HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 11. Una mujer… diferenteEn el ambiente se respiraba una mezcla de risas, música y murmullos que hacían eco en los amplios salones de la mansión Angelov. Todos habían ido allí para disfrutar, y Karina trataba de pasar desapercibida mientras se mantenía cerca de Mikhail, lista para cualquier situación, pero dándole el espacio suficiente como para que socializara con su familia y sus amigos quizás por primera vez en su vida adulta.El señor Angelov era el rey de aquella celebración, por supuesto, pero no habían pasado ni veinte minutos cuando la familia Blanchar había llegado. Mera era la hija mayor, por lo que se veía, y su aparición, enfundada en un vestido rojo brillante que parecía atraer cada mirada, hizo que Karina frunciera el ceño porque aquel atuendo parecía completamente fuera de lugar. Su cabello rubio y su sonrisa deslumbrante solo resaltaban más su entrada triunfal, y desde el mismo instante en que había pisado la sala, Mera irradiaba la confianz
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 12. Empoderamiento no solicitadoKarina se acomodó en el otro lado de la mesa, junto a Irina, que enseguida le lanzó una mirada cómplice. A primera vista, la hermana de Mikhail parecía la más tranquila de los Angelov, pero Karina había notado la chispa de astucia en sus ojos, y en especial su expresión de fastidio cada vez que Mera abría la boca para soltar alguna de sus muchas invaluables e innecesarias opiniones. Ambas intercambiaron una sonrisa, como si compartieran una broma secreta.—¿Botellas de champaña? —murmuró Karina con una sonrisa divertida—. Suena a que esto se va a poner interesante.Irina le guiñó el ojo y susurró, mientras echaba una rápida ojeada hacia Mera, que estaba sentada junto a Mikhail y parecía tenerlo hechizado… o atolondrado…—Digamos que estas cenas con los Blanchar siempre necesitan un toque extra para ser soportables. —respondió la muchacha con un suspiro aburrido—. Mera es más “pick me” que una adolescente con problemas de ate
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 13. Una mujer determinadaNo importaba que Konstantine fuera unos años menor que él; igual era un ex militar, centrado y sobre todo muy eficiente, por eso Mikhail lo había contratado como su jefe de… todo, y él jamás lo había decepcionado. Al punto de que no habían pasado ni cinco minutos cuando ya le estaba abriendo la puerta de la camioneta, anunciándole que había localizado la ubicación de las chicas.Media hora después hasta los gorilas de la entrada de aquel antro se apartaban de su camino, y Mikhail atravesó el club como un halcón. Sus ojos se movían rápido entre las luces parpadeantes y la multitud que bailaba sin preocupación, y no le fue demasiado difícil identificar a Karina y a su hermana que bailaban en medio de la gente.Se abrió paso hacia ellas con determinación y tras él Konstantine avanzaba con expresión decidida, sabiendo que tendría que hacerse cargo de alguna de las dos.—Saca a mi hermana de aquí, ahora —gruñó Mikhail cuando Irina levan
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 14. De cucharitaCuando Karina finalmente regresó al departamento esa noche, él la estaba esperando. Su expresión era sombría, y por un instante, se miraron en silencio.—¿Podemos olvidar todo lo que pasó? —le pidió él, relajando un poco la voz, y Karina arqueó una ceja, sorprendida.—¿Y ese milagro? No sabía que eras capaz de dejar un tema atrás.—No lo soy, pero uno tiene que definir sus prioridades. Mañana tengo una cena con Mera.Karina asintió con más calma de la que él esperaba y pasó a su lado.—Por supuesto. Estoy segura de que vas a pasar un rato excelente con la feminista empoderada. Es evidente que son tal para cual.Él no respondió, pero algo en su mirada la siguió mientras ella desaparecía en su habitación.Así que ese día y el siguiente fueron de tregua silenciosa, y pocas horas antes de la cita, Mikhail observaba su reflejo en el espejo del baño, con el ceño fruncido mientras miraba los puntitos rojos sobre la piel de su abdomen. Las quemadura
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 15. Espejos rotos—¿Ups? ¡¿Eso es todo lo que tienes que decir en tu defensa?! —reclamó Mikhail aunque para ser honesto no tenía idea de por qué estaba tan molesto.Karina levantó una ceja divertida.—No, claro que no. Deja que me meta al baño para sacarme todo el… cansancio de la noche, y luego me defiendo mejor.Pasó a su lado sin inmutarse y el señor magnate supo que no le iban a dar una explicación ni en ese momento ni nunca. Así que respiró hondo y se fue a bañar también, porque de lo contrario terminaría cumpliendo eso de ahorcarla con una sola mano.En los días que siguieron la tregua perduró. Se hablaban lo indispensable y se respondían con monosílabos.Un día, mientras volvía a su despacho, Karina escuchó sin querer parte de una conversación que sostenía Mikhail con su hermano, en la que hablaba de su reciente cena con Mera.—Es increíble cómo ha cambiado —decía Mikhail, con una sonrisa que Karina imaginaba totalmente embelesada—. Es una mujer impr
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 16. Una irónica realidadPor desgracia aquella aventura ya no era tan simple como Karina había esperado al inicio. Ella no era de las mujeres que se rendían ante ningún hombre con facilidad, o… nunca. Pero Mikhail tenía algo que no le pasaba por alto, era un lindo ogro involuntario. Era un lindo ogro que necesitaba sanar, el problema era que quería que lo sanara una mujer, y definitivamente, esa no era la solución, incluso si esa mujer hubiera resultado ser ella.Tres días después, estaba esperando a que sus seis horas de guardia estipuladas el despacho de Mikhail tterminaran, cuando la puerta se abrió bruscamente. Antes de que pudiera girarse, sintió un par de brazos rodeándola con fuerza, y en cuanto reconoció ese perfume floral, sonrió.—¡Viniste a invitarme a salir! —exclamó Karina, devolviéndole el abrazo a Irina—. ¡¿A que sí?!Irina rio emocionada, separándose un poco para mirarla con una sonrisa de pura gratitud; mientras Mikhail estaba casi a punto
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 17. ¿Tú quién eres?Dos días después, Karina se esmeró en preparar a Mikhail para la cena, logrando que cada detalle de su apariencia fuera impecable. Mientras lo maquillaba, él mantenía los ojos cerrados, aparentemente relajado y sin percibir la inquietud que ella sentía al ver la expectativa en su rostro.Karina sabía que Mikhail estaba emocionado, y aunque quería sentirse feliz por él, una parte de ella no podía dejar de preguntarse si esa era la decisión correcta.—¿Listo para impresionar a todos? —le dijo con una sonrisa suave mientras le pasaba el último toque de polvo en el rostro.Él sonrió de vuelta, reflejando una mezcla de nervios y entusiasmo.—Listo. O al menos eso espero. —Hizo una pausa y añadió—: Especialmente a Mera.Karina asintió, conteniendo el impulso de decir lo que realmente pensaba: que si necesitaba mentirle sobre su apariencia a la persona con la que quería estar, entonces no estaba con la persona correcta… Pero ¿quién era ella par
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 18. Opiniones respetablesLa tensión en la mesa era casi tangible después del intercambio de; y Mikhail ni siquiera se molestón en disimular su incomodidad mientras de su boca salía aquel tajante:—¡Karina!Pero antes de que él continuara, Irina intervino de inmediato, con voz calmada y una sonrisa tensa que le dirigió a Mera mientras la miraba a los ojos.—Karina es mi amiga —dijo con firmeza—, y por eso está aquí. Si ella no estuviera, probablemente nada de esto habría sido posible, porque ella sí ha estado preocupándose por Mark y por mí. Así que acostúmbrate porque la vas a seguir viendo.La intervención de Irina no estaba destinada a relajar la atmósfera, pero al parecer los señores Angelov estaban lo suficientemente acostumbrados a mediar conflictos, porque de inmediato intentaron retomar el curso de la cena. Ambos comenzaron a hacer preguntas a Mark, mostrando un genuino interés por su recuperación, y la velada lentamente recobró el tono amable, al m