ENZO
La tensión que recibía mi cuerpo por parte de mis ya alteradas preocupaciones y el aire hostil que se respiraba en aquella habitación, hacía que el pequeño espacio en el que nos encontrábamos Lea y yo, se convirtiera en un campo de batalla, y una de la que no estaba dispuesto a perder. Todo había ocurrido demasiado rápido, sabía que una vez que encontrara a Lea y a mi hija, se convertirían en un blanco perfecto como lo he sido yo en todo este tiempo, pero tenía la ferviente seguridad de ponerlas a salvo antes.
Mis ojos no pueden dejar de anclarse en el perfecto cuerpo de Lea, en sus curvas, su vientre está plano a pesar de haber tenido a Ema, su trasero permanece más firme y estrecho de lo que lo recuerdo y sus tetas... joder
—Boss, Cédric, cuiden las entradas de la casa y verifiquen que todo esté asegurado, Preppy —me dirijo a mi mejor amigo, al tipo que asesinaría a cualquiera que intente tocarme a mí, a Lea y ahora a mi hija—. Cuida de Ema.—Pero esa cosa mona llora y putea a todo hombre que... —no permito que termine y se la paso, Preppy la observa como si fuera un cachorro extraño y Ema ríe cuando él enarca una ceja con incredulidad—. Bien, este es el trato minion, si me picas los ojos o te atreves a golpearme, te esconderé todas tus muñecas y me encargaré de asesinar a todos tus novios cuando crezcas.Ema ríe e intenta tocarle el rostro.—No, a Preppy nadie le toca el rostro —br
LEAEra lo mejor para todos, sabía que una vez que Enzo obtuviera lo que por tantos años ha deseado, bajaría la guardia y cedería ante mis encantos, lo cual era un punto a mi favor para llevar a cabo mi plan. El sedante que le había administrado hizo efecto rápido y ahora dormía como un tierno bebé sobre mi cama, sin apartar mucho la vista de él, comienzo a vestirme, para estos minutos Cédric ya debió haber sedado a Barclay y a Preppy, puede que los tres hombres terminen odiándome cuando despierten, pero era lo mejor, estábamos rodeados hasta el cuello, y aunque Enzo y Barclay quisieran entretenerlos, pasar todo ese mar de hombres era realmente imposible sin sufrir daño alguno.Le echo un último vistazo al papá
Le devuelvo el móvil al tipo y este enseguida me da una bofetada que arde, obligándome a caer de rodillas.—Amárrenla —ordena y enseguida se acercan otros dos tipos para sujetarme las manos con cuerdas y ponerme una cinta en la boca.Giro hacia la cabaña y de lejos observo a Preppy, en su mirada hay fuego y sé que muere por ayudarme, pero se detiene por Ema, y porque ambos sabemos que cuando despierte Enzo, todos conoceremos el infierno. Asiento con la cabeza en su dirección como última indicación de que todo está bien y que cuide de mi hija, aparto la mirada cuando el mismo tipo tatuado me sujeta del brazo y me obliga a caminar.Comienzo a alejarme y me obligo a levantar la mirada cuando llegamos a una camionet
ENZOCuando despierto me siento incómodo por la posición en la que me encuentro, lentamente abro los ojos y lo primero que veo es el rostro del Boss, parece serio aunque conserva su mismo aire burlesco. Me incorporo y soy consciente de que estamos en mi avión, el mismo en el que llegamos para recuperar a Lea a mi hija.—Despertaste —dice y siento el deseo imperioso de estampar su rostro sobre el suelo, solo le perdonaba la vida porque era el hermano de Lea.—¿Qué mierda pasó? —Intento moverme y es cuando caigo en cuenta que estoy amarrado de pies, con las manos esposadas a los lados del asiento—. Qué significa esto, Boss.El tipo oscurece s
Observo a todos mis hombres reunidos, hace veinte minutos que llegamos a la fortaleza, hombres meramente capacitados para asesinar a sangre fría, muchos de ellos son expertos en cualquier tipo de arma, los mejores, hombres tatuados, con marcas en la piel, con aspecto que atemorizaría a cualquiera que intente meterse con ellos, fieles a mí, puesto que después de las traiciones que hubo en el pasado, Preppy se encargó de ponerlos a prueba, así que los cincuenta hombres que se encontraban frente a mí, eran leales.—Les presento a Ema Brzezinski —digo con orgullo mientras la cargo entre mis brazos.Mi hija observa en silencio a todos y comienza a mover sus labios.—Hombrrsshhh malossss —balbucea mi pequeña y le
LEAEl pecho me arde, la cabeza me estalla, estoy al borde del colapso y siento como si cada una de mis articulaciones estuviera a punto de estallar, como si cada gota de mi sangre la estuvieran drenando y yo no pudiera hacer nada para detener el mar rojo que tiñe mi piel y mi ser. No escucho nada, mis ojos están fijos en el hombre que más deseo matar, porque si hubo algún día en el que pensé que nunca llegaría a tanto en contra de un ser humano, estaba equivocada.Cédric tenía razón cuando me dijo que el día en el que Ema naciera, mataría por ella y pensaría de un modo distinto, era cierto, lo comprobé desde el momento en el que me encerró con aquellos hombres, y ese hijo de puta no se atrevería a tocar un so
ACTUALIDAD...Eso era lo que realmente había pasado, si bien no me sentía orgullosa de haber asesinado, tampoco sentía remordimiento, y ahora estaba en medio del tipo que casi me mata y del hombre que iba a morir conmigo hoy; Ferguson Smith. Él me tiene sujeta por la cintura, apuntándome con un arma, me obliga a ver al frente y es cuando lo veo, mi mundo se derrumba, mi corazón palpita frenético, mis ojos hacen contacto con el hombre que más amo y odio al mismo tiempo; Enzo.Sus ojos verdes, tan idénticos a los de Ema, son dos llamaradas que me intimidan.—Lea —dice y su tono gélido me encoge.—¡Enzo Brzezinski! &mda
—¿Puedo saber qué te resulta tan gracioso? —me pregunta Ferguson y se atreve a tocar mi rostro, haciendo a un lado un mechón suelto de mi cabello, cubierto con la sangre de sus hombres.Alzo la mirada y le muestro los dientes.—Lo gracioso aquí es que no debiste haber embarrado a mi hija en tus porquerías.—¿Por qué?Encojo los hombros con inocencia.—Porque vas a morir, hijo de perra.Saco la navaja que tenía escondida entre el liguero debajo de mi vestido, y se la clavo en el cuello, le doy un cabezazo y lo hago rodar por las escaleras, mientras