—Permítanme presentarme de nuevo. Yo soy la madre de Lilia y también la presidenta de Las Alas S.A.

—Y él —señalé a Mateo, que estaba a unos pasos— solo es un idiota que se casó conmigo y por eso le regaló un puesto en la empresa.

Tomé de las manos de Enzo el certificado de matrimonio entre Mateo y yo, lo mostré y luego lo tiré al suelo con fuerza.

En ese instante, vi en los ojos de Mateo que se dio cuenta que había perdido.

Pero esto apenas comenzaba.

Todos abrieron la boca por la sorpresa.

Una de las madres, que era influencer, rápidamente enfocó la cámara en el certificado de matrimonio tirado en el suelo y comentó emocionada:

—¡Amigos, aquí está el giro inesperado!

—¡Miren bien! Esto es lo interesante de todo este asunto.

Mientras decía esto, dirigió la cámara hacia la cara Renata.

Ella, aún atónita, reaccionó rápidamente, cubriéndose la cara con las manos mientras suplicaba:

—¡No grabes, por favor!

Los demás padres que estaban alrededor empezaron a murmurar:

—¿Entonces fue un male