En la habitación Mónica y Edgar estaban de lo más divertidos y pasionales, dentro tenían varias botellas de alcohol que al poco tiempo que llevaban encerrados ya se habían terminado. Edgar estaba ya bastante ebrio cuando Mónica se dio cuenta de ello decidió que ya había llegado el momento de terminar con eso. — Será mejor que te vayas, tu novia Dayana ya debe de estarte buscando por las habitaciones de la casa.El comentario de ella puso en alerta los sentidos adormilados de Edgar quien se puso de pie rápidamente y a duras penas con dificultad se empezó a cambiar, podría estar borracho pero no tonto sabía que se metería en problemas si Dayana lo encontraba así.— Espero no volver a verte.. Edgar arrastró las palabras un poco, miro a Mónica quien estaba sonriente en la cama, el se dio la vuelta y salió de la habitación; en cuanto el se fue ella tomó su celular y empezó a teclear mandando un mensaje, en cuestión de minutos llegó una alerta a su celular con la notificación de que habí
Al día siguiente en la universidad Dayana llegó fresca y radiante como una lechuga, llevaba el cabello recogido en un moño bajo, su flequillo acomodado a sus lados de la frente, llevaba un pantalón oscuro una sudadera gris amplia y tenis blancos; por otra parte todo lo contrario de ella Edgar venía con su ropa algo desaliñada y con una cara de muerto viviente, sus ojos le ardían, la luz de el sol le molestaba además de tener un dolor de cabeza terrible el iba rumbo a su salón de clases cuando se topó de pura casualidad con Dayana en el pasillo, ella lo miró con frialdad. — Te vez terrible no debiste beber tanto anoche... – Edgar puso los ojos en blanco, en realidad no tenía ganas de lidiar con sus reproches.— Deja de molestar Daya tuve una noche terrible, cuando desperté en la madrugada estaba en el contenedor de basura de la casa, castigo de mi padre por llegar ebrio que estupidez... Edgar siguió su camino molesto, llevaba su cabello rubio desordenado, parecía que busco el pantaló
Al poco tiempo llegaron unos guardias de seguridad a separarlos, junto con otros profesores Dayana observó como llevaban a Edgar dentro y Raúl caminaba por su propio pie llevándose una mano a la mejilla; ella cerró los ojos y suspiró pesadamente no queria quedarse a esperar la salida de Edgar lo más seguro es que iba a estar un largo rato ahí adentro además de que cuando saliera lo más probable era que le reclamara algo a ella por el mal humor que se cargaba, así que mejor se fue. ...Dentro en la oficina de la dirección los guardias sentaron a Edgar en una silla y se pusieron a su lado para si intentaba irse sobre Raúl nuevamente quién se posicionó a un lado de la directora. — Me podrían explicar que es lo que acaba de pasar por favor. La directora era una mujer algo mayor con cabello corto rojo vestida con ropa formal muy elegante, les habló con toda la paciencia del mundo absteniéndose se gritar en especial a Edgar ya que su posición es la escuela era privilegiada, su padre hací
Alexander cerró los ojos y suspiró, cuando los abrió de nuevo se puso de pie. — Lamento los problemas que Edgar esta dando, si estos comportamientos continúan no la piense dos veces en hacer que repita el año, agradezco su consideración por ser un benefactor importante de la escuela pero Edgar debe aprender que eso no le da la libertad de hacer lo que quiera.— Claro señor Escalante.La directora se puso de pie y ambos se estrecharon la mano, Alexander se puso al lado de el escritorio frente al profesor Raúl que volteo a verlo, Raúl era unos cuantos años más joven que Alexander.— Lamento lo que mi hijo le hizo en verdad, correre con todos los gastos médicos hágame llegar la factura con la directora.— Gracias pero no es necesario no es para tanto.— Debería de ir para que lo revisen, es una sugerencia una vez más le ofrezco una disculpa.Alexander se dio la vuelta y salió de la oficina su escolta fue tras él y ambos caminaron hasta la salida, ya era tarde así que la Universidad esta
Al día siguiente en la tarde Dayana iba saliendo de su última clase cuando se topó con Leonel en el pasillo, por suerte iba caminando solo iba a recoger a Amanda a su salón. — ¡Vaya hasta que se me hace el milagro de verte!.– Leonel se paró y le gritó a Dayana que iba un poco más atrás que el, ella sonrió y se apresuró para alcanzarlo. Ella llevaba unos leggins negros, tenis de bota oscuros y una camisa de manga larga negra y muy holgada, Leonel iba perfectamente arreglado con una camisa tipo polo azul marino y pantalón oscuro con zapatos negros. Dayana estaba feliz de verlo. — Lo mismo digo, hace meses que no te veía.— No exageres tampoco, e estado algo ocupado con Amanda, viendo cosas de boda y eso— ¿Es encerio?.Dayana hablo en un tono seco y con desaprobación sin querer, se le salió de repente tan natural que no se tomó el tiempo de pensarlo, pero Leonel no se lo tomó a mal de echo esperaba algo así, empezó a reír. — Si es encerio, Amanda está muy entusiasmada con la idea —
Dayana primero se puso a separar todos los documentos por colores, una vez echo eso las fue metiendo en sus carpetas correspondientes, agarró su mochila y se la puso en el hombro para después abrazar las carpetas y llevarlas a archivos, que estaba en el segundo piso. A esas horas el edificio en la parte de los salones por lo menos estaba totalmente desértico, paredes blancas con grandes ventanales que dejaban ver hacía el exterior como los árboles bailaban al ritmo del viento, el chirrido de los zapatos de Dayana al caminar por el piso oscuro era lo único que se podía apreciar. Al llegar al lugar de archivos Dayana dejó las carpetas en el lugar correspondiente y salió lista ahora si para ir a casa, sacó su celular de la mochila para ver la hora y después lo puso en la bolsa de su pantalón, ya iba rumbo a la salida cuando se topó con Raúl abriendo una puerta para ir a los jardines con una caja que sostenía con ambas manos. — Hey hola ¿Qué haces tan tarde aquí? .– Raúl saludo a Dayan
Dayana le echo una mirada de molestia, estaba muy consternada por la situación pero de algo estaba segura y era que eso no terminaría nada bien, se sentía acorralada y en peligro, era la presa de ese animal que parecía estar hambriento. Se quedó quieta eh inmóvil, sabía que el hombre frente a ella contaba con una fuerza considerablemente grande a comparación de ella, su mente trataba desesperadamente de mantener la calma y control de su cuerpo que estaba al borde del colapso queriendo temblar, luchar y salir huyendo.— Tranquila, yo no te haré daño. Antes de destapar tu boca necesito que escuches lo que tengo que decirte... Ooo.. mi hermosa Dayana no tenía mucho de haber llegado a la ciudad, planeaba que mi estadía aquí fuera algo larga pero desde que te miré aquel día en el autobús supe que no podría ser así... la manera en que me miraste aquel día fue algo nuevo para mi, ninguna mujer me había retado la mirada y observando con aparente desprecio... fue curioso y gracioso para mi, t
Dayana se llevó el celular al oído y a los dos timbres su llamada fue atendida. — ¿Hola, Dayana? — ¡Octavio, Ayuda.. estoy en peligro... en la Universidad... Chancha de básquet...Un objeto se estrelló con fuerza en su cabeza, el sonido de el cristal reventandose lleno por completo el lugar haciendo eco en la cancha, Dayana cayó hacía al frente pero unos brazos la tomaron desde atrás amortiguado la caida.Raúl había aparecido de repente tras de ella con un florero en la mano, no podía creer que había caído como idiota en los encantos de esa mujer, ahora estaba furioso, no iba a permitir que por nada del mundo Dayana se escapara, se agachó y la giró para que quedara boca arriba, el sonido de una débil voz desesperada lo hizo girar a ver el celular en su mano. — ¡DAYANA! ¿¡Que rayos fue eso?! ¿¡Contesta carajo?! Raúl tomó el teléfono de Dayana y terminó la llamada, después lo arrojó contra la pared con todas sus fuerzas haciendo que el aparato terminara echo añicos, ella estaba deso