La calidez, sus brazos y la respiración de Kader encima de ella, solo hizo que parpadeara varias veces mientras intentó mover su cuerpo. El movimiento le hizo contraer varias puntadas en su centro, la maraña de sábanas estaba envueltas en sus cuerpos desnudos, y viendo hacia todas partes, Nadia supo que era el momento de salir de esa habitación.
Esperaba que fuese muy temprano en la mañana, porque no quería que Azima se enterara de que había pasado la noche en este lugar, no ella, que sabía exactamente que ocurría con ellos dos.
Nadia desvió la mirada hacia el rostro de Kader. Él se encontraba totalmente dormido con la respiración acompasada. Sus brazos estaban en toda ella, y sus piernas estaban enredadas en las suyas.
Como desearía que este momento nunca acabase, como desearía verlo cada mañana de esta manera.
No pudo evitar pasar sus dedos po
La caminata de salida de la casa de Azima se realizó con un silencio que destrozó los nervios de Nadia. Ellos andaron muy rápido hasta que estuvieron alejados y llegaron a un lugar fresco, donde no había ni un alma cerca.Kader soltó el aire varias veces una vez que dejó el brazo de Nadia y se posicionó delante de ella para mirarla fijo. Antes de que dijera una sola palabra tomó su muñeca y deshizo el nudo que ataba su pulsera para luego guardarla en su bolsillo.—Se la regresaremos en cuando nos vayamos de aquí —sentenció con los dientes apretados.Kader no podía dejar de ver en su mente, el momento en que ese hombre tomó la mano de Nadia para acariciar su piel y poner esa cosa en su mano. No sabía qué se había creído o qué tenía en el pensamiento ese hombre, pero así lo echaran a patadas del lugar, no permitir&
El frío del agua chocó contra la piel de Nadia una vez que el príncipe la bajó de sus brazos. Él no se había despegado de su cuerpo, ni su mirada mucho menos. Ahora sus manos estaban hábiles bajando el vestido de sus hombros y hundiéndose más en la profundidad del río.Por acto de reflejo su cuerpo vibró ante su toque y su centró fue invadido por ese calor que estaba siendo familiarizado en su existencia. Podía sentir al máximo la yema de sus dedos rozando cada parte de su piel, y aunque ya sabía todas las partes de este acto, estaba más nerviosa que nunca.En algún momento, sus pies ya no tocaron en suelo, y esos brazos la arrastraron hacia una parte más honda, donde descansó su espalda en una roca.Agitada, controlando la respiración, y el frío del agua, vio como la sonrisa de Kader invadió todo su coraz&oacu
Kader pasó el brazo por el cuerpo de Nadia para apretarla más al suyo mientras sonrió. Habían dado las buenas noches a un callado Diyar que no dio señas de su hijo, para que al final cada uno se retirara a sus habitaciones a descansar.Agradeció enormemente que no hubiese hablado de su cercanía con Nadia, ni del suceso que se había subsistido con su hijo, estaba enormemente agradecido por su prudencia y esto definitivamente lo había hecho sentir muy tranquilo cuando se fue a su habitación.Había esperado media hora, la más larga de su vida para ir al cuarto donde estaba Nadia para meterse entre sus sábanas. Era imposible separarse de ella una vez que su cuerpo había sido suyo y en como su olor, se impregnó en él. Le había hecho el amor como un loco y ella por supuesto había correspondido en sus brazos.Le encantaba Nadia en todas sus face
El rey les pidió tomar asiento con una actitud seria, y todos fueron directo a la mesa, quedando de frente a sus lugares.Kader asintió hacia Nadia para que no tuviera nada que temer, y ella solo pudo apretar su mano por debajo de la mesa.—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Kalil con una voz firme.—Envié la mitad del pelotón. Hice que nos dividiéramos, de lo contrario pondría en peligro a esas mujeres y niños…El rey asintió para intervenir.—He hablado con Abdel, me dijo lo que su esposa relató, fue muy heroico lo que hiciste, pero pusiste tu vida en peligro y eso fue lo primero que me aseguraste. Entraste a la frontera, y combatiste aun cuando me lo prometiste…—Sabías que lo haría. Sería un cobarde si me quedara esperando un resultado. Tú más que nadie sabe que somos la in
Nadia no supo en qué momento se quedó dormida durante el camino. Tal vez ahora que su adrenalina y la sensación de angustia que habían desaparecido de su cuerpo, la habían envuelto en tal calma, que ahora estaba siendo sacudida por un lacayo, y ya no sentía el carro moverse.—Mi lady… hemos llegado —Nadia parpadeó varias veces y observó a todas partes.—Lo siento, me he quedado dormida.El hombre le dio una sonrisa y asomándole la mano, la ayudó a bajar del carruaje y en cuando puso un pie en el suelo, se encontró dentro de este castillo que le robaba el aliento a cualquiera.No tuvo que hacer algún movimiento, sus ojos se posaron en Kader cuando lo vio bajar del carruaje con su hermano el rey, obteniendo su mirada de inmediato, como si alguien lo hubiese informado de su atención completa en él.El príncipe no sonri&oacu
Tomando una aspiración fuerte, Nadia se retiró del muro lentamente, tratando de aplacar sus emociones. Por un parte se sentía feliz porque lo que le haya dicho Kader a esa rubia, la obligó a detenerse a esa forma de metérsele por los ojos a como dé lugar, cuando ya habían quedado las cosas claras entre ellos.Se preguntó qué había sido de Amin… y tampoco dejaba de pensar, ¿Cuáles habían sido las palabras del príncipe para esa mujer?La pelirroja comenzó a caminar a paso lento pero seguro hacia el comedor principal, donde se desarrollaría una cena y una celebración especial. No tenía nada de hambre y lo que más deseaba en esta noche, era que Kader la mirara y le asegurara que todo estaría bien. Seguramente eso la haría sentir mejor después de su actitud distante y de las preocupaciones que
—Kader… —Nadia susurró pegándose a la puerta, pero antes de que él diera un paso hacia ella, dos toques resonaron nuevamente, haciendo que la pelirroja se asustara mucho—. ¿Qué haremos?—No dejes pasar a nadie, atiende desde la puerta… —respondió el príncipe con total confianza y, además, se acostó en la cama de Nadia como si nada estuviera pasando.Ella resopló fuerte ante su conducta y no tuvo otra opción, sino decir hacia afuera:—¡Un momento! —y después de eso, se quitó los adornos del cabello, y se puso una bata encima.Abrió la puerta un poco, recostando su cuerpo encima de ella, exactamente como Kader le aconsejó, pero sus ojos se abrieron ampliamente cuando vio allí de pie a la reina.—¿Saravi?La reina frunció el ceño.—Qu
Nadia tomó la mano de un lacayo y con su ayuda subió al carruaje detrás de Saravi.Ambas tomaron asientos mientras la pelirroja divisó que una caravana de guardias las escoltó, porque en esta ocasión, irían solas al centro de Angkor.Aún no sabía exactamente a qué iba a acompañar a la reina, pero un poco de aire y soledad le harían bien para pensar en todo lo que tenía sus nervios al punto de cansancio.Divisó los portones y el amplio paisaje que destacaba a Angkor en esta parte del año. Los aboles estaban floreados, y todo el gramaje verde se veía más intenso que nunca.—He hablado toda la mañana, pero tú, has estado silente.Nadia sonrió. Ahora ya estaban tomando camino, y eran solo ella y Saravi durante el recorrido.No podía sacar de su mente la noche anterior. Era evidente que cad