Lukas asintió, agradecido por el apoyo de su padre. Se sintió perdido, pero no estaba dispuesto a dejar que el miedo y la confusión lo dominaran. Tenía que encontrar a Fabiola, para saber qué le había hecho a Sofía ¿Por qué su mujer se había ido sin avisar?—Gracias, papá.Mientras conducía, su mente estaba en un torbellino de emociones. Recordó cómo Fabiola había intentado entrometerse en su vida antes, y aunque él la había recalcado que lo dejara en paz, al parecer ella no entendió el mensaje, pero nunca había imaginado que llegaría tan lejos. Sofía era todo para él, y la idea de perderla lo hacía sentir desesperado.Lukas conducía con determinación hacia la casa de Fabiola, su mente dando vueltas, tratando de imaginar qué podría haberle dicho a Sofía para hacerla huir así. A su lado, Danilo permaneció en silencio, consciente de la tensión que emanaba de su hijo, aunque listo para apoyarlo en lo que pudiera necesitarlo.Cuando llegaron, Lukas saltó del auto antes incluso de que se d
El día se le hizo largo a Lukas, pese a ello, los preparativos no se detuvieron, a pesar de la ausencia de Sofía, Él siguió como si todo estuviera en orden, como si la ausencia de la novia no fuera más que una pequeña distracción en un evento tan cuidadosamente planificado. Lukas trataba de mantener la calma, aunque la angustia crecía con cada hora que pasaba sin saber de ella. Era difícil concentrarse en los detalles de la boda cuando lo único que quería hacer era buscarla, pero la responsabilidad de mantener el compromiso ante todos aquellos que estaban involucrados en el evento lo mantenía en pie.Marleni y Danilo habían intentado, sin éxito, convencer a Lukas de que se tomara un descanso. Sabían que el estrés y la preocupación lo estaban consumiendo, pero él se negaba a abandonar la esperanza de que Sofía regresara. Cada vez que sonaba el teléfono, cada vez que alguien llegaba, su corazón latía con fuerza, esperando que fuera ella, que volviera, que todo esto no fuera más que un
Lukas detuvo sus palabras en seco, su atención completamente capturada por el sonido del helicóptero que descendía lentamente hacia el jardín. El murmullo de los invitados se convirtió en un susurro inquieto, todos girando la cabeza hacia el cielo, tratando de discernir quién podría estar a bordo. La tensión en el aire era palpable, y Lukas sintió cómo su corazón comenzaba a latir con más fuerza, una mezcla de esperanza y miedo surgiendo en su interior.Marleni y Danilo intercambiaron miradas de preocupación, sin saber qué pensar de la repentina aparición del helicóptero. Lukas se quedó inmóvil, sus ojos fijos en la aeronave mientras esta aterrizaba suavemente en un área despejada del jardín.Cuando las aspas del helicóptero comenzaron a desacelerar, la puerta lateral se abrió, y una figura femenina apareció. Lukas contuvo la respiración, incapaz de moverse o de procesar lo que veía. El cabello de la mujer ondeaba con el viento generado por las hélices, pero cuando finalmente levantó
El jardín, lleno de flores blancas y luces cálidas, estaba listo para la ceremonia. Los invitados se acomodaron nuevamente en sus asientos, emocionados por el desenlace inesperado. Las sonrisas en los rostros de todos reflejaban la alegría que traía el saber que, a pesar de las adversidades, el amor entre Lukas y Sofía había prevalecido.El oficiante, un hombre de mediana edad con una expresión amable, se situó en su lugar, listo para dar inicio a la ceremonia. Lukas y Sofía, aún tomados de la mano, avanzaron hacia el altar. Las miradas de ambos estaban llenas de amor y resolución; sabían que, a partir de ese momento, estarían juntos y nada ni nadie podía separarlos—Estamos aquí reunidos —comenzó el oficiante con voz firme— para celebrar el amor de Lukas y Sofía, quienes hoy han decidido unirse en matrimonio. Este día no solo marca el inicio de su vida juntos como esposos, sino que también demuestra que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo.Sofía miró a Lukas, sus ojos
El sol despuntaba en el horizonte cuando Lukas y Sofía abordaron el avión privado que los llevaría a su luna de miel. Habían decidido pasar dos semanas en una isla paradisíaca del Caribe, lejos de todo y de todos, para disfrutar de sus primeros días como marido y mujer.Mientras se acomodaban en sus asientos, Sofía no pudo evitar soltar una risita.—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Lukas, alzando una ceja.—Nada, es solo que... ¿Recuerdas cuando nos odiábamos? Y ahora míranos, casados y camino a nuestra luna de miel.—Sí, bien dicen que del odio al amor hay solo un paso, y así fue.Cuando aterrizaron en la isla, el cielo era un espectáculo de colores, como una bienvenida a la nueva vida que Lukas y Sofía estaban a punto de comenzar.Aunque exhaustos, estaban emocionados por todo lo que les esperaba. El trayecto desde el aeropuerto hasta la villa donde se hospedaban había sido breve, pero suficiente para que ambos pudieran disfrutar de las primeras vistas del paraíso que les rodeaba. L
Lukas estaba ansioso por estar con su ahora esposa, el mundo pareció desdibujarse dejándolos a los dos solos en un capullo de deseo. Lukas la recorrió, con la mirada voraz, absorbiéndola de pies a cabeza. Sin pérdida de tiempo quitó el resto de sus ropas, dejándole solo el brasier, su piel clara y sus pechos turgentes con puntas de rosa, eran visibles a través de la delicada tela, haciendo que su deseo por ella aumentara. —Mi corazón —, le dijo, con un acento marcado por la lujuria y la adoración. —Eres lo más hermoso que he visto en mi vida.Sofía se sonrojó y sus mejillas adquirieron un tono rosado. —Gracias, mi amor —, susurró, con voz apenas audible por encima del palpitar de sus corazones.Lukas se acercó a ella con una lentitud dolorosa, pero sus intenciones eran claras. Cada fibra de su ser ansiaba devorarla, reclamarla como suya una vez más, luchaba por no enloquecer y perder el control, sin embargo, quería que esa primera vez como esposos fuera especial, para atesorar en s
El sol se filtró a través de las ventanas, suavemente despertando a Lukas y Sofía de su sueño. Su luna de miel había sido un paraíso, pero la realidad comenzaba a asomarse con la luz del nuevo día.Lukas giró en la cama, encontrando a Sofía aún dormida a su lado, con su cabello desparramado sobre la almohada y una expresión de paz en su rostro. No podía evitar sonreír al verla, sintiendo una mezcla de amor y responsabilidad arremolinarse en su pecho.Con cuidado de no despertarla, se levantó y se dirigió hacia la ventana, contemplando el mar por última vez antes de regresar a la ciudad. A lo lejos, las olas rompían suavemente contra la orilla, como una despedida silenciosa de esos días perfectos que habían compartido. Pero Lukas sabía que la vida real esperaba, y que todavía había un asunto que debían resolver.Después de un desayuno tranquilo y de empacar lo poco que quedaba, la pareja se dirigió al aeropuerto donde los estaba esperando un vuelo privado para regresarlos a su casa.E
Fabiola bajó la mirada, claramente incómoda con la situación. Sabía que se encontraba en una encrucijada. Lukas y Sofía estaban decididos a descubrir la verdad, y la mentira que había creado comenzaba a desmoronarse frente a ella. Respiró hondo y, en un intento de ganar algo de tiempo, se levantó lentamente del sofá.—Está bien... —murmuró, aunque su voz denotaba cierto resentimiento—. Si eso es lo que quieres, vamos.El camino hacia la clínica fue silencioso, con una tensión palpable llenando el aire. Fabiola mantenía las manos entrelazadas, moviéndolas nerviosamente en su regazo, esperando poder salir de eso beneficiada.Lukas, con las manos firmes sobre el volante, no dejó de observarla por el espejo retrovisor. Sabía que algo no estaba bien, pero necesitaba que Fabiola confesara por sí misma.Sofía, por su parte, se mantenía serena, aunque por dentro las emociones le revoloteaban en el estómago. No podía dejar de pensar en lo que sucedería si Fabiola realmente estuviera mintiendo.