ENZO
La rabia me consume, siento que cada célula de mi sistema explota en mil pedazos que jamás podrán volver a reconstruirse. Lea sacaba mis peores demonios, pero al mismo tiempo me hacía sentir vivo y solo por un segundo, un miserable segundo, olvidaba que era el jefe de una de las mafias más sangrientas del país, la cabeza por la que todos estaban detrás.
Desde que me comporté como un jodido puberto con ella, dentro de mi oficina, tocándola e intentando follarla sin hacerlo realmente, no había podido sacarla de mi cabeza, tuve que abofetear y correr a la rubia chillona por interrumpir y mezclar la palabra "cariño" en el mismo enunciado con mi puto nombre. Después de verla salir, quise olvidarme de toda la m****a con alguna puta, pero al localizar a Lea con aquel tipo; Corban Smith, mis planes cambiaron, en especial
LEA El silencio se había llenado de aire hostil y abrumador, había olvidado lo agotador que era entablar alguna conversación con Corban. Claro que antes no lo veía porque estaba enamorada de él. —No sé por dónde empezar, esto es difícil para mí —se afloja la corbata. —Tal vez puedes empezar por decirme por qué te empeñas a hablar con los muertos —ironizo. —¿De qué hablas? —frunce el ceño. —Corban, deja de jugar al idiota, que la última vez nos diste una patada en el culo, a tu hijo y a mí, argumentando que no arruinara tu fantástica relación con Ana Valantine —exclamo sin poder retener mi vomito verbal—. ¿O acaso ya olvídate todo? Me dijiste que si nos volvíamos
LEA No sé cuánto tiempo llevamos encerrados en aquel sitio que huele a sangre y sudor, pero mis piernas comienzan a acalambrarse y las arcadas que no dejo de sentir cada diez minutos, se hacen más notorias pero me rehúso a vomitar frente a Corban, quien no deja de quejarse y caminar de un lado a otro, pateando cualquier cosa que se encuentre en su camino, desde una lata, hasta un pedazo de periódico. A lo lejos veo una enorme mancha de sangre seca, y siento el miedo recorrer mi sistema cuando comienzo a preguntarme de dónde proviene. —Esto es tu culpa —Corban se apresura a decir, incapaz de ocultar su estado de reciente enfado ante esta situación. —¿Disculpa? —no le presto la menor atención a esa voz en mi cabeza que me dice que lo asesine—. ¿Y por qué se supone que
BOSSHAWER Mi teléfono suena y no tardo en responder. —Hawer. —¿Qué noticias me tienes? —Todo salió tal cual, Brzezinski mató al hijo de Smith —me dice. —¿Tan rápido? Ese hijo de puta. —Digamos que cambió un poco el modo pero el resultado fue el que esperabas. —¿Qué cambios? —indago echando la cabeza para atrás. —No tengo idea de qué se trata, solo sé lo que Preppy nos informó, se supone que debía matarlo hoy en el restaurante con e
MOLLY Siento mi cuerpo adormecido, las luces color neón que van rectangulares chocando contra las paredes, no ayudan a mi comatoso cerebro. No encuentro a mi amiga, intento recordar qué ha pasado y hago un esfuerzo que me resulta casi sobrehumano sin lograr buenos resultados, choco contra la gente que baila al ritmo de la música, han apagado las luces y ahora todos restriegan sus cuerpos. Mientras camino como zombi entre la gente que no se toma la molestia de verme, un recuerdo bombardea mis memorias, había tomado un trago con mi amiga y después ella se fue a bailar con un tipo de sonrisa malévola, es todo, después mi mente se topaba con una pared blanca y un vacío en mi interior. Alzo la mirada y pese a las luces de colores que oscilan mi vista, localizó a uno de l
ENZO Las palabras que brotan de lagarganta de Lea hacen que me congele y permanezca como una jodida estatua abandonada, el filo con el que me confesó esa atrocidad (y no por el hecho del embarazo) sino, por estar pensando en follarla cuando ella esperaba al hijo de otro, se siente como si mil dagas fueran clavadas en mi pecho, y todo el aire se drenara de mi pulmones. Debo tener cara de idiota, porque Lea me estudia a conciencia con sus hermosos ojos azules. Joder, ella preñada y mi verga latiendo por su coño. —¿Enzo? —me pregunta indagando con su mirada hacia mi dirección. Quiero hablar, quiero decirle que se vaya a la m****a de mi casa y de mi vida, yo, un criminal de gran categoría, no tenía tiempo par
—¿Decías? Me aclaro la garganta. —Necesito que me hagas un último favor. —¿Tiene que ver con Lea Davis? Silencio. —No me toques los huevos, Preppy, sabes que sí. Suelta un largo suspiro. —Y ahora qué es lo que quieres. Camino hasta mi cama y agarró con fuerza la almohada en donde Lea había descansado su cabeza, la llevo hasta mi rostro e inhalo su aroma fresco aun. Bruja. —Quiero saber más a fondo de ella, dónde vive,
LEA Cuando los hombres de Enzo me dejaron frente al departamento de Alana, actué como si de verdad entrara y luego de verificar que se marcharan tras pasar media hora, salí, hacía frío y tenía el corazón herido con todo lo ocurrido, faltaban pocas horas para que amaneciera y decidí sentarme en la banca del parque, devanándome los sesos por encontrar una salida del hoyo en el que me metí yo sola, y sintiéndome miserable por el tipo de madre que le esperaba a mi bebé. Han pasado tres horas desde que tanto Corban como Enzo me dieron una patada en el culo, mi piel quema, y sigo con un nudo atorado en mi garganta, el mar de lágrimas que contengo en mis ojos sigue molestándome, si me ponía a pensar mejor las cosas, no había mucha diferencia entre una vagabunda y yo. Me duele saber que incluso un hombre como Enzo no sintiera
ENZO —¿Es una jodida broma? —No. La culpa comienza a joder sobre mi espalda, era increíble el hecho de todo lo que sufrió Lea, cuando escuché las palabras del marica de Corban, pensé que quizá eran solo mentiras para herirla, pero eran reales, veo la foto de su hermana mayor y sin duda es más mi tipo, es más hermosa que Lea e incluso su encanto y elegancia sobresale del papel fotográfico, todo lo contrario de Lea, que es más sencilla, tierna e inocente, bella pero de un modo más noble. Pero eso ya lo sabes ¿no? —Lea Davis está hasta el cuello por culpa de su madre y hermana, quienes al parecer hace dos años gastaron medio millón de dólares y le pasaron