LEA
—¡Suéltame! —exclamo al tiempo que golpeo a puños cerrados la espalda ancha y bien estructurada de Enzo, me carga como un costal de papas y eso solo incrementa los niveles de mi enfado.
—Silencio, Lea —palmea mi trasero y suelto un chillido por el impacto.
Hace cinco minutos que llegamos a su fortaleza, y tras haberles dado la orden a todos los desconocidos que habitaban la casa por su seguridad, sobre que estaban a mi servicio, y que ahora éramos marido y mujer, me llevaba por los pasillos hasta entrar a su habitación.
—Bien —me baja con delicadeza y de forma inmediata tomo mi distancia.
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Enzo me lleva hasta la cama, sus dedos rozan mi clítoris mientras su boca reclama mi pecho con desespero. —No más tristezas Lea, no debes tener vergüenza de ahora en adelante, eres mi mujer y quiero verte desnuda cuando quiera —gimo en respuesta, sintiendo como empuja su pierna entre las mías, presiona sus caderas y me estremezco. ¿Cómo puedo cabrearme y excitarme tanto este desconocido? —Una vez que entre en ti, ya no habrá fuerza humana que me separe de ti —tensa el cuerpo—, ¿Entendido? Asiento con la cabeza. —Quiero escucharte, Lea. Sus dedos aumentan los movimientos, me arqueo y gimo, porque sin importar lo confundida, ave
—Mía —dice y me dejo caer mientras su polla aun endurecida se resiste a salir de mi interior, posa una mano sobre mi vientre y toma mis labios, los muerde y su mirada se llena de intensa lujuria—. Ambos son míos y nadie me los va a quitar, mucho menos me van a abandonar.—Enzo, no sé lo que siento por ti, ni siquiera sé si siento algo por ti —me sincero y me arrepiento al ver un ligero destello de decepción en su mirada—. Pero quiero intentarlo.—No te voy a obligar a quererme Lea, mucho menos a amarme, de hecho dudo que llegues a amarme algún día, solo pido lealtad de tu parte, quiero tu cuerpo, quiero que me llegues a querer por propia voluntad, sé que es hipócrita de mi parte ya que te he obligado a casarte conmigo, pero cuando al
PREPPYSé que Enzo deseaba a Lea, pero casarse con ella era una cuestión de gran dimensión, no solo por el hecho de que la peque correría grandes riesgos, sino, porque eso llamaría enormemente la atención de los otros líderes de las mafias. Tener una esposa dentro del mundo criminal, era una debilidad, y más si existían hijos, ¿a cuántos no han extorsionado a cambio de sus vidas? Enzo sabía lo que hacía y yo no lo cuestionaba, pero en mi opinión era algo descabellado, de igual manera le cubriría las espaldas.Eso nunca me pasará a mí, lo sostengo con seguridad, porque las mujeres solo sirven para una cosa; para abrir las piernas y para chupar la verga. En mi mundo funcionaban las cosas así. Deten
Su cara es todo un poema, su silencio me responde y maldigo.—No voy a... Quiero decir... —balbucea.—No te estoy pidiendo permiso putita, te voy a meter la verga y eso es un hecho.La giro con fuerza, su trasero blanco y en forma de corazón salta a mi vista, me inclino sobre ella advirtiéndole que se prepare para el juego cuando ella dice:—Soy virgen.Me congelo unos segundos. Era virgen, lo que quería decir que ninguna otra verga había entrado en su coño, la idea de ser el primero y de nunca haber desvirgado a alguien, me excita y nubla mi buen juicio. Solo iba a asustarla, pero ahora... Veo su reflejo a través del
PRESENTE.Ariel se da la vuelta en cuanto uno de los tipos le pide una nueva soda y me ignora por completo. Entra a la cocina nuevamente y de mala gana me dirijo a la barra rápida."Muero por meterle la verga ¿creen que lo tenga apretado""Se nota que es Virgen, su trasero se ve estrecho""Tal vez puedas conseguir que te la mame""Quisiera saber cómo gime mientras se le meto"Suficiente, me pongo de pie y enseguida sin saber porque sus comentarios me ponen de tan mal humor, me dirijo hasta ellos y lanzo un puñetazo al primero que veo, sigo con los dem&a
BARCLAYMi cabeza no deja de dar vueltas al mismo tema cuando llego a mi guarida; una cabaña ubicada en medio del bosque de mierda que rodea la zona, la compré hace años y hasta ahora no pensé que la ocuparía. Aviento mi maleta y mis cosas en la entrada a un costado de la puerta, me quito las botas y enseguida la camisa, mi hermana, por fin la había encontrado, siento un jodido dolor estomacal al pensar que está en manos de Enzo Brzezinski, el tipo por el que todos me han solicitado para eliminarlo, un hueso duro de roer, debo admitir.Pero ella estará a salvo, solo necesito tres días y listo.Enciendo mi estéreo y subo el volumen, dejo que la música de Green Day llene mis oídos y comie
LEAMis ojos observan a un Enzo desesperado, caminando de un lado a otro dentro de la habitación, había pasado ya una hora desde que me sacó de la estancia principal, luego de mandar a todos a la mierda y traerme a rastras hasta aquí.—Lo siento —dice finalmente pasándose una mano por su cabello.—¿Por qué? —mi corazón comienza a galopar frenético—. No has hecho nada malo.—Lea, estuviste en peligro, claro que es mi culpa, debí imaginar que esa perra regresaría —Enzo acorta la distancia que nos separa, de dos zancadas—. Ella nunca fue importante.
ENZOLa paciencia no es una de las cosas que manejo mejor, en especial cuando se trata de ver a Lea haciendo muecas después de despertar en una camilla, el doctor que la atiende es joven, y no soy idiota, sé que le mira los pechos discretamente. Cierro los puños estando a punto de estampar su cráneo contra el suelo, cuando de pronto termina de vendar el hombro de Lea y la indica que se ponga la blusa.—Estarás bien, afortunadamente la bala no era de largo calibre y no te dio en otra parte del cuerpo —le dice ignorando totalmente mi presencia y la del pendejo de Barclay—. Te daré algunos analgésicos.—Doctor, estoy embarazada —dice Leah con voz dulzona y siento la necesidad de girarla y clava