¿Ahora que te traes Rebeca?
NARRA SUSYSiendo honesta si se me apretó el corazón después de la confesión de Alan. Traté de excusarlo y darle la razón, pero eso no borra o merma toda esta rabia y dolor en mi corazón. Cuando salió de mi habitación me sentí con un peso menos en mí. Debía decirle cómo me sentía y lo que había vivido todo este tiempo. Cosas que él ya sabía por mi madre o por las personas que me rodearon durante todo este tiempo, pero no por mí. Mi madre y las tías de Khoa entran en la habitación. Ella me mira sorprendida, mientras las demás me ven con un poco de pena. —¿Y solo eso? ¿No le darás una oportunidad? —me preguntó mi madre sorprendida. Por lo que no me tiré en los brazos de Alan y acepté darle la oportunidad que me pidió.—¿Que esperabas que hiciera mamá? ¿Que se borre como por arte de magia todo lo que he tenido que sufrir por su culpa? ¿Se te olvida todo lo que pasé después de que él se fue? ¡Casi pierdo a Khoa mamá! Entiendo su actuar, el que desconfiara de mí, una sirvienta ignorante co
NARRA ALAN —¿Qué es lo que quieres? ¿Porque vienes a aquí sin decirme? — le pregunté muy molesto. Ella se cruza de brazos y se ríe. —¿Podemos dejarnos de teatros? Ya sé que sabes sobre mi familia. Tu abuela debería de mandar mejores hombres a espiarnos. Tristemente el hombre no podrá completar su misión ya que posiblemente ya se lo comieron los peces —dice intentando tocar mi rostro. —¿Qué es lo que quieres? —le pregunté y sonríe con ironía. —Tristemente no te han dicho toda la verdad, solo puedo decirte que los Galeano esconden muchos secretos y tienen varios enemigos. Para tu mala suerte fuiste la carnada perfecta para llegar a tu familia y el idiota perfecto en creerte mi teatro. Ahora sé dónde viven, cuantos son, sus nombres, trabajos, pasatiempos y puedo asegurarte que hasta sé de qué lado de la cama duerme cada uno. Sin dejar afuera a Susy, su familia y tu hijo —me dice y antes que se vuelva a reír sujeto su antebrazo y me acercó a ella viéndola directamente a los ojos, in
NARRA SUSY —¡¡Susy, hija!! ¿¡Que pasó!? —preguntó mi madre exasperada al venir a mi lado. Mientras observo como estaban metiendo a Alan en la ambulancia. —¡Khoa, mamá! ¡Secuestraron a mi bebé! —Grité con desesperación. Traté de ponerme de pie y lo logré con un poco de dificultad. —¡Puedes caminar! —me mira sorprendida. Intenté dar un paso hasta ella, pero perdí el equilibrio. Ella no me dejó caer. —Quería correr detrás de mi hijo, creo que solo ocupaba un momento de desesperación para que mi cuerpo despertara del todo. ¡Mi hijo mamá, quiero a mi hijo! —le dije entre llanto. —Pero ¿qué pasó? ¿Quién se lo llevó? —me preguntó y en ese momento un paramédico se acerca a nosotros. —¿Alguien lo acompañará? —me despegué un poco de mi madre y asentí. —Yo voy con él —sentencié y me ayudaron a subir a la ambulancia. Escuchaba y miraba atentamente todo lo que los paramédicos iban haciendo sobre Alan. Sentí que la vida se me iba cuando mencionaron que el disparo había tocado una arteria
NARRA ALAN—¡Estas completamente loca Rebeca! —grité de frustración, no quise mostrar debilidad ante sus amenazas, por un momento pensé que sus acciones y palabras solo eran para amedrentar. Tristemente estaba muy equivocado, mostrando esa sonrisa diabólica que jamás había visto, al menos no hasta ayer jugando con la navaja en su mano.—Esto no le agradará al jefe, señorita —comenta uno de los hombres detrás de ella.—Cállate, mientras anden conmigo su jefa seré yo —le dice al hombre apuntándole con la navaja. Rebeca se acerca hasta mí.—Ahora, Alan. ¿Qué zona es la más sensible del cuerpo? —no le contesté, la verdad que los nervios me estaban ganando, pero no quería darle ese gusto.—¿Ahora sí muy calladito? Parece que eso si te dio miedo. Yo no amenazo sin razón Alan, es mejor que estés preparado. Soporté muchísimas cosas, por culpa de tu familia. Créeme que hacer unas rayas en tu cuerpo, no se compara con las enormes cicatrices que llevo en mi corazón y mente. Vengan aquí y sujétenl
NARRA ALAN —No lo levantes, déjalo que duerma —escucho una voz masculina que no puedo distinguir. —¿Cómo me puedes pedir que me calme después de lo que acabo de ver? —esa definitivamente es mi madre. Voy abriendo de a poco mis ojos. Sentía todo mi cuerpo adormecido, pero comencé a recordar lo que pasó ayer. Digo ayer porque la claridad que entraba por la ventana era muy tenue. Mi mente me gritó los nombres de Khoa y Susy. —¡¿Susy y Khoa?! —exclamé y estaba a punto de moverme, pero mi abuelo me apretó de regreso a la cama. —Cálmate, ellos están bien. Están a salvo, tu padre también está aquí en el hospital. Todo está bien, ahora concéntrate en estar bien —comenta mi madre, algo cabizbaja. Era más que obvio que algo le pasaba y no me lo quería decir. —¿Qué me ocultas? —pregunté viéndola con mi ceja alzada. Ella mira a mi abuelo Manuel, este asiente y sale de la habitación dándome un espacio para hablar con ella. Toma mi mano y suspira, desde ese momento sentí algo de miedo ante lo q
SUSY—Estoy segura de que todo saldrá bien, señor Iván —menciono para darle un poco de actitud positiva. Al mismo tiempo me la decía para mí misma.—Haré todo lo que esté a mi alcance con tal de regresar a mi nieto a casa contigo. Ustedes dos son lo más importante —comenta y no pude decir nada más al respecto. Sin darme cuenta ya habíamos llegado hasta el lugar donde nos habían citado. Una camioneta con los de seguridad se quedó a unas calles del lugar. El señor me explicó que en su reloj había un mecanismo que alertaba a su guardia cuando esté en peligro y que lo usaría ya cuando llegara el momento; o si llegáramos a estar en peligro extremo. No cabe duda de que la familia de mi hijo es de armas tomar.—¿Lista para recuperar tu bebé? —me preguntó y asentí con seguridad.Nos bajamos del auto y nos adentramos en el lugar de inmediato. Escuché el llanto de mi bebé que solo me hizo tensarme y ver al señor Iván. Con su mano me indicó que me calmara y aunque fue muy difícil ya que no sé en
SUSY—¿Hija, podemos hablar? —pregunta mi madre. Ya era de día y mi pequeño ya se había levantado a manotear mi cuerpo, pero con un poco de leche le bastó para volverse a dormir.—Si mamá, dime —le respondí levantándome de la cama con cuidado de no despertar a mi pequeño. Debe de estar cansado después del horror que vivió ayer.—Quiero hablarte de Alan, el pobre ayer se puso muy mal cuando se enteró que ustedes se habían ido a buscar a Khoa. Tuvieron que someterlo y ponerle un calmante, porque su herida se abrió y estaba perdiendo mucha sangre. Sé que no estás del todo preparada, pero creo que ustedes necesitan hablar. Ustedes están jugando como dos adolescentes enamorados, pero que no pueden o no quieren estar juntos porque son muy inmaduros, inseguros y me atrevo a decir que hasta infantiles. Son como dos niños jugando al gato y al ratón. Cuando uno viene el otro huye y así no se puede Susy. No puedes darte ese lujo. Mira a Khoa, él se merece una familia y aunque la tiene no está uni
ALANEstoy en el aeropuerto viendo como mi muñeca junto con su familia y mi hijo, suben a un avión del cual no conozco su rumbo. Me quedé viendo el avión despegar hasta que sentí una tibia y pequeña mano en mi espalda.—Es por su bien cariño. Ambos necesitan sanar las heridas en su corazón, si se quedaban juntos justo ahora jamás lo harían. Deben madurar, saber qué es lo que quieren y lo más importante, deben perdonarse. Khoa aún está pequeño y todavía no se da cuenta de lo que pasa. Eso cambiará cuando tenga 4 o 5 años y haga preguntas al respecto. Si ustedes luchan por el amor que se tienen eso será magnífico, pero si deciden pasar página. Es algo que ambos deben respetar y desearle la felicidad al otro, con respeto y amor porque tienen un hijo en común —comenta mi abuela y aunque me cueste aceptarlo es la verdad. Lo único que espero y deseo es que este tiempo el terapeuta no gane el corazón de mi muñeca porque ahí si la habré perdido para siempre. Salimos del aeropuerto rumbo a Zar