Allí estaba ese golpe duro que estaba dejando un vacío burdo en su estómago, no estaba familiarizada con el sentimiento, pero la decepción estaba haciéndose carne dentro de ella.
Su garganta se puso rígida junto a su cuerpo, de hecho, ahora mismo no estaba caminando, la impresión en su piel y en su pecho definitivamente la hicieron sentir que se había estrellado con un gran muro de piedra.
¿Pero qué esperaba?, aquí se estaba hablando de Kader.
Un mujeriego, engreído, pedante y manipulador.
Nadia tomó un fuerte respiro que sintió llegar hasta sus pulmones, y desviando la mirada se apresuró en seguir caminando para atravesar el salón, y llegar hacia el gran comedor. Aunque ahora mismo no quería una cena.
Lo que más deseaba era volver a su habitación, pero sería una cobarde y una niñata si actuaba
Seria mentirse a sí misma si negaba que sus palabras intensionales, no le estaban causando un hueco muy profundo en su pecho. De hecho, sentía que su cuerpo entero vibraba mientras el silencio solo la golpeaba vez tras vez.Pero era todo o nada, y aunque se tratara del mismo príncipe, no iba a permitir que siguiera burlándose de ella en cuanto quisiera.La silla de Eysan se corrió y seguido al acto, Amin se levantó de golpe con una gran sonrisa en su boca.—Majestad… ¡esto nos honra increíblemente…!Kader no sonrió ante el hombre, pero sí aceptó la mano de la chica que ella misma le ofreció.—No sé si reír de felicidad o de la emoción que no cabe en mi pecho… —su voz sonó más elaborada de lo normal, pero cuando Saravi puso la mano encima de la de su esposo, a Kalil no le dio de otra qu
Un guarda llegó corriendo al patio con un gran abrigo, y se lo entregó a Amin como se lo había pedido. Pero en el momento en que el hombre fue a colocárselo a Nadia, la mano de Kader lo volvió a frenar.—Ya tiene el mío, Amin, si desea, lleve a su hermana a la habitación que se le asignó… yo me encargaré de Nadia.La mirada firme y la voz dura del príncipe hicieron que Amin mirara de reojo a Nadia para asentir rápidamente a la orden que le estaba dando. Por un momento Nadia se sintió decepcionada, Amin podía decirle a Kader que no se iría, y que él mismo la acompañaría hasta el límite del pasillo. Pero… ¿Qué podía esperar? Estaban delante del príncipe de Angkor, y Amin por muy vizconde que fuera, no podía contrariar a su orden.—Mi lady… siento mucho que nuestra
—La vista del palacio es maravillosa, pero nada se compara con lo que veo ahora mismo… —las palabras de Amin la hicieron frenar y asentir. Desde hace unos minutos las damas y algunos guardas habían quedado atrás para descansar de su recorrido. Se habían adentrado un poco al bosque, donde Nadia prometió enseñar un pequeño lago natural, que hacía más irreal el sitio.Esta parte del bosque era su favorita, muchas veces se perdía aquí, donde el sonido de los pájaros era su único acompañante, pero durante estos últimos años en donde su refinamiento comenzó a ser parte de su cotidianidad, había desplazado lo que era olvidarse de todo y disfrutar de estas libertades.—Ya casi llegamos al lago… le gustará más la vista —agregó Nadia con una sonrisa.Por un momento en cuando viró hacia el r
Kader retuvo el aliento mientras los tres caballos se alinearon y el aire golpeaba duramente en sus rostros. Era indudable que el curso del aire ahora mismo estaba en contra de ellos, y eso sería mucho más beneficioso para él.Estaba acostumbrado a ir en caballo esquivando obstáculos, ir contra la corriente del agua, y batallar con un solo brazo mientras cabalgaba. Sin embargo, esta carrera estaba haciendo que su corazón palpitara con dureza en su pecho, incluso colocándolo más nervioso que cuando tuvo que enfrentar a miles de hombres.Giró el rostro hacia Nadia, quien se amarraba las cuerdas en sus muñecas y sujetaba con sus piernas el caballo para darle estabilidad a su cuerpo. Podía incluso ver la vena que latía en su garganta, y podía sentir que su cuerpo vibraba en anticipación.Un escalofrío burdo recorrió su propio pecho en el momento que Eysan se detu
Nadia iba caminando por los pasillos a los que Kader tomó en rapidez para que en el palacio no se dieran cuenta de su condición. Sus pasos eran rápidos y al momento en que llegaron frente a la habitación de la chica, ella se apresuró a entrar para no enfrentar al príncipe.—Escucha… —él tomó su brazo haciéndola girar.Nadia dejó la puerta medio abierta y le hizo frente sabiendo que iba a pedir cualquier barbaridad, y ella ya estaba lo suficientemente enfadada.—¿Qué vas a pedirme? ¿Qué me arrodille ante ti y te haga reverencia durante el resto del día?El ceño de Kader se frunció notablemente mientras la adentró a la habitación, podía notar la acotación de amargura en su voz.—¿Por qué me hablas así?—Lo siento, majestad, se me olvida a cad
—Debemos ayudarlo… —las palabras de la reina estremecieron el cuerpo de Kader.Tenían más de media hora reunidos, en ese salón donde acostumbraban a tener sus reuniones secretas, junto a los generales más influyentes, y por supuesto, Fais.A su lado estaba el general Radí, a quien consideraba como su mano derecha y amigo. En los últimos meses había estado en una misión que el mismo le comisionó en los límites de Angkor; algunas murallas se estaban levantando para proteger las fronteras, y aunque la paz estaba instaurada en su nación, no podían aflojarse porque siempre iba a levantarse un traidor en algún espacio de tiempo.Kalil colocó sus dos manos en una pirámide y mirando a Basim soltó el aire. Conocía las miradas, y por supuesto sabía que entre ellos dos siempre hubo un acercamiento como ningún otro. Basim er
Un suspiro lento y pesado salió de la boca de Nadia, el cielo ya se estaba tornando entre rojo y amarillo, y las nubes estaban aglomerándose encima de ella. Toda esa carga desesperada que estaba comiéndose su vida, la hicieron derramar otras dos lágrimas mientras movía sus piernas lentamente.El que Kader la ignorara, era peor que sus indirectas estúpidas. Y ahora realmente no sabía qué hacer cuando él había pasado de ser su molestia, a su mayor comodidad.Le gustaba mucho, incluso lo quería, y no tenerlo a su lado le hacía padecer un suplicio inconstante.En un momento ante su flote, Nadia dejó de mover sus manos y pies, y se dejó hundir lentamente en el agua. Su cuerpo sin movimiento fue descendiendo lentamente mientras mantenía los ojos cerrados, y disfrutaba por un momento de este silencio grave, que se gestaba dentro del agua.Sabí
—¿Es mi impresión, o estás perdido en el mundo? —Kader escuchó la pregunta de Radí y su sonrisa se ensanchó por toda su cara.Estaban en su carruaje, a unos minutos de la casona donde estaba viviendo Amin Atagül con su hermana, y no pudo hacer otra cosa que pedirle a su amigo el general, que lo acompañara en estos gajes, que literalmente estaba obligado a cumplir.Estaba distraído, no lo podía ocultar. Nadia no salía de su cabeza ni un bendito segundo, y con cada nada que veía, todo le hacía recordar en cada momento que podía compartir con ella.«¿Qué iba a hacer ahora?», ni siquiera él lo sabía. Pero de lo que estaba seguro es que un montón de consecuencias estaban en su espalda por todas las estupideces que había cometido. También estaba la parte que le jodía la existencia, y er