¡¡Ay Dios mío!! ¿QUE PASO AQUI?
NARRA ALAN —¿Qué es lo que quieres? ¿Porque vienes a aquí sin decirme? — le pregunté muy molesto. Ella se cruza de brazos y se ríe. —¿Podemos dejarnos de teatros? Ya sé que sabes sobre mi familia. Tu abuela debería de mandar mejores hombres a espiarnos. Tristemente el hombre no podrá completar su misión ya que posiblemente ya se lo comieron los peces —dice intentando tocar mi rostro. —¿Qué es lo que quieres? —le pregunté y sonríe con ironía. —Tristemente no te han dicho toda la verdad, solo puedo decirte que los Galeano esconden muchos secretos y tienen varios enemigos. Para tu mala suerte fuiste la carnada perfecta para llegar a tu familia y el idiota perfecto en creerte mi teatro. Ahora sé dónde viven, cuantos son, sus nombres, trabajos, pasatiempos y puedo asegurarte que hasta sé de qué lado de la cama duerme cada uno. Sin dejar afuera a Susy, su familia y tu hijo —me dice y antes que se vuelva a reír sujeto su antebrazo y me acercó a ella viéndola directamente a los ojos, in
NARRA SUSY —¡¡Susy, hija!! ¿¡Que pasó!? —preguntó mi madre exasperada al venir a mi lado. Mientras observo como estaban metiendo a Alan en la ambulancia. —¡Khoa, mamá! ¡Secuestraron a mi bebé! —Grité con desesperación. Traté de ponerme de pie y lo logré con un poco de dificultad. —¡Puedes caminar! —me mira sorprendida. Intenté dar un paso hasta ella, pero perdí el equilibrio. Ella no me dejó caer. —Quería correr detrás de mi hijo, creo que solo ocupaba un momento de desesperación para que mi cuerpo despertara del todo. ¡Mi hijo mamá, quiero a mi hijo! —le dije entre llanto. —Pero ¿qué pasó? ¿Quién se lo llevó? —me preguntó y en ese momento un paramédico se acerca a nosotros. —¿Alguien lo acompañará? —me despegué un poco de mi madre y asentí. —Yo voy con él —sentencié y me ayudaron a subir a la ambulancia. Escuchaba y miraba atentamente todo lo que los paramédicos iban haciendo sobre Alan. Sentí que la vida se me iba cuando mencionaron que el disparo había tocado una arteria
NARRA ALAN—¡Estas completamente loca Rebeca! —grité de frustración, no quise mostrar debilidad ante sus amenazas, por un momento pensé que sus acciones y palabras solo eran para amedrentar. Tristemente estaba muy equivocado, mostrando esa sonrisa diabólica que jamás había visto, al menos no hasta ayer jugando con la navaja en su mano.—Esto no le agradará al jefe, señorita —comenta uno de los hombres detrás de ella.—Cállate, mientras anden conmigo su jefa seré yo —le dice al hombre apuntándole con la navaja. Rebeca se acerca hasta mí.—Ahora, Alan. ¿Qué zona es la más sensible del cuerpo? —no le contesté, la verdad que los nervios me estaban ganando, pero no quería darle ese gusto.—¿Ahora sí muy calladito? Parece que eso si te dio miedo. Yo no amenazo sin razón Alan, es mejor que estés preparado. Soporté muchísimas cosas, por culpa de tu familia. Créeme que hacer unas rayas en tu cuerpo, no se compara con las enormes cicatrices que llevo en mi corazón y mente. Vengan aquí y sujétenl
NARRA ALAN —No lo levantes, déjalo que duerma —escucho una voz masculina que no puedo distinguir. —¿Cómo me puedes pedir que me calme después de lo que acabo de ver? —esa definitivamente es mi madre. Voy abriendo de a poco mis ojos. Sentía todo mi cuerpo adormecido, pero comencé a recordar lo que pasó ayer. Digo ayer porque la claridad que entraba por la ventana era muy tenue. Mi mente me gritó los nombres de Khoa y Susy. —¡¿Susy y Khoa?! —exclamé y estaba a punto de moverme, pero mi abuelo me apretó de regreso a la cama. —Cálmate, ellos están bien. Están a salvo, tu padre también está aquí en el hospital. Todo está bien, ahora concéntrate en estar bien —comenta mi madre, algo cabizbaja. Era más que obvio que algo le pasaba y no me lo quería decir. —¿Qué me ocultas? —pregunté viéndola con mi ceja alzada. Ella mira a mi abuelo Manuel, este asiente y sale de la habitación dándome un espacio para hablar con ella. Toma mi mano y suspira, desde ese momento sentí algo de miedo ante lo q
SUSY—Estoy segura de que todo saldrá bien, señor Iván —menciono para darle un poco de actitud positiva. Al mismo tiempo me la decía para mí misma.—Haré todo lo que esté a mi alcance con tal de regresar a mi nieto a casa contigo. Ustedes dos son lo más importante —comenta y no pude decir nada más al respecto. Sin darme cuenta ya habíamos llegado hasta el lugar donde nos habían citado. Una camioneta con los de seguridad se quedó a unas calles del lugar. El señor me explicó que en su reloj había un mecanismo que alertaba a su guardia cuando esté en peligro y que lo usaría ya cuando llegara el momento; o si llegáramos a estar en peligro extremo. No cabe duda de que la familia de mi hijo es de armas tomar.—¿Lista para recuperar tu bebé? —me preguntó y asentí con seguridad.Nos bajamos del auto y nos adentramos en el lugar de inmediato. Escuché el llanto de mi bebé que solo me hizo tensarme y ver al señor Iván. Con su mano me indicó que me calmara y aunque fue muy difícil ya que no sé en
NARRA SUSY —¡YA NO LE PEGUES MÁS! ¡Mamá! —le grité a mi papá al ver que estaba golpeando a mi madre una vez más. —¡Susy ve a tu habitación y protege a tus hermanos, cariño! —me gritó mi madre en mandarín tradicional, su lengua natal. Ella nos enseñó a mis hermanos y a mí desde que éramos muy pequeños a hablar ambos idiomas. Antes que pudiera voltearme y correr hacia la habitación. Sentí la áspera y fuerte mano de mi padre, jalarme y tomarme fuertemente del cabello. —¿Qué demonios le has dicho? ¿Si sabes lo que me hierve la sangre que les hables en ese idioma para qué lo haces? ¿Solo para que no sepa que es lo que les dices? Este será tu castigo hoy —sentí su mano, golpear mi rostro varias veces, mis mejillas dolían mucho, lo único que podía hacer era apretar mis ojos porque si lloraba los golpes iban a ser peor. Sentía la lucha de los brazos de mi madre por zafarme del agarre que mi padre tenía en mi cabello. —¡SUÉLTALA! ¡Es una niña, por favor! ¡Ya déjala! No le pegues más. ¿Cómo
NARRA ALAN —El dinero no lo es todo en esta vida, Alan —dijo mi padre una vez y eso creía yo hasta que entre mis propios primos comenzó el quien anda los mejores zapatos, la mejor ropa, quien tiene el mejor cuerpo y yo no me iba a quedar atrás. No iba a ser el tonto o el hazme reír de todos ellos, para eso estaba Ángel. ¿Han escuchado ustedes esa frase que dice que no se puede juzgar el libro por su portada? Bueno, en mi caso no se puede juzgar a un libro entrelíneas. Mostrar mis puntos débiles no es opción y es por eso por lo que siempre verán esta coraza de hierro que yo mismo me he impuesto, prefiero eso a ser un hombre temeroso, inseguro al que todos le pasen por encima. No odio a mi trillizo Ángel, pero tampoco metería las manos al fuego por él. La verdad que no me importa lo que haga, piense o deje de hacer. Siempre ha sido el más consentido de la familia, por sus dotes de inteligencia. Lo único que si nunca nos ha gustado con Aitor es que no tenemos fotos de nuestros primeros
NARRA SUSY —Los príncipes no existen, al menos no como los cuentos de hadas. Mira tu padre me imagino que primero él era un príncipe para tu madre y luego eso cambió. Agradezco que me veas como tal, pero no lo soy. — me dice sonriendo, se escucha el sonido de su celular y se voltea a ver al frente nuevamente. —Si, dile a ese imbécil que ya voy —lo escucho decir y me llamó la atención como su tono de voz cambia a uno más serio. Él se volvió a mí de nuevo. —Cuéntame de ti. — me dice y nuevamente con una sonrisa en su rostro, por un momento mis ojos se clavaron en su brillante sonrisa. Él mueve la mano frente a mi rostro sacándome de ese trance. —Si, si, lo siento. Me llamo Susana Libón Park, pero mis pocos conocidos y mi madre me dicen Susy Li o solo Susy. Hoy cumplo mis 18 años, tengo dos hermanos el más pequeño se llama Tian y el otro se llama Argus, no hay nada más que decir. — confesé, sé que no es nada, pero es la verdad. —No creo que solo eso sea, debes tener amistades, cosas