2/ Alma
Miro mi ropa, mi madre me obligó a colocarme un vestido que trajo de la casa, está usado pero es bonito, no tengo ramo, tampoco es que me muerda del dolor por eso.
El juez entra en la sala de una mansión que podría ser perfectamente la de un presidente, pero no, es la casa del papá de este señor, lujo extremo por todas partes.
El señor llega en silla de ruedas con un tanque de oxígeno, se detiene a mi lado y solo miro al frente tratando de ignorarlo pero él me nombra.
—Nuera — No lo miro pero mi madre me mueve el brazo para que no sea grosera.
—Alma señor — Le respondo sin mirar para que conozca mi nombre.
—Nuera — Repite como si no hubiera escuchado mi nombre — Sé que no son los motivos que te gustarían al estar aquí pero verás que esto es por el bien de todos — Él habla con dificultad se nota que está agotado y siendo franca me da pena.
En eso el juez habla y casi ni cuenta me doy que estaba allí.
—Estamos listos — Termina de decir y es cuando escucho esa voz que viene desde las escaleras.
—Excelente — Él baja las escaleras y todos lo miran, en cambio yo evito tener algún contacto con él, ni siquiera visual.
Él llega al último escalón y camina hacia mí, me toma de la mano pero no la apretó, solo la dejo floja, me acerca al juez.
—Ahora sí, cásenos, deje el protocolo y solo hágalo — No parece feliz se nota que esto no solo me hace infeliz a mí.
—Bueno debo decir unas palabras que son por ley las más importantes — Nos comunica el Juez quien mirándolo bien hasta parece presionado a estar aquí.
El Juez comienza hablar y la verdad no escucho nada solo quiero que suelte mi mano. Pero no la suelta, al contrario, cada vez que me muevo me aprieta más.
Es elegante de tez blanca pero como bronceado, seguro está en pura fiesta, no miré el color de sus ojos ni el de su pelo, de verdad evité verlo.
—Señor Alexis Patrovic ¿Acepta como su legitima esposa a Alma Nuñes?
—Si — Él responde casi sin dejar terminar al Juez.
—Alma Nuñes
¿Acepta como esposo al señor Alexis Patrovic? — Miro al suelo y luego a mi mamá.—Sí, acepto— Mi mamá y Mario aplauden.
—Los declaro…— No lo deja ni terminar y lo interrumpe.
— ¿Dónde firmo? — Dice el muy grosero, el juez le muestra dónde firmar, lo hace y se marcha.
—Señora por favor… — Firmo donde me indica y el Juez me da la mano, un señor de traje se acerca y lo lleva hacia no sé dónde.
Voy hacia mi mamá, no es que tenga muchas opciones.
—Listo podemos irnos, él ya se fue o sea… es lo lógico me casé pero tampoco es que deba quedarme.
—Si al menos que...
— ¡Que se va ni que nada! esperen aquí — Mario va hasta el del señor en silla de ruedas y le dice algo, el hombre le dice algo y regresa.
—Podemos irnos… pero tú no — Señalándome con el dedo — Dice que ella tiene todo lo que necesita aquí, el señor espera para hablar con ella —Mario se ve dichoso el muy desgraciado.
— ¿Pero cómo así?, si me quedo es desde ya no es justo no sé nada de esta gente — Esto parece una mala broma.
—Mire mañana vendremos para ver que estés, bien ahora suba que su esposo la espera — Miro a mi mamá ella sabe que no, esto no.
—Mamá… — Mi voz se rompe en mil pedazos y mi mirada de auxilio dice todo lo que ahora mi alma no puede gritar.
—Alma ahora está casada y debe cumplir, ¿O para que cree que se buscó una esposa 10 años menor? ¡Qué agradezca que al menos es el hijo y no el viejo!
— ¡Me das tanto asco Mario! vendes a una mujer y pensar que decías quererme como a un padre…
— ¡Eres una malagradecida! — Dijo por lo bajo tratando de que no se notara la discusión que manteníamos en plena boda.
—Nuera ¿Podemos hablar? — El señor de la silla de ruedas habla tras de mí.
Mi mamá me quiere abrazar pero no la dejo, esto es repugnante.
Ellos se marchan y la puerta se cierra, pero para mí se abre la del infierno.
3/Alma—Nuera¿Podríamostomaruncafé?— Elseñorconeloxígenoconectadomepideque lo acompañe.Cuandomiroalapuertamimadreyanoestá.—Señornoséqué...— Enel momento en quevoyahablarelacompañantedelseñorse gira para decirme algo.—Sigamosseñoraporaquí — Nadiemedejahablarescomosifuerainvisible.Sigoalseñorquellevalasillahaciaunpatiotraserohermosogrande.—Señoraestees
Él está en no sé qué parte de la casa, ya paso como una hora y veo desde aquí autos,camionetasdecomidas,senotaquelafiestaesengrande.Mesientoenelsobrantedelaventana,escomounabaranda,peropordentromirotodo,esperoqueeltiempopase no me queda otra opción. Mi móvil no ha sonado, mi madre no me ha escrito nosé nada de ellos le he mandado mensaje y le he intentado llamar y nada, pero seguroahora estarán bien, la casa estará a salvo o al menos eso fue lo que Mario dijo, quesus problemas se resolverían con esta unión. Me casé de una forma estúpida deesasquemirasenlasnovelasydices“Queidiotalachica&rdqu
Todo seguía la gente mi madre la cual aun no he podido ver es mucha la presentación aras que no recordaré.—Intenta ser una buena mentirosa.——¿Que?—en eso una pareja se nos acerca el pasa si mano por mi cintura.—Hola gracias por la invitación mi querido amigo.—el se nota esta tendiendo hasta molesto. —No recuerdo aver lo hecho pero que más da ya están aquí.—ella me mira como si fuera lo peor que vio en su vida.—¿El Vestido es de Valentino verdad?—Me pregunta y yo ni mierda de donde es el vestido.—Mi esposa cuenta con un gusto envidiable. —responde el al ver quer no digo nada como decirlo si no se.—Y por lo que veo es muda ya que no la he escuchado hablar.—y es allí donde se como actuar.—No, solo que cundo la char
6/ Alma Ya paso un día desde la fiesta me miro y casi no se me nota el golpe en el labio tengo el pómulo algo hinchado pero nada que deba ser importante. Él no ha estado en la casa he bajado, subido y salido al patio y ni rastros de él o su odioso tío. El tal Arthur, el mayordomo de Bataman le digo yo, es el que me dice señora haga esto o señora haga aquello. En eso el teléfono de la casa suena y nadie responde cosa que es rara siempre está lleno de gente esta casa pero suena y suena y lo tomo. —Hola Arthur ¿Podría hablar con papá por favor? — Me quedo congelada es una niña se le nota en la voz. —Hola hermosa dime quien es tu papa y te pasare con el sí puedo — Es una voz muy dulce. — ¿Hola mami eres tú? ¿Estás en la casa? — No sé quién sea pero me quedo congelada se nota la dulzura y la emoción de la niña en la voz cundo voy a responder alguien me quita el teléfono y es él. —Hola — dice muy grosero. Veo como su semblante cambia al escuchar quien está del otro lado. Me quedo
7/AlmaVoyalacocina,nosésilaniñayaalmorzóono,noséquécoma,nosénada.Me quedo mirando la nevera y pensado como es que la madre de esa niña estámuerta¿ElLAMATÓ?¿Murióenelparto,ellalosdejó,lamataronsusenojos?¿Quepaso?—Meavisanqueen40minutosmihijaestáaquí — Diceélmirándome,cierrolanevera.— Okalmenosmedicessunombreyquesabedenosotros,porqueme&nb
Alma Él se marcha, sé que esto para él está fuera de su rango, ya que su hija y esta desconocida quizás conectan más que él, cocinamos el no regreso luego de un rato y debí contar historias inventadas sobre niños y cosas de África, lugar al cual solo he visto en películas no rompería la ilusión estúpida que él creó para ella.Pero la observó, es hermosa, dulce y ¿no sé por qué las niñas son crueles con ella? ¿Por qué él no le ha dicho la verdad?—La comida está servida— ella llama a su papá, él llega algo inquieto, comemos en la cocina donde una mesa redonda y de 4 personas está bien para mí, pero él no ha dejado de quejarse — ¿por qué no comemos en el comedor principal?, Q
AlexVoy por una de mis armas que está en una de las gavetas de la entrada y abro la puerta de la escalera, una oculta que está debajo.Pero ya es tarde estaba dentro, los veo entrar con pistola en mano, ella tiene a Mía en sus brazos, cubre la cara de mi hija para que no vea nada.Por primera vez en mucho tiempo estoy nervioso y tengo miedo, ellas no deben pasar por nada de esto.— ¡Vaya, vaya, miren quien está en casa!—No sé quien sea este idiota, pero como tres hombres más lo acompañan mis guardias no están y maldigo el haberme quedado solo.—Por tu bien y los de estos idiotas mejor salgan. —Él me mira y camina hacia mi Alma que se oculta tras de mí, levanto mi arma apuntando a la cabeza de este hijo de puta que no sé quién es.—Hola. —Dice mirando a Alma, ella no responde.&m
10/AlmaCuando despierto Mía está casi en los pies de la cama durmiendo, él no está miro la hora en el reloj que está en la mesita de luz y son las seis veinticinco de la mañana es muy temprano, solo durmió poco, salgo de la cama me voy al baño hago mis necesidades, me levanto el pelo y enjuagó la boca luego bajo.Al llegar a las escaleras se escuchan voces como una discusión, pero no a los gritos de esas que tratas de evitar que sepan que estás enojado, pero aun así se sabe...No quiero ir, pero únicamente el saber que algo malo puede estar pasando ya me altera, mis manos están temblando, no seque pasa, pero mi cuerpo vive en un miedo constante.Uno de los guardias llega, me sorprende por detrás.— ¿Señora está bien?—Él me mira y pestañ