CAPÍTULO 137. El gen asesino del ser humanoPercival Blackwell creía en el karma con todo su corazón. Creía en hacer el bien y creía que cada persona recibía exactamente lo que se merecía. Pero, por desgracia, aquella convicción se desvanecía minuto a minuto, porque a pesar de que Grayson era un hombre complicado y hasta cruel a veces, no podía sentir que se mereciera morir de aquella manera.Para cuando la ambulancia llegó al hospital, sus propias manos ya estaban bañadas en la sangre de su hermano, porque el paramédico había tenido que usarlo para que presionara una de las heridas. Ya los estaban esperando; una comitiva de médicos y enfermeras lo apartó rápidamente para subir a Grayson a una camilla, mientras el paramédico gritaba una tras otra todas las observaciones que consideraba importantes y urgentes que los médicos tuvieran en cuenta:—Dos heridas de bala en el abdomen y otra en el pecho. Solo una con orificio de salida. Está en shock, tiene un aumento exponencial de la frecu
CAPÍTULO 138. Esperanzas.Dicen que los hijos son la mayor fuerza de una mujer, y no había ningún error en eso, porque la única razón que permitió a Serena seguir en pie fue el peso de su hija sobre sus brazos y saber que no podía dejarla caer. Adriano no tuvo que contestarle; bastaba con observar aquella expresión en su rostro para saber que se trataba de Grayson. Era él. El que estaba herido era él. Y a pesar de todo lo que lo había odiado, a pesar de repetirse incansablemente que prefería verlo muerto antes que permitir que la lastimara de nuevo... la verdad era que jamás había esperado que pudiera salir herido.—¿Qué tan grave está? —preguntó, mientras sentía que su corazón se endurecía de una extraña manera, como si volviera a convertirse en una pequeña hoja secándose al sol, lista para hacerse polvo en cualquier momento. —Él fue quien sacó a Meli... —Te pregunté qué tan grave está —repitió ella sin mirarlo siquiera, y Adriano apretó los labios porque sabía que no tenía senti
CAPÍTULO 139. Vuelve con nosotrasEra casi doloroso, físicamente.Serena sentía como si tordo el aire intentara escapar de su cuerpo y el que tuviera aun dentro la estaba quemando. Sin embargo, lo peor de todo fue tener que dar un paso atrás y permitir que Percy fuera quien entrara.—Tengo que reconocerlo: no pensé que terminaría precisamente así… —murmuró Aurelio respirando pesadamente porque a pesar de su ataúd metafórico, odiaba la idea de que el chiquillo pasivo—desafiante estuviera sufriendo.—Al final la venganza siempre encuentra su curso —replicó Renzo y Serena se giró bruscamente para mirarlo a los ojos con expresión azorada.—¿Crees que esto es venganza? ¿Crees que esto era lo que quería? —lo increpó y él solo se encogió de hombros.—Yo solo veo un enemigo menos.—¡Él no era…! —Serena se detuvo y se cubrió el rostro con las manos y trató de controlar aquel sollozo que le atenazaba la garganta.Pero cómo iba a decirle que no era su enemigo, que a pesar de todo había algo en s
CAPÍTULO 140. Una promesaHabía gritos alrededor. Había gente diciendo cosas extrañas que se le quedaban en la piel y en los oídos pero no le llegaban a la conciencia porque era como si la hubiera cerrado para no comprender. Al fondo veía la figura de Percy, sentado en una de las sillas con la cabeza entre las manos, mientras su espalda se movía como si estuviera ahogado en sollozos, Aurelio peleaba por mantenerlo tranquilo mientras Kenneth era quien cargaba a Meli, porque Adriano estaba tratando de sujetarla a ella.Todo lo que pasó después fue como si lo viera fuera de cámara, como si no pudiera comprender que aquellos gritos eran suyos o que las palabras del doctor significaban que no había… que él no…—¡No puede ser… no es cierto…!—Serena…—¡Tiene que ser mentira, él abrió los ojos! —gritó la muchacha tratando de llegar a aquel cuartito y Adriano la sacudió por los brazos porque en cierto punto ya era imposible contenerla.—¡Serena! Lo siento —dijo mirándola a los ojos—. Lo sient
CAPÍTULO 141. Una deuda de honorCerró los ojos y dejó que todo aquello la invadiera.Había sido Serena Radcliffe durante tanto tiempo que a veces, en los momentos más duros de su vida, olvidaba que ya no lo era. Dos días, se dio dos días para juntar sus pedazos, llorar todo lo que tenía que llorar y levantarse. Y si en el primer momento se había sentido al menos un poco responsable por la muerte de Grayson, luego solo le había quedado aquella sensación profunda de agradecimiento y de orgullo porque, si era verdad que se había enamorado de un hombre cruel, también era cierto que se había enamorado del hombre capaz de dar su vida para salvar a su hija.No le sorprendió entrar al departamento de Aurelio y encontrarse allí a Percy, ojeroso y demacrado, como si hubiera pasado los últimos dos días sin dormir.Era evidente que para los Viscontti tampoco había sido un paseo por el campo, pero al final Adriano, Renzo y Aurelio tenían algo en común, ese nivel superior de tolerancia al dolor al
CAPÍTULO 142. Una alianzaSerena apretó los labios cuando vio entrar a aquella mujer. Era incluso más joven que ella, pero la expresión en aquellos ojos era simplemente feroz. Venía escoltada por el mismísimo Conte de la `Ndrangheta, y una docena de hombres que nos e veían por ningún lado pero ahí estaban, listos para actuar cuando fuera necesario.—¿Exactamente cómo tienen ustedes lazos con la `Ndrangheta? —preguntó Serena en un susurro antes de que llegaran a ellos.—Digamos que antes de ser la Mamma, Diana Hellmand era una niña muy… curiosa —murmuró Adriano—. Il diávolo ha existido casi por tanto tiempo como la `Ndrangheta, solo que en un silencio un tanto…—Perturbador —terminó Serena por él.—Exacto —sonrió Adriano—. La mayoría de los chicos huyen del monstruo bajo la cama; pero Diana Hellmand es de las que lo buscan para conocerlo en persona. Solo tenía dieciocho cuando se escapó de su casa para encontrar a Il Diávolo, y desde entonces hemos tenido una relación de respeto mutuo.
CAPÍTULO 143. La otra mejillaAurelio Viscontti no era un hombre acostumbrado a mostrar ninguna emoción, o al menos no algo adicional a la rabia o la frustración, sin embargo había un tono de empatía en su voz cuando vio a Percy alcanzar el saco de aquel traje y dirigirse a la puerta.—¿Te vas? —preguntó apoyándose en el marco de la puerta de su habitación y lo vio asentir sin mirarlo.—Te agradezco que me hayas dejado quedarme aquí todos estos días. Realmente no quería estar solo —murmuró Percy—. Pero tengo que resolver todo lo que queda.Aurelio pasó saliva porque sabía que el chico estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para sobreponerse a todo aquello, y que él le había dado un lugar para quedarse pero ese quizás era su único aporte, porque paz definitivamente no le estaba dando.—¿Estás seguro de que estás listo para esto? —preguntó y lo vio negar con sinceridad.—No, pero ¿qué otra opción tengo? —contestó Percy—. La misa para Grayson es en poco menos de cuatro horas, y tengo qu
CAPÍTULO 144. Te oigo—¿Cómo está esa mano? —preguntó Aurelio, aunque la mitad de él observaba a Percy con el rabillo del ojo, después de todo Serena acababa de darle una paliza a su madre en público. —Con la sensación de que debí haberle hecho mucho más —gruñó la muchacha, porque finalmente estaba haciendo hasta lo imposible por tragarse aquel dolor mientras la misa continuaba. Lo que estaba por venir sería duro, y lo sabía, pero no podía imaginar que el resto de aquella familia fuera tan cínica, en especial que Annabelle fuera tan estúpida como para desafiar a Percy, precisamente cuando el chico estaba de luto por la muerte de su hermano. —Jamás he creído lo mejor de Annabelle, eso ni siquiera voy a negarlo —murmuró Percy con tono dolido—. Pero que mi madre haya hecho esto... Que mi madre lo sepa... Eso no me cabe en la cabeza. —Hay dos opciones aquí —murmuró Serena—. Una madre siempre hará lo que sea para proteger a sus hijos. —Será mejor que no generalices, porque mi madre ja