En el momento en que Nadia entró a la casona, pudo sentir un ambiente limpio y reluciente por todo el lugar, había un olor particular y supo de donde provenía, ya que había varios jarrones de rosas en las mesas que decoraban la sala principal.
Aunque Azima y su marido eran campesinos que se dedicaban a los trabajos netamente del campo, habían decorado muy bien su pequeña casa, —y decía pequeña—, porque era una nada comparada con el palacio. Nadia moría por vivir así, retirada de la ciudad, lejos de la clase rica de Angkor, con estas sabanas verdes infinitas y las montañas en su ventana.
Ella no pudo evitar estremecerse, y que su piel se erizara cuando sintió algo cálido en su corazón, al encontrarse rodeada de tanta familiaridad.
—¡Es nuestra casa! —expresó Amaal delante de ella con una sonrisa, sabiendo que era del agra
Un trago forzado pasó por la garganta de Kader cuando evidenció que los labios de Nadia se abrieron y sus ojos se cerraron de golpe. Y justo cuando su entrepierna no pudo más con la situación, sus dedos sostuvieron su mandíbula en un agarre fuerte.—¿Qué haces aquí? —el tono frío de sus palabras solo le indicaron a Nadia que ese momento mágico se había pulverizado. Sus ojos se abrieron para notar que en la mirada de Kader había algo que jamás había visto en él.Amargura. Aunque estaba muerta de nervios, no le temía, y tomando una postura seria, quitó las manos de su brazo, pero él no lo hizo con ella. Sabía que de ahora en adelante debía enfrentarse a un hombre frío, seco y, sobre todo, carente de tacto.Pero estaba aquí, y haría todo, todo para que Kader se recuperara.<
Con las toallas en sus manos, y sus pies caminando lento, Nadia resopló todas las veces hasta que llegó a esa puerta comprimiendo sus ojos. Debía prepararse para lo peor, porque conociendo a ese hombre, sabía que su amplia tristeza no le detendría para dejar salir a ese arrogante que siempre fue.Sin embargo, algo dentro de Nadia se removió, no sabía muy bien cómo interpretar lo que ahora mismo calaba en su piel, pero no tenía miedo de perder o ganar, estaba lo suficientemente decidida a que pasara lo que tendría que pasar, porque ella definitivamente ya había tomado una determinación en su vida.Dio unos toques suaves en la puerta y giró el pomo con el aliento entre cortado.En el momento en que abrió la puerta, Kader no estaba en la cama, ni en ninguna parte de la habitación.—¿Kader? —llamó bajo—. ¿Kader?<
Ambos estaban de pie dentro de la habitación, el frío estaba poco tolerable, y Nadia solo estaba observando cómo Kader cerraba la puerta, y se colocaba de pie junto a ella. No pudo evitar pasar un trago duro mientras su cuerpo temblaba entero.«¿Qué hacía aquí todavía?, ¿por qué no se movía?», su mente le repetía vez tras vez.La mano de Kader fue hasta su rostro y con sus dedos deslizó una caricia por su mejilla, hasta llegar a su mandíbula.—No me tengas miedo… —susurró muy cerca de ella estrellando su aliento con el suyo—. Solo quiero que… Duermas conmigo.Nadia reprimió sus ojos a la vez que su corazón latía salvajemente dentro de su pecho. Estaba aterrada, muy nerviosa, y su piel solo vibraba sin remedio.Los dedos de Kader fueron hasta los suyos enredá
La calidez, sus brazos y la respiración de Kader encima de ella, solo hizo que parpadeara varias veces mientras intentó mover su cuerpo. El movimiento le hizo contraer varias puntadas en su centro, la maraña de sábanas estaba envueltas en sus cuerpos desnudos, y viendo hacia todas partes, Nadia supo que era el momento de salir de esa habitación.Esperaba que fuese muy temprano en la mañana, porque no quería que Azima se enterara de que había pasado la noche en este lugar, no ella, que sabía exactamente que ocurría con ellos dos.Nadia desvió la mirada hacia el rostro de Kader. Él se encontraba totalmente dormido con la respiración acompasada. Sus brazos estaban en toda ella, y sus piernas estaban enredadas en las suyas.Como desearía que este momento nunca acabase, como desearía verlo cada mañana de esta manera.No pudo evitar pasar sus dedos po
La caminata de salida de la casa de Azima se realizó con un silencio que destrozó los nervios de Nadia. Ellos andaron muy rápido hasta que estuvieron alejados y llegaron a un lugar fresco, donde no había ni un alma cerca.Kader soltó el aire varias veces una vez que dejó el brazo de Nadia y se posicionó delante de ella para mirarla fijo. Antes de que dijera una sola palabra tomó su muñeca y deshizo el nudo que ataba su pulsera para luego guardarla en su bolsillo.—Se la regresaremos en cuando nos vayamos de aquí —sentenció con los dientes apretados.Kader no podía dejar de ver en su mente, el momento en que ese hombre tomó la mano de Nadia para acariciar su piel y poner esa cosa en su mano. No sabía qué se había creído o qué tenía en el pensamiento ese hombre, pero así lo echaran a patadas del lugar, no permitir&
El frío del agua chocó contra la piel de Nadia una vez que el príncipe la bajó de sus brazos. Él no se había despegado de su cuerpo, ni su mirada mucho menos. Ahora sus manos estaban hábiles bajando el vestido de sus hombros y hundiéndose más en la profundidad del río.Por acto de reflejo su cuerpo vibró ante su toque y su centró fue invadido por ese calor que estaba siendo familiarizado en su existencia. Podía sentir al máximo la yema de sus dedos rozando cada parte de su piel, y aunque ya sabía todas las partes de este acto, estaba más nerviosa que nunca.En algún momento, sus pies ya no tocaron en suelo, y esos brazos la arrastraron hacia una parte más honda, donde descansó su espalda en una roca.Agitada, controlando la respiración, y el frío del agua, vio como la sonrisa de Kader invadió todo su coraz&oacu
Kader pasó el brazo por el cuerpo de Nadia para apretarla más al suyo mientras sonrió. Habían dado las buenas noches a un callado Diyar que no dio señas de su hijo, para que al final cada uno se retirara a sus habitaciones a descansar.Agradeció enormemente que no hubiese hablado de su cercanía con Nadia, ni del suceso que se había subsistido con su hijo, estaba enormemente agradecido por su prudencia y esto definitivamente lo había hecho sentir muy tranquilo cuando se fue a su habitación.Había esperado media hora, la más larga de su vida para ir al cuarto donde estaba Nadia para meterse entre sus sábanas. Era imposible separarse de ella una vez que su cuerpo había sido suyo y en como su olor, se impregnó en él. Le había hecho el amor como un loco y ella por supuesto había correspondido en sus brazos.Le encantaba Nadia en todas sus face
El rey les pidió tomar asiento con una actitud seria, y todos fueron directo a la mesa, quedando de frente a sus lugares.Kader asintió hacia Nadia para que no tuviera nada que temer, y ella solo pudo apretar su mano por debajo de la mesa.—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Kalil con una voz firme.—Envié la mitad del pelotón. Hice que nos dividiéramos, de lo contrario pondría en peligro a esas mujeres y niños…El rey asintió para intervenir.—He hablado con Abdel, me dijo lo que su esposa relató, fue muy heroico lo que hiciste, pero pusiste tu vida en peligro y eso fue lo primero que me aseguraste. Entraste a la frontera, y combatiste aun cuando me lo prometiste…—Sabías que lo haría. Sería un cobarde si me quedara esperando un resultado. Tú más que nadie sabe que somos la in