El zumbido de mi teléfono me despertó, era mi alarma.
Tanteé la superficie de mi mesita de noche tratando de encontrar mi teléfono con el tacto porque aun no podía abrir los ojos. Cuando logré apagarlo, me cubrí por completo con las sabanas y seguí durmiendo un poco más.
Pasaron al rededor de cinco minutos cuando el molesto zumbido volvió a escucharse y bufé en protesta.
Me levanté por fin cancelando la alarma, me deslicé en mis pantuflas y salí de la habitación para llegar hasta la cocina y encender la cafetera, era lo primero que hacía al despertarme.
"Te hice el desayuno, está en el microondas, no comas tanto glúten, suerte hoy -Chloe"
Sonreí al ver la pequeña nota que estaba pegada en la nevera con imanes, abrí el microondas y saqué el desayuno que mi mejor amiga había dejado listo para mi.
Por su puesto que todo era vegano, no me quejaba, Chloe cocinaba delicioso pero a veces me moría por comer tocino o una buena pechuga de pollo. Igual me comí el desayuno, no tenía mucho tiempo, era mi primer día como profesora en el conservatorio de música y no podía llegar tarde.
Llené mi termo con café y me di la ducha más rápida del mundo, me vestí fugazmente y me hice una trenza en el cabello porque no tenía tiempo para peinarmelo.
Tomar un taxi fue la peor idea porque el trafico ese día estaba peor que nunca, no iba a alcanzar a llegar así que tomé la decisión de continuar mi recorrido a pie. Tampoco estaba tan lejos, sólo me faltaban algunas calles, miré mi reloj y aun tenía tiempo de llegar.
Lo logré, aunque con cinco minutos de retraso, pudo haber sido peor.
Atravesé las puertas del aula y todos hicieron silencio. Estaba nerviosa, pero sabía que era algo pasajero porque cuando me familiarizara con la clase las cosas irían fluyendo.
—Buenos días, disculpen el retraso. El trafico está de locos.—dejé mis cosas en el escritorio y busqué en mi bolso un rotulador para escribir en la pizarra.—Me llamo Isabela y seré su profesora de piano este año.
Escribí mi nombre completo en la pizarra y me di la vuelta para observar a la clase. Casi me da un infarto cuando miré al chico que estaba sentado en la ultima fila, era Asher, estaba sonriéndome mientras me miraba fijamente.
Reí apartando la mirada de él y negué sonrojandome, ahora estaba más nerviosa que antes.
—Se que muchos aquí ya se conocen pero, yo a ustedes no. Así que para romper un poco el hielo y conocernos mejor que tal si, cada uno dice su nombre o su apodo y su instrumento favorito, ¿Les parece bien?.—casi todos asintieron.—Okay, comienzo yo, me llamo Isabela Bronswick, toco el violonchelo en la orquesta sinfónica y mi instrumento favorito en todo el mundo es el piano.
Uno de los chicos alzó la mano para pedir la palabra y asentí para que preguntara lo que quisiera.
—¿Cuantos años tienes?.
—Tengo veinticuatro.—respondí con una sonrisa.
—¿Y estás soltera?.—reí ante aquella pregunta tan desubicada.
—No veo en que pueda ayudarlo tener esa información acerca de vida personal, señor...—lo miré esperando que me dijera su nombre.
—Aaron.—respondió con una sonrisa seductora.
—Continúe, preséntese a la clase.
—Bien...—bufó poniéndose de pie.—Me llamo Aaron Kennedy, tengo dieciocho y amo la batería.
—Gracias señor, Kennedy.—el chico me guiñó el ojo antes de sentarse.
Todos se fueron presentando uno por uno, algunos comenzaban su presentación haciendo un chiste y era genial porque la clase se estaba volviendo más dinámica y los nervios se esfumaron.
Asher era el ultimo y cuando le tocó a él hablar, me puse cómoda para observarlo y deleitarme con su belleza y su hermosa voz.
—Me llamo Asher Hartman, tengo veintiseis años y me gusta el bajo...yo seré su profesor de guitarra.—fruncí el ceño y todos comenzaron a murmurar cosas, sobre todo las chicas.— Estoy aquí porque vine a pedirle a la señorita Bronswick si quería salir esta noche conmigo y creí que si lo hacía delante de varias personas ella no se negaría.
Reí cubriéndome la cara porque sentía que me ardía de lo sonrojada que debía estar, todos en la clase comenzaron a silbar y decir cosas y negué para mi misma.
—¿Qué dice, señorita Bronswick?.—alcé la cara para mirarlo de nuevo y sonreí.
—Estaría encantada.
.....
¿Qué se supone que debas usar cuando el amor de tu vida te pide una cita?.
Tardé una hora buscando el outfit perfecto para la ocasión, pero nada me convencía, me cambié más de siete veces y ya Chloe se estaba impacientando.
—¿Buscaste en mi closet?.
—Tú ropa es rara.—arrugué la frente mientras escarbaba en mis cajones.
—Hablo de mi ropa de antes...
—Espera, tienes razón.—dejé de buscar en mis cajones y giré sobre mis talones para verla.—La vieja Chloe tenía ropa cool, iré a echar un vistazo.
Miré su closet como mi ultima esperanza y cuando lo abrí para comenzar a sacar ropa no podía creer la cantidad de prendas que mi amiga tenía aun con la etiqueta puesta.
Chloe era demasiado extraña.
Su estilo actual era un poco mas boho, pero su antiguo guardarropa era increíble y aun conservaba algunas piezas. Tomé un vestido color crema y una chaqueta de mezclilla, unos botines blancos y un bolso estilo sobre de un tono lila pastel para que hiciera juego con mi cabello.
Mi amiga me ayudo a alisarme un poco el cabello, me lo peinó partiendolo al medio y me hizo unos lindos rizos en las puntas. Ella sabía de esas cosas porque antes de volverse naturalista se producía demasiado.
También me maquilló y una vez estuve lista me quedé frente al espejo mirando cada detalle, me gustaba el resultado.
—Pareces una diosa.—comentó mi amiga mientras miraba mi reflejo en el espejo.—No puedo creer que vayas a salir con Asher—negó soltando una risita.
—¿Tiene algo de malo?.—la miré nerviosa.
—Claro que no...es sólo que, no lo hubiese imagino nunca, conozco a Asher desde hace un tiempo y se que es un buen chico, aunque...—hizo una pausa y me di la vuelta para obsérvala.—Es un trota mundos, amiga, nunca está en un mismo lugar, mi único consejo es que no te ilusiones tan rápido y disfruta del momento, te lo mereces.
—Sé que es un trota mundos, él mismo me lo dijo...
—Relájate, disfrútalo y luego ves que pasa.—asentí mordiéndome el labio.—¿Le piensas decir la verdad?.—alcé rápido la cara para mirarla y negué.
—No...si lo nuestro no se va a dar a largo plazo no tiene sentido que le cuente, ¿No crees?.
—¿Y si se da?...—hizo una mueca sujetándome por los hombros.—No quiero ponerte nerviosa sólo quiero que analices la situación.
—Sí veo que las cosas se están tornando serias, le diré, pero mientras tanto prefiero dejar todo así, no quiero arruinarlo.
—Está bien.—sonrió abrazándome.—Diviértete mucho y no lo dejes propasarse contigo...o tal vez sí, una noche lujuriosa es lo que necesitas.—se echó a reír y la empujé juguetonamente.
—Estás loca.
Se suponía que debía verlo a las ocho y así fue, a las ocho en punto estaba en la puerta de mi edificio. Amaba a la gente puntual, como si este chico no pudiera ser más perfecto.—Te traje un ramo de zanahorias.—me entregó el pequeño ramillete de zanahorias y me eché a reír.—No me gusta regalar flores, me parece que es una forma de malgastar el dinero, prefiero dar cosas más útiles y sanas...como zanahorias por ejemplo.—Lo aprecio mucho...de hecho me encantan las zanahorias.—Lo sé, lo leí en tu perfil.—rió mordisqueándose el labio.—Tuve que stalkearte un poco para conocerte mejor.—¿Eres un acosador?.—Se escucha muy feo si lo dices con ese tono. Digamos que soy un admirador.—Eso no lo hace menos creepy.—reí mirándolo fijamente.—Te ves bien...
Chloe estaba cortando unos vegetales en la tabla de manera mientras yo le contaba cada detalle de la cita más memorable que había tenido en mi vida. Mi pobre amiga ya estaba aturdida de tanto que hablaba de Asher. —¿No te parece un poco extraño que haya revisado tu perfil?.—musitó mientras comía un trozo de pepino que acaba de cortar en rodajas. —Un poco...aunque eso también me hace pensar que le intereso de verdad, ¿no te parece?. —También.—asintió.—Nunca te había visto tan ilusionada con un chico.—dijo con una sonrisa mientras agregaba los vegetales al wong.—Tendré que sacarle más información a Mike acerca de él. —No es necesario, lo que quiera saber se lo puedo preguntar a él...ya me contó que estuvo saliendo con una chica en Tailandia y que casi se queda viviendo allá con ella. —¿Hablaron de eso en la primera cita?.—arrugó la nariz. —Hablamos de muchas cosas.—suspiré al recordarlo de nuevo y mi amiga rió. —Ese suspiro tan t
No tardamos mucho en darnos cuenta de que eramos el uno para el otro, Asher era todo lo que había soñado. Nos enamoramos demasiado rápido, creo que ninguno de los dos entendía que era lo que nos sucedía.¿Conocen esa sensación que te da en la boca del estomago cuando estas en el parque de diversiones y te subes a la atracción que tanto querías?.Así era como me sentía yo, constantemente.También sentía mucho miedo, como cuando te subes a la montaña rusa más increíble del parque y mientras va ascendiendo lentamente sabes que la caída sera emocionante y divertida pero al mismo tiempo tienes miedo de que algo salga mal.Nos llevó cuatro citas entender que debíamos estar juntos y al mes de conocernos ya eramos novios.Me lo pidió de la manera más original, en una de mis presentaciones con la orquesta, estuvo
Era viernes por la noche y Chloe y yo estábamos preparándonos para nuestra cita doble. Seriamos ella, Michael, Asher y yo. Obviamente había sido todo idea de Chloe, ella era la que estaba más emocionada con mi relación que yo misma.—Me encanta maquillarte los ojos, todos los colores de sombra te quedan bien.—¿No crees que es muy exagerado?.—dije mirándome al espejo.—La sombra negra resalta tus ojos, además a Asher le gustará.—Siento que me estás sexualizando.—negué mirándola por el espejo y ella se echó a reír.—Isa, no quiero ser una pesada pero, ¿No crees que es hora de dar "ese paso"?.—No tengo cinco años, Chloe, puedes decir la palabra sexo.—rodé los ojos fastidiada.—Llevan casi dos meses saliendo y se adoran, ¿cómo es que aun no han t
Hice que tomara asiento en la cama y me quedé de pie frente a él. No era una experta en seducción pero haría mi mayor esfuerzo, yo quería esto tanto como él, quizás hasta más y no iba a permitir que mis tontos nervios lo arruinaran.Me quité la chaqueta y saqué mis zapatos con ayuda de mis pies. Su sonrisa, esa misma sonrisa que iluminaba toda la ciudad, me hizo sentir confiada y de pronto, todos los miedos y las dudas se alejaron.Dejé caer el vestido, quedando expuesta ante su mirada. Me recorrió con ella lentamente y me atrajo hacia él, sentándome sobre su regazo, nuestros labios hicieron contacto besándonos lentamente, se sentía increíble, amaba a este sujeto como jamas una persona había amado nada.Hicimos el amor demasiadas veces esa noche, fue como descubrir que nuestros cuerpos se pertenecían incluso antes de que supi&eacut
Estaba decidida a caerle bien a la madre de Asher o al menos lo iba a intentar.Por eso me arreglé elegantemente, un vestido azul marino de coctel de uno de mis diseñadores favoritos, me hice un recogido en el cabello y Chloe me ayudó con el maquillaje como siempre.Iríamos a cenar, los tres juntos y conociendo a la estirada señora, seguro sería en un lugar refinado y no me equivoqué. Cuando Asher fue por mi y me dijo el nombre del restaurant, me sentí feliz con mi elección de vestuario.r—¿Cómo está señora Hartman?, luce preciosa en su oscar de la renta.—sonreí mirando su atuendo.—Gracias querida.—sonrió analizando mi atuendo también.—Lindos zapatos.—Están hermosas las dos.—dijo Asher tratando de hacer el encuentro menos incomodo.El camino al restaurant fue un poco tedioso,
Era domingo y como todos los domingos del año, acompañaba a Chloe al mercado de granjeros.Tenía un pequeño puesto donde vendía su propia linea de mermeladas sin conservantes, completamente orgánica, también vendía frutas de temporadas y tarros de miel.—Aquí tiene, que lo disfrute.—le entregué los tarros de mermelada a la amable señora, tomé el dinero y fui hasta donde Chloe mientras contaba los billetes.—Hoy no nos fue tan mal.—tomó los billetes que le estaba entregando y los guardó en la cajita de madera que tenía sobre el mostrador.—Vendimos casi todo.—Fue un buen día.—asentí tomando una banana y le saqué la cascara para darle una mordida.—¿Asher no te ha llamado?.—negué.—Con razón...—murmuró con una sonrisa y fruncí e
Estaba recostada boca abajo en la cama, disfrutando de cada uno de sus besos, que esparcía por toda mi espalda. Era relajante y delicioso, estaba a punto de quedarme dormida.—Es la marca de nacimiento más curiosa que he visto.—me desperté con el sonido de su voz.—¿Es una mariposa?.—pasó su dedo sutilmente por mi coxis y asentí.—Parece una pequeña mariposa, sí.—sonreí al sentir sus besos en mi coxi.—Me encanta, yo también tengo una...si adivinas en donde te ganas un premio.—Tienes un lunar en forma de huella de perrito en una de tus pompis.—Asher soltó una carcajada y me eché a reír también.—¿De donde sacaste eso tan absurdo?.—No lo sé, quise adivinar.—me encogí de hombros dándome la vuelta para mirarlo.—No adivinaste pero, te g