Nadia sintió que había cierto silencio que incomodó su estadía. No sabía por qué ahora mismo tenía la mirada fija de Amin y del príncipe. Pero en ambos había una diferencia muy extensa.
Amin, parecía feliz y relajado. En cambio, Kader estaba tensionado, con el rostro apretado y ahora mismo parecía querer destrozar al futuro vizconde con su mirada afilada.
Sacudió su cabeza tratando de dispersar sus pensamientos, ya había pasado mucho tiempo en supuestos respecto al príncipe y a ella, y ya era hora de dejarse amedrentar por su conducta estúpida. Levantó la cabeza y caminó hacia el grupo.
—Señorita Eysan… —Nadia saludó haciendo una reverencia para luego girar hacia Amin—. Señor…
Amin sonrió galante, y sin dudarlo atrapó la mano de Nadia tomándola desprevenida. Como la última vez, le dio un beso en el dorso y levantó su mano sonriendo.
—Por Favor… Solo Amin… Me siento muy mayor cuando me dice Señor…
El rostro de Kader se giró de nuevo viendo como los ojos del hombre brillaban en dirección de Nadia. Vio como su mano acariciaba la suya, como todo de él hacía lo posible por llamar su atención, y un duro golpe se estrelló en su cuerpo al ver que todo esto estaba siendo posible frente a su cara.
Saravi y Kalil, Fais, incluso aquella rubia hermosa, desaparecieron para él. Dejaron de existir en este espacio que comenzó a ahogarlo, y ni siquiera supo en qué momento su mano viajó a aquellas manos unidas, para tomar la de Nadia y tratar de hacer lo que sea que tuviese que hacer.
—Buenos días, Nadia —lanzó apretando su mano con posesión e incrustando la mirada en ella.
El rostro de la chica palideció mientras sus labios se abrieron.
«¿Qué estaba haciendo este hombre?», se preguntó, pero girando a su alrededor, evidenció que el rostro de Saravi y Kalil estaban igual que el de ella. Incluso Fais que era como una roca tenía los ojos abiertos, como si lo que estuviesen viendo fuese una catástrofe.
Ella trató de componerse, porque ahora mismo el ceño de Eysan y la mirada confusa de Amin, estaban agregando al lugar mucha incomodidad.
—Majestad… buenos días —después de decir esto retiró su mano mientras los dedos de Kader tocaron toda su palma, estremeciendo su existencia.
Un escalofrío basto recorrió su columna, y apretando su mandíbula fue el único escape para reprimir lo que ahora mismo se dispersaba por toda ella.
—Imagino… —La voz del rey se interpuso en el momento tenso—. Imagino que tienes mucho que hablar con Amin y Fais, Kader —Kalil puso su mano apretando el hombro del príncipe, casi obligándolo a que se retirara de la escena.
Pero ni un paso retrocedió Kader, y esto hizo que Saravi también entrara en escena.
—Nadia… ¿por qué no invitas a Eysan a dar un paseo por los jardines? Eres amante de la naturaleza, sé que nuestra invitada se sentirá a gusto…
La sonrisa de la chica se amplió mirando a Nadia, y esta le correspondió el gesto asintiendo.
—Será un placer mi lady…
—Dime, Eysan… seremos muy buenas amigas —dijo la dama con confianza caminando hacia Nadia y tomando de gancho su brazo.
La mirada de Nadia fue hasta la reina y esta le hizo un asentimiento para que se retirara.
La mirada de Kader las siguió hasta que desapareció de su vista, y después que no quedó nada de su perfume en el lugar, soltó el aire, colocando la mirada en Amin.
—Entonces, ¿Amin?, el sucesor de nuestro… irremplazable Fais…
—Kader… —intervino Kalil enviándole una mirada seria, pero la sonrisa y asentimiento del hombre que no parecía inmutarse por su presencia impositiva, hicieron que su irritación aumentara.
—Sé que el vizconde Fais jamás será reemplazable. Ni siquiera voy a intentar competir con él —dijo Amin mirando a Fais con respeto—. Aquí solo seré Amin, y mostraré mi habilidad. No quiero parecerme a otra persona, por lo tanto, Fais nunca dejará de ser…
—Eso es maravilloso —agregó la reina girándose hacia el rey—. Yo me retiró aquí. Iré por los niños… —Tocando una de sus mejillas lo acarició mientras que Kalil atrapó sus manos dando un beso en ella.
—Iré con ustedes en un rato…
Saravi se despidió de todos mientras obtuvo una reverencia del grupo.
—Son un ejemplo para el pueblo —Kader escuchó nuevamente al hombre mientras se sentaron en círculo—. La muestra de su amor incentiva a las familias de Angkor.
El príncipe desvió la mirada a su hermano que parecía motivado por la galantería del hombre, y no pudo sino torcer los ojos ante el fastidio que le provocaba.
—Amin, ¿Qué te parece que tu nombramiento sea en el mismo baile que realizaremos en una semana? —las palabras del rey turbaron su paciencia.
—¿Qué? —todos se giraron de golpe a su puesto. Kader estaba seguro de que su rostro debía estar rojo de ira, y cargado de mucha irritación—. Es un baile que la reina destinó para la presentación de Nadia a la sociedad, creo que no es conveniente arruinar su día…
Fais y Kalil simplemente no podía apartar la mirada del príncipe con miles de preguntas en su rostro.
—La reina sabe también que el baile se efectuará en celebración de la paz de Angkor, Kader… —Informó Kalil—. Mucha gente estará presente, y es importante que sepan que Fais estará fuera de la agitación, y que se quedará aquí conmigo.
Un poco desesperado, Kader solo recurrió a lo que sabía hacer a la perfección.
—Bien… —se recostó en la silla mirando fijamente a Amin—. De igual forma, Nadia es una criada. Tampoco es que esté interesado en su vida, solo pensé en los intereses de la reina.
Sabía que Kalil estaba furioso ahora, y que la negativa en el rostro de Fais le hacían ver que lo había decepcionado. «¿Qué le pasaba? ¿Por qué estaba dejándose dominar por el gusto de esa mujer?», Estaba harto de esta situación.
—No sabía que Nadia era una criada —la mención de Amin hizo que su mirada se levantara—. La reina me informó que Nadia es su familiar…
—Lo es ahora —sentenció Kalil cortando con el tema—. Espero no tenga problema con eso.
—No en absoluto, majestad. Debo confesar, ya que estamos entre caballeros, que estoy interesado en ella. Sería un privilegio para mí que mis señores me dieran el permiso de pretenderla, y estoy más que feliz de que me hayan brindado estadía por dos días en el palacio. Mi casona estará lista pronto.
Kader sintió que su cuerpo se puso frío. La temperatura finalmente había congelado sus entrañas que se removieron bruscamente ante la información. Colocándose de pie, y con la náusea en su garganta se retiró a pasos torpes, mientras escuchó que su hermano lo llamó.
Pero necesitaba aire, pensar por mucho rato y asimilar. Necesitaba accionar. Debía buscar una forma de salir de esta situación, sin que su estabilidad volviera a caer de esta manera.
*
—El palacio es maravilloso —Eysan no dejaba de parlotear, Nadia jamás había conocido a una mujer que hablara tanto, incluso cuando iba a intervenir para darle la razón en alguna cosa, ella volvía a decir otra, y cambiaba el tema miles de veces.
—Lo es —utilizó una palabra corta dándole una sonrisa, pero la chica no reparó en nada y solo dio vueltas por el lugar arrancando algunas flores, que hizo que el corazón de Nadia doliera—. Ammm… esas son las favoritas de la reina.
—¿En serio? ¡Le haré un ramo!
—Oh, no, no, no. Ella las prefiere aquí —intentó conciliar.
—Bueno… algo nuevo le sienta bien a cualquiera. Lo haré de todos modos…
Nadia agachó los hombros y en unos pasos fue a sentarse al pie del árbol frondoso, ya que el sol estaba fuerte.
Eysan la siguió, pero dudando un poco y viéndola sentada entre la grama y algunas ramas, decidió permanecer de pie.
—¿Qué piensas de mi hermano? —la pregunta hizo que Nadia parpadeara mirando hacia arriba y luego negó.
—No lo conozco suficiente, pero creo que es un buen hombre…
—Es el mejor de todos. Caballero, protector, y siempre es feliz —Dijo la dama con esa sonrisa que no se borraba por nada.
—Eres muy afortunada de tener un hermano como él. Yo…
—¡Es el príncipe! —de nuevo ella fue interrumpida por un grito de la chica, y no tuvo que mirar mucho para ver que Kader estaba subiendo a uno de los caballos, en compañía de dos generales.
Desde la distancia pudo ver que él desvió la mirada hacia el lugar donde se encontraban. Pero no pudo distinguir si su rostro era enojado, o si estaba mirando en dirección de Eysan. Y en un santiamén, las piernas de Kader golpearon el caballo y los tres jinetes salieron fuera del palacio.
Un suspiro salió de su boca y tocando un girasol cerca, delineó sus pétalos mientras su corazón se hacía pesado. Por más que trataba de olvidar ese beso, y esa mirada, no conseguía hacerlo. Aún podía sentir su aliento muy cerca de ella, y ahora sabía que estaba condenada a pensar en algo sumamente imposible.
—El príncipe es el tipo de caballero que te roba un suspiro —Nadia giró de inmediato pensando que había sido descubierta. Pero Eysan tenía la mirada perdida hacia la entrada del palacio mientras apretaba las flores a su pecho—. Agradeceré más que nunca estos dos días de estadía en este lugar. Sería un sueño para mí que su mirada y su atención se dirigieran a mí.
Los sueños de aquella chica no estaban muy lejos de los suyos, pero había una gran diferencia entre ellas que podía cambiar todo.
Un título.
Eysan tenía un título que la hacía más hermosa de lo que era, y aceptable a los ojos de Kader, tenía una posición que fácilmente la hiciera respetable. Y el saber que estaría al alcance del príncipe estrujaba su corazón con gran fuerza.
Este era el martirio que tenía que llevar por ser tan tonta y por soñar. «¿Qué le hizo pensar en un posible?», se preguntó mientras sus ojos se nublaron.
***
Tomando algunos mechones de su cabello rojizo, Nadia se miró al espejo mientras una dama ataba una cinta en su cintura. No sabía por qué, pero quería verse linda para esta cena en especial.
Esta noche estarían presentes dos invitados, y no era precisamente por Amin que sus nervios estaban de punta. Aún se preguntaba cuál era esa estupidez de querer competir junto a Eysan por la atención de Kader. Aún se preguntaba desde cuándo se había vuelto tan tonta para ser tan superficial, pero incluso ahora el color del vestido contrarrestando con su piel, la hicieron sentir incómoda.
—Creo que no me gusta mucho —dijo bajo mientras la mujer dejó de apretar su cintura.
—Creo que es precioso, tal vez si cambiamos la cinta…
—No… ¿Cuánto tiempo falta para el inicio de la cena? —preguntó yendo al lugar donde estaba toda su ropa.
—Diez minutos señorita…
—Entonces me cambiaré… —dijo pasando los ojos por varios vestidos.
Un vestido negro de una sola manga en encaje y suelto, sin necesidad de usar amoldador le pareció increíble. Lo sacó de inmediato y con la ayuda de la dama se desvistió para encajar a la perfección en el nuevo. Era un diseño que había comprado con Saravi la última vez que fueron al centro de Angkor, y aunque no se lo midió en el momento, ahora mismo estaba enamorada de él con locura.
Estando lista, una sonrisa satisfecha apareció en su rostro mientras soltó la cinta que habían hecho en su cabello. Solo para adornarlo con una cintilla de brillantes que cumplieron con su atuendo.
Caminando apresurada hacia el comedor, sentía una energía nueva dentro de ella. Solo quería una mirada, necesitaba una que le comprobara que no era inmune a ella. Que, dentro de ese pecho duro, también había un corazón apresurado por su presencia. Pero llegando al salón anterior del comedido una visión solo le hicieron cortar el aliento.
Kader estaba recostado a un muro mientras pasaba su mano por el rostro de Eysan, y ella le sonreía como una chiquilla enamorada…
Allí estaba ese golpe duro que estaba dejando un vacío burdo en su estómago, no estaba familiarizada con el sentimiento, pero la decepción estaba haciéndose carne dentro de ella.Su garganta se puso rígida junto a su cuerpo, de hecho, ahora mismo no estaba caminando, la impresión en su piel y en su pecho definitivamente la hicieron sentir que se había estrellado con un gran muro de piedra.¿Pero qué esperaba?, aquí se estaba hablando de Kader.Un mujeriego, engreído, pedante y manipulador. Nadia tomó un fuerte respiro que sintió llegar hasta sus pulmones, y desviando la mirada se apresuró en seguir caminando para atravesar el salón, y llegar hacia el gran comedor. Aunque ahora mismo no quería una cena.Lo que más deseaba era volver a su habitación, pero sería una cobarde y una niñata si actuaba
Seria mentirse a sí misma si negaba que sus palabras intensionales, no le estaban causando un hueco muy profundo en su pecho. De hecho, sentía que su cuerpo entero vibraba mientras el silencio solo la golpeaba vez tras vez.Pero era todo o nada, y aunque se tratara del mismo príncipe, no iba a permitir que siguiera burlándose de ella en cuanto quisiera.La silla de Eysan se corrió y seguido al acto, Amin se levantó de golpe con una gran sonrisa en su boca.—Majestad… ¡esto nos honra increíblemente…!Kader no sonrió ante el hombre, pero sí aceptó la mano de la chica que ella misma le ofreció.—No sé si reír de felicidad o de la emoción que no cabe en mi pecho… —su voz sonó más elaborada de lo normal, pero cuando Saravi puso la mano encima de la de su esposo, a Kalil no le dio de otra qu
Un guarda llegó corriendo al patio con un gran abrigo, y se lo entregó a Amin como se lo había pedido. Pero en el momento en que el hombre fue a colocárselo a Nadia, la mano de Kader lo volvió a frenar.—Ya tiene el mío, Amin, si desea, lleve a su hermana a la habitación que se le asignó… yo me encargaré de Nadia.La mirada firme y la voz dura del príncipe hicieron que Amin mirara de reojo a Nadia para asentir rápidamente a la orden que le estaba dando. Por un momento Nadia se sintió decepcionada, Amin podía decirle a Kader que no se iría, y que él mismo la acompañaría hasta el límite del pasillo. Pero… ¿Qué podía esperar? Estaban delante del príncipe de Angkor, y Amin por muy vizconde que fuera, no podía contrariar a su orden.—Mi lady… siento mucho que nuestra
—La vista del palacio es maravillosa, pero nada se compara con lo que veo ahora mismo… —las palabras de Amin la hicieron frenar y asentir. Desde hace unos minutos las damas y algunos guardas habían quedado atrás para descansar de su recorrido. Se habían adentrado un poco al bosque, donde Nadia prometió enseñar un pequeño lago natural, que hacía más irreal el sitio.Esta parte del bosque era su favorita, muchas veces se perdía aquí, donde el sonido de los pájaros era su único acompañante, pero durante estos últimos años en donde su refinamiento comenzó a ser parte de su cotidianidad, había desplazado lo que era olvidarse de todo y disfrutar de estas libertades.—Ya casi llegamos al lago… le gustará más la vista —agregó Nadia con una sonrisa.Por un momento en cuando viró hacia el r
Kader retuvo el aliento mientras los tres caballos se alinearon y el aire golpeaba duramente en sus rostros. Era indudable que el curso del aire ahora mismo estaba en contra de ellos, y eso sería mucho más beneficioso para él.Estaba acostumbrado a ir en caballo esquivando obstáculos, ir contra la corriente del agua, y batallar con un solo brazo mientras cabalgaba. Sin embargo, esta carrera estaba haciendo que su corazón palpitara con dureza en su pecho, incluso colocándolo más nervioso que cuando tuvo que enfrentar a miles de hombres.Giró el rostro hacia Nadia, quien se amarraba las cuerdas en sus muñecas y sujetaba con sus piernas el caballo para darle estabilidad a su cuerpo. Podía incluso ver la vena que latía en su garganta, y podía sentir que su cuerpo vibraba en anticipación.Un escalofrío burdo recorrió su propio pecho en el momento que Eysan se detu
Nadia iba caminando por los pasillos a los que Kader tomó en rapidez para que en el palacio no se dieran cuenta de su condición. Sus pasos eran rápidos y al momento en que llegaron frente a la habitación de la chica, ella se apresuró a entrar para no enfrentar al príncipe.—Escucha… —él tomó su brazo haciéndola girar.Nadia dejó la puerta medio abierta y le hizo frente sabiendo que iba a pedir cualquier barbaridad, y ella ya estaba lo suficientemente enfadada.—¿Qué vas a pedirme? ¿Qué me arrodille ante ti y te haga reverencia durante el resto del día?El ceño de Kader se frunció notablemente mientras la adentró a la habitación, podía notar la acotación de amargura en su voz.—¿Por qué me hablas así?—Lo siento, majestad, se me olvida a cad
—Debemos ayudarlo… —las palabras de la reina estremecieron el cuerpo de Kader.Tenían más de media hora reunidos, en ese salón donde acostumbraban a tener sus reuniones secretas, junto a los generales más influyentes, y por supuesto, Fais.A su lado estaba el general Radí, a quien consideraba como su mano derecha y amigo. En los últimos meses había estado en una misión que el mismo le comisionó en los límites de Angkor; algunas murallas se estaban levantando para proteger las fronteras, y aunque la paz estaba instaurada en su nación, no podían aflojarse porque siempre iba a levantarse un traidor en algún espacio de tiempo.Kalil colocó sus dos manos en una pirámide y mirando a Basim soltó el aire. Conocía las miradas, y por supuesto sabía que entre ellos dos siempre hubo un acercamiento como ningún otro. Basim er
Un suspiro lento y pesado salió de la boca de Nadia, el cielo ya se estaba tornando entre rojo y amarillo, y las nubes estaban aglomerándose encima de ella. Toda esa carga desesperada que estaba comiéndose su vida, la hicieron derramar otras dos lágrimas mientras movía sus piernas lentamente.El que Kader la ignorara, era peor que sus indirectas estúpidas. Y ahora realmente no sabía qué hacer cuando él había pasado de ser su molestia, a su mayor comodidad.Le gustaba mucho, incluso lo quería, y no tenerlo a su lado le hacía padecer un suplicio inconstante.En un momento ante su flote, Nadia dejó de mover sus manos y pies, y se dejó hundir lentamente en el agua. Su cuerpo sin movimiento fue descendiendo lentamente mientras mantenía los ojos cerrados, y disfrutaba por un momento de este silencio grave, que se gestaba dentro del agua.Sabí