecía dentro de él. Sabía que lo de Bridget era otro asunto pendiente; aunque ella se había negado a darle el divorcio, estaba decidido a
UNA NUEVA JAULA.―Daniel, dime qué no me vas a dejar. Dime qué… te quedarás a mi lado ―Bridget se apartó y lo miró con la cara cubierta de lágrimas.Daniel se quedó inmóvil mirándola, hasta que pudo pronunciar palabra.―Bri, tenemos que denunciarlo, tienes que hablar y…―No ―ella negó rápidamente. ―No, Daniel, él… es poderoso.―Pero nosotros también, tenemos conexiones, y Jonathan.― ¡No te atrevas! ―lo corto ansiosa. ―No te atrevas a decirle esto a nadie, ¿entiendes? Es demasiado… vergonzoso.― ¿Y qué? No puedes permitir que él siga abusando de ti, Bri, ¿por qué dejaste que siguiera pasando aún después de casarnos? ¿Por qué… no hablaste?― ¿Hablar? ¿En qué momento, Daniel? Te casaste conmigo y me dejaste aquí, te fuiste y me dejaste abandonada. Los primeros meses fui feliz, estaba en otra ciudad, lejos de él, pero cuando me dijo que vendría a Chicago yo… sabía por qué lo hacía, y… tuve que acceder a sus peticiones.Daniel a pesar de todo tenía sus dudas, creía en Bridget, no imaginab
SECRETOS. ―Me estás diciendo que Wilfred, uno de los senadores más importantes, ¿es ese tipo de persona? Jonathan aún no podía creer lo que estaba escuchando. Había ido con su hermano para discutir los siguientes pasos. ―Tenemos que hacer algo, no podemos dejar que se salga con la suya. Tiene que estar tras las rejas ―insistió Daniel, la determinación clara en su voz. ―Sí, estoy de acuerdo ―respondió Jonathan, mirándolo seriamente. ―Pero no es mucho lo que podemos hacer si tu esposa se niega a denunciar. Bridget tiene que testificar y… sabes el revuelo que causará este caso. ―Lo sé, lo sé ―Daniel golpeó la mesa con fuerza, la frustración evidente en su gesto. ―Pero ella está asustada, tiene miedo, ¡joder! ―Pues te aconsejo que la convenzas. Logra que acceda a testificar y prepararé un caso contra Wilfred ―dijo Jonathan con firmeza. ― ¿Dónde está? ―preguntó, cambiando de tema. ―En casa de mamá, la envié a primera hora. No quiero que esté un segundo más cerca de Wilfred ―explicó D
CHANTAJE. ―Así que esto es lo que escondías ―murmuró Bridget con una sonrisa divertida. ―Resulta que estás en negocios sucios, y no solo eso, también tienes tus fetiches sexuales ―chasqueó la lengua. ―Muy malo para usted, senador, muy malo. Sacó el USB y lo guardó en su bolso; esta información era demasiado valiosa, y pensaba sacarle provecho. Wilfred iba a tener que pagar un alto precio si quería que ella se la entregara. Más tarde, se preparó para salir. ― ¿Te vas? ―preguntó Renata. ―Quería invitarte a almorzar. ―Eh… ¿Qué tal una cena? Quiero irme de compras. Renata no insistió. ―Está bien, que disfrutes tu día de compras. Sin embargo, los planes de Bridget eran otros; iba a copiar toda la información, pero no iba a arriesgarse a hacerlo dentro de la mansión, así que iría a un ciber café. Mientras conducía, recibió una llamada. ― ¿Bueno? ―Dime que tienes buenas noticias, cariño ―dijo Wilfred con fingida dulzura. Bridget se río y, con altivez, respondió. ―Por supuesto que y
EL PASADO LLAMA A TU PUERTA.― ¿Quién es el niño más bello? ¿Quién? ¿Quién? ―Naomi jugaba con el pequeño Derek, cuando sonó el timbre.Hoy era su día libre y le gustaba pasarlo con su hijo. Se puso de pie a regañadientes y fue a la puerta. El timbre sonó nuevamente y Naomi dijo malhumorada.―Ya voy, ya voy. Seguramente es el idiota de Misha. ―murmuro y abrió la puerta de un tirón y dijo ― ¿Cuántas veces tengo que decirte que…?Su cara palideció cuando vio a la persona delante de ella.―T… ¿Tú? ―las palabras salieron entre cortadas.―Hola, Naomi. Cuánto tiempo sin vernos.Los ojos del hombre recorrieron su cuerpo y tenía que decir que viéndola sin todo el maquillaje del club tenía incluso mejor aspecto del que recordaba. Naomi llevaba un short ajustado que se les ceñían a las caderas y delineaba su trasero a la perfección.El corazón de Naomi estaba en su garganta; ni en un millón de años esperó ver a Daniel King en su puerta y él no se perdió la forma en como ella apretaba las manos, a
CONSECUENCIAS.― ¿Bridget?Los ojos de Daniel miraron a Naomi, y en ese momento, ella lo supo. Algo no estaba bien; su pecho se contrajo ante el presentimiento.―Sí, hijo, tuvo un accidente. Estamos en el hospital, ven por favor, ¿dónde estás? ¡Ella te necesita, ella… se está muriendo! Las palabras de Renata eran ansiosas y llenas de tristeza.―Voy para allá de inmediato ―hablo suavemente y colgó.Y tan pronto como guardó su celular, Naomi se apresuró a preguntar.― ¿Qué está pasando? ¿Paso algo con Bridget?Daniel la miró sin saber cómo decirle, pero Naomi no quería respuestas.― ¡Dime Daniel! ¡¿qué pasó?!―Ella tuvo un accidente.― ¡Oh, Dios! No… ¿Cómo… cómo un accidente?―No lo sé, mamá me llamó, está mal, tengo que irme.― ¡Yo voy contigo! ―dijo a toda prisa y Daniel la miró confundido.―Ella es mi prima, tengo que estar con ella.Y antes de que Daniel pudiera decir algo más, corrió hacia la habitación para preparar las cosas de Derek. En ese momento, Naomi dejó atrás todo el pas
ES IGUALITO A TI.―Señor, llegamos ―informó el chófer respetuosamente.Daniel y Naomi salieron de su trance, y él acomodó a Derek en sus brazos, preparándose para salir.―Dámelo, puedo…―No ―la interrumpió ―quiero estar más tiempo con él, además, no me molesta. Es mi hijo.Naomi asintió en silencio y bajó del auto. Y a medida que se acercaban a la entrada, el nudo en su estómago se hacía más fuerte; no tenía ni idea de cómo reaccionaría su padre cuando la viera.―Mi papá… está aquí.Daniel la miró un instante y contuvo la respiración; era mucho lo que Naomi aún no sabía, pero que eventualmente tendría que saber, pero no en ese momento, primero tenían que ir con Bridget.―No, tu padre no creo que esté enterado.―Entonces hay que decirle, papá quiere a Bri, como su hija, debe…―Nadie va a decirle nada al senador, Naomi. ―Las palabras de Daniel fueron duras ―Hay cosas que no sabes y que seguramente cuando las sepas… van a cambiarlo todo.Sin decir nada más, aumentó el paso y continuó; Na
NEGOCIOS SUCIOS.―Es… ¿Tu hijo? ―Renata preguntó con el corazón acelerado.―Sí, mamá ―dijo Daniel antes de que Naomi pudiera decir algo. ―Es mi hijo.―Pero… cielo, ¿cuándo tú y esta chica…?―Mamá, ahora no voy a aclarar tus dudas en este momento, mejor quédate con Derek, mientras Naomi y yo vamos con Bridget.Sin perder tiempo, Daniel le entregó el niño a Renata; está lo tomó en sus brazos y el pequeño no mostró ningún signo de descontento.―Sí, definitivamente es tu hijo, es como tú cuando pequeño, le gusta andar de brazo en brazo.Naomi le dio una mirada de reproche a Daniel, pero él no se molestó en seguirle el juego.―Vamos ―dijo y se adelantó; ella, después de mirar a su hijo una última vez, lo siguió.Después de vestirse para entrar al área de cuidados intensivos, la enfermera los llevó con Bridget. Para Naomi fue una impresión verla así; Bridget estaba dormida, y su rostro era un mapa de heridas y moretones.―Dios… ―susurró mientras se acercaba. ―Bri… ¿Cómo es posible que…? ―To