Lukas detuvo sus palabras en seco, su atención completamente capturada por el sonido del helicóptero que descendía lentamente hacia el jardín. El murmullo de los invitados se convirtió en un susurro inquieto, todos girando la cabeza hacia el cielo, tratando de discernir quién podría estar a bordo. La tensión en el aire era palpable, y Lukas sintió cómo su corazón comenzaba a latir con más fuerza, una mezcla de esperanza y miedo surgiendo en su interior.Marleni y Danilo intercambiaron miradas de preocupación, sin saber qué pensar de la repentina aparición del helicóptero. Lukas se quedó inmóvil, sus ojos fijos en la aeronave mientras esta aterrizaba suavemente en un área despejada del jardín.Cuando las aspas del helicóptero comenzaron a desacelerar, la puerta lateral se abrió, y una figura femenina apareció. Lukas contuvo la respiración, incapaz de moverse o de procesar lo que veía. El cabello de la mujer ondeaba con el viento generado por las hélices, pero cuando finalmente levantó
El jardín, lleno de flores blancas y luces cálidas, estaba listo para la ceremonia. Los invitados se acomodaron nuevamente en sus asientos, emocionados por el desenlace inesperado. Las sonrisas en los rostros de todos reflejaban la alegría que traía el saber que, a pesar de las adversidades, el amor entre Lukas y Sofía había prevalecido.El oficiante, un hombre de mediana edad con una expresión amable, se situó en su lugar, listo para dar inicio a la ceremonia. Lukas y Sofía, aún tomados de la mano, avanzaron hacia el altar. Las miradas de ambos estaban llenas de amor y resolución; sabían que, a partir de ese momento, estarían juntos y nada ni nadie podía separarlos—Estamos aquí reunidos —comenzó el oficiante con voz firme— para celebrar el amor de Lukas y Sofía, quienes hoy han decidido unirse en matrimonio. Este día no solo marca el inicio de su vida juntos como esposos, sino que también demuestra que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo.Sofía miró a Lukas, sus ojos
El sol despuntaba en el horizonte cuando Lukas y Sofía abordaron el avión privado que los llevaría a su luna de miel. Habían decidido pasar dos semanas en una isla paradisíaca del Caribe, lejos de todo y de todos, para disfrutar de sus primeros días como marido y mujer.Mientras se acomodaban en sus asientos, Sofía no pudo evitar soltar una risita.—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Lukas, alzando una ceja.—Nada, es solo que... ¿Recuerdas cuando nos odiábamos? Y ahora míranos, casados y camino a nuestra luna de miel.—Sí, bien dicen que del odio al amor hay solo un paso, y así fue.Cuando aterrizaron en la isla, el cielo era un espectáculo de colores, como una bienvenida a la nueva vida que Lukas y Sofía estaban a punto de comenzar.Aunque exhaustos, estaban emocionados por todo lo que les esperaba. El trayecto desde el aeropuerto hasta la villa donde se hospedaban había sido breve, pero suficiente para que ambos pudieran disfrutar de las primeras vistas del paraíso que les rodeaba. L
Lukas estaba ansioso por estar con su ahora esposa, el mundo pareció desdibujarse dejándolos a los dos solos en un capullo de deseo. Lukas la recorrió, con la mirada voraz, absorbiéndola de pies a cabeza. Sin pérdida de tiempo quitó el resto de sus ropas, dejándole solo el brasier, su piel clara y sus pechos turgentes con puntas de rosa, eran visibles a través de la delicada tela, haciendo que su deseo por ella aumentara. —Mi corazón —, le dijo, con un acento marcado por la lujuria y la adoración. —Eres lo más hermoso que he visto en mi vida.Sofía se sonrojó y sus mejillas adquirieron un tono rosado. —Gracias, mi amor —, susurró, con voz apenas audible por encima del palpitar de sus corazones.Lukas se acercó a ella con una lentitud dolorosa, pero sus intenciones eran claras. Cada fibra de su ser ansiaba devorarla, reclamarla como suya una vez más, luchaba por no enloquecer y perder el control, sin embargo, quería que esa primera vez como esposos fuera especial, para atesorar en s
El sol se filtró a través de las ventanas, suavemente despertando a Lukas y Sofía de su sueño. Su luna de miel había sido un paraíso, pero la realidad comenzaba a asomarse con la luz del nuevo día.Lukas giró en la cama, encontrando a Sofía aún dormida a su lado, con su cabello desparramado sobre la almohada y una expresión de paz en su rostro. No podía evitar sonreír al verla, sintiendo una mezcla de amor y responsabilidad arremolinarse en su pecho.Con cuidado de no despertarla, se levantó y se dirigió hacia la ventana, contemplando el mar por última vez antes de regresar a la ciudad. A lo lejos, las olas rompían suavemente contra la orilla, como una despedida silenciosa de esos días perfectos que habían compartido. Pero Lukas sabía que la vida real esperaba, y que todavía había un asunto que debían resolver.Después de un desayuno tranquilo y de empacar lo poco que quedaba, la pareja se dirigió al aeropuerto donde los estaba esperando un vuelo privado para regresarlos a su casa.E
Fabiola bajó la mirada, claramente incómoda con la situación. Sabía que se encontraba en una encrucijada. Lukas y Sofía estaban decididos a descubrir la verdad, y la mentira que había creado comenzaba a desmoronarse frente a ella. Respiró hondo y, en un intento de ganar algo de tiempo, se levantó lentamente del sofá.—Está bien... —murmuró, aunque su voz denotaba cierto resentimiento—. Si eso es lo que quieres, vamos.El camino hacia la clínica fue silencioso, con una tensión palpable llenando el aire. Fabiola mantenía las manos entrelazadas, moviéndolas nerviosamente en su regazo, esperando poder salir de eso beneficiada.Lukas, con las manos firmes sobre el volante, no dejó de observarla por el espejo retrovisor. Sabía que algo no estaba bien, pero necesitaba que Fabiola confesara por sí misma.Sofía, por su parte, se mantenía serena, aunque por dentro las emociones le revoloteaban en el estómago. No podía dejar de pensar en lo que sucedería si Fabiola realmente estuviera mintiendo.
Meses después. Los meses pasaron, y la vida de Lukas y Sofía volvió a un ritmo más tranquilo y estable. Fabiola había desaparecido de sus vidas tras la revelación, y ambos se concentraron en construir un futuro juntos, libres de los problemas y fantasmas del pasado, era una pareja feliz, que disfrutaban estar juntos y que por ahora habían decidido esperar para tener sus hijos. Aunque vivían en la mansión, siempre iban a casa de sus padres a pasar tiempo con ellos, además, ellos estaban emocionados porque tendrían un hermano, de quien no sabían su sex0 porque esperaban que fuera una sorpresa. Una tarde de un domingo, Lukas y Sofía estaban visitándolos en un almuerzo familiar. El ambiente era cálido y acogedor, lleno de risas y conversaciones animadas sobre planes futuros, proyectos, porque a ambos jóvenes les estaba yendo muy bien, además estaban ansiosos por la llegada del nuevo integrante de la familia: el bebé que Marleni estaba esperando. A pesar de su embarazo avanzado, Marle
Horas después, Sofía y Lukas entraron a la habitación del hospital donde Marleni descansaba, sosteniendo a su recién nacido en brazos. Danilo, emocionado, se encontraba junto a su esposa, acariciando con ternura la pequeña cabeza del bebé. Al verlos entrar, Marleni les sonrió con esa serenidad única que solo una madre puede tener después del parto.—¿Cómo estás, mamá? —preguntó Sofía con suavidad, acercándose a la cama y mirando al bebé con ojos brillantes.—Estoy bien, cansada, pero feliz —respondió Marleni—. Aquí está su hermano, esperando conocerlos oficialmente.Lukas, quien hasta ese momento había permanecido en silencio, se acercó con pasos lentos y respetuosos. Nunca había visto a un bebé tan pequeño, tan indefenso y lleno de vida. Se inclinó un poco para observar más de cerca al recién nacido, con una sonrisa suave y llena de asombro.—Es perfecto, Marleni ¿Cómo se llama? —murmuró el hombre, incapaz de apartar la mirada del pequeño.—Aún no tiene nombre —dijo Marleni de repent