Después de desayunar Milo quiso que les siguiera enseñando a bailar, así que continuamos donde nos quedamos la última vez, mientras pasábamos ese rato nos reímos, vi a Draven relajarse y disfrutar del momento.

Milo se sentó en el sillón completamente cansado al igual que nosotros, ¿quien dijo que bailar no es cansado? Draven propuso ver una película y pusimos la era de hielo.

— Esa ardilla siempre me pareció muy estupida— miro a Draven.

— A mi también pero es estúpidamente graciosa— Milo estaba feliz de que su papá estuviera compartiendo estos momentos con nosotros.

— Estoy bien, bien, bien asustando— debo admitir que Sid también es muy gracioso estas películas sin duda fueron mi infancia completa y lo agradezco, me levanto para hacer palomitas.

Los escucho reír y juro que mi corazón se llena de ternura, nunca me arrepentiré de esto, pongo las palomitas en el microondas, escucho a alguien entrar por la puerta de la cocina, me giro y encuentro a Draven.

— Gracias por esto, hace mucho q