Preparé mi maleta con todo lo necesario para pasar la noche y el siguiente día en casa de los padres de Kilian, puesto que, me comentó en que nos quedaríamos lo que restaba de fin de semana con ellos. Estoy muy nerviosa, me aterra pensar cómo serán ellos y si me acepten o no. En lo que llevo conociéndolo, he notado que su relación con su familia es muy sólida. Siento que esto de conocer a sus padres es un paso muy apresurado, pero ese hombre le gusta caminar rápido. Me hace pensar en si es conveniente que le presente a los míos, aunque para ello toque viajar a dos lugares completamente diferentes. Al llegar al puerto de la ciudad y no a la casa de sus padres me estuvo raro.
—¿Qué estamos haciendo aquí?—Vamos a la casa de mis padres, por supuesto — bajó del auto, y lo seguí en busca de que me explicara más.&m—¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños, Kilian? — pregunté en voz baja mientras cenábamos lo que la madre de Kilian; la Sra. Sofía había preparado.—Para mí es un día normal, pero mis padres y mis hermanas siempre me obligan a venir a “celebrarlo” — sonrió ladeado—. Lo único que hace mucha diferencia este año y razón que me hace feliz, es que tú estás aquí conmigo.—Me hubiera gustado saberlo, con ello te hubiese preparado una sorpresa.—Para mí es suficiente tenerte, conejita — acarició mi mejilla, y desvié la mirada encontrándome con su familia viéndonos fijamente.—Secretear en la mesa es de mala educación, ¿sabían? — la abuela de Kilian, una señora de avanzada edad protest&oacut
Nos quedamos abrazados la gran parte de la noche; él atrás de mí, rodeándome con sus brazos mientras mi espalda descansaba en su pecho, hablando de varias cosas sin sentido ni importancia frente al mar. No puedo evitarlo más, estoy demasiado enamorada de este hombre. Me enamora la sonrisa que siempre me dedica, me enamora el brillo de sus pasionales, feroces y juguetones ojos grises, me enamora la suavidad con la que acaricia mi piel y me lleva a otro planeta; me encanta cada palabra, cada gesto y esa actitud que siempre tiene hacia mí. Kilian es el hombre de mi vida y, tal vez lo nuestro sea prematuro, pero en el amor no manda nadie, no importan los días que se pasen, porque el amor no solo nace de la atracción física; viene de cada detalle, e incluso viene de una pequeña, pero poderosa palabra que hace remover nuestros corazones.
No entendía a lo que se referían, por lo que solo me limité a reírme como tonta. Estaba muy avergonzada. Una vez me puse el salvavidas, salimos de los cambiadores y nos acercamos a los dos hombres que se encontraban en lo menos profundo del agua con aquellas motos. Parecían dos modelos salidos de revista. Ni siquiera aparentaban ser padre e hijo.Kilian traía puesto un traje ajustado a su cuerpo, las gotas de agua corrían por su piel de manera tentadora. Fue la imagen más sexy que haya visto de él, mientras montado en la moto me dedicó una sonrisa descarada. Verlo morder sus labios tan sensualmente, provocó un cosquilleo intermitente en mi vientre bajo. No fui para nada disimulada y me lo comí con la mirada. Para ser honesta, no tenía por qué serlo, pues ese hombre tan atractivo es mí
Tardé unos cuantos minutos en reaccionar ante el encierro. Nunca me ha gustado estar en un lugar sola y que no tenga salida alguna. Una vez me pasó, de niña quedé encerrada por horas en el baño de la finca de mamá. Supe que me habían sacado de ese lugar una vez me desperté y me encontraba en mi habitación. Había entrado en pánico, y eso me llevó a perder la conciencia y no acordarme de nada. Desde entonces, tenía la manía de no cerrar la puerta del baño cuando hacía uso del mismo, hasta que un día simplemente desapareció ese miedo de quedar encerrada de nuevo.Ahora me está pasando exactamente lo mismo; el aire que entra a mis pulmones se ha reducido considerablemente, e incluso el corazón lo siento explotar en mis oídos. El sudor frío corre por mi frente de manera incontrolable y mis manos y todo mi cuerpo es un manoj
Todo a mi alrededor era inexistente, ni siquiera podía pensar en otra cosa que no fuera en lo mal que se encontraba mi conejita cuando la sacaron de ese lugar. Su dolor es tan mío, que, aunque no haya sido yo el que sufrió quemaduras, las siento mías, quemando mi piel y aún peor, matando mi alma muy lentamente.No sé cómo demonios sucedió ese incendio, pero al momento de llegar, aunque fue cuestión de minutos, había sido muy tarde. El club ahora mismo me importa poco a comparación de lo que me preocupa Carol. Ella realmente estaba muy mal; inconsciente, con su rostro cubierto de negro, y sus piernas y brazos lastimados. Los mismos bomberos no me dejaron acercarme a ella, puesto que debía ser atendida de inmediato por un médico.No pude llegar a su lado cuando ella más me necesitaba. El miedo en su voz aún sigue latente en mi cabeza, martirizando y volvi&
Al caer la noche, Carol despertó a causa del dolor de sus quemaduras, por lo que avisé a una enfermera que se encargó de darle el medicamento para el dolor, la inflamación y la infección. Una vez la enfermera nos dejó solos me hice a su lado y acaricié con la yema de mis dedos sus cabellos. Esos hermosos ojos se encuentran muy rojos e hinchados de tanto llorar.—Fue horrible… — sollozó, cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza levemente.—Lo importante es que estás sana y salva, y a mi lado, desde luego — deposité un beso en su frente—. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que t quedaste encerrada en la caverna?—No lo sé, me encontraba trabajando en los últimos detalles de tu oficina y la luz comenzó a fallar de nuevo. Llamé a Ethan, y él me dijo que cortara la electricidad desde la c
—¿Por qué estoy en este lugar? — dijo tan pronto me tuvo cara a cara—. Esto es secuestro, por si no lo sabías, imbécil.—¿Acaso mis hombres te trajeron a la fuerza? — preguntó mi padre socarrón.—¿Quién demonios eres? Suéltenme inmediatamente o llamaré a la policía— ordenó.—Eso no se va a poder, mi querido Ethan — le propiné un sólido puño en el estómago que lo dobló de dolor al instante—. Primero, no estás en condiciones de llamar, por si no te has dado cuenta; segundo, porque hasta no hacerte vivir lo mismo que vivió mi mujer por tu culpa, no quedaré satisfecho.—¡Jamás haría algo para lastimar a Carol! Ella ha sido una gran amiga por años; lo menos que haría es dañar a quien tanto quiero con el coraz&o
—En algo si tienes cien por ciento de razón — presioné la cuchilla en su piel y un fino hilo de sangre brota de sí—. Ella nunca será tuya. De eso no lo dudes —dejé ir su cuello y regresé al maletín, sacando de su interior un tipo hacha, pero más pequeña y de fácil manejo.El recuerdo de su llanto y la forma desesperada en la que pedía ayuda se reprodujo en mi mente una y otra vez. Estaba listo para avanzar de tortura y darle el merecido que corresponde por poco hombre. Ahora solo quería que sufriera en carne viva una a una de las lágrimas que ella derramó.Habiendo cortado toda su ropa con la misma hacha, propiné cortes pocos superficiales a propósito mientras estaba en el proceso. No estamos hechos de nada; en realidad, nuestro cuero no es suficiente para protegernos de ningún tipo de dolor. Con tan solo un simple roce la piel