Para Dayana era sumamente desconcertante encontrarlo en ese lugar, había personas un tanto mayores estudiando pero no tanto, ese hombre tenía quizás alrededor de 36 años, casi de la edad de Alexander, llevaba puesto un conjunto deportivo negro dudaba que hubiera salido a correr y terminara dentro de la universidad por casualidad; Dayana estaba absorta en sus pensamientos sacando mil y un conclusiones, el hombre pasó su mano frente a los ojos de ella para hacerla reaccionar. — ¿Anna? ¿Estas bien? Ella sacudió un poco la cabeza para después ponerse de pie rápidamente, en ese momento recordó que le había mentido a ese hombre le había dicho que ella se llamaba Anna solo que ella no recordaba el nombre del sujeto. — Ee.. si estoy bien... em que sorpresa encontrarte aquí. Ella acomodó su mochila sobre sus hombros, le hablo en un tono neutral y acusatorio, el sonrió radiante acomodándose el cabello.— Bueno es una gran coincidencia que estudies aquí, yo soy el nuevo instructor de deport
Un bonito y elegante automóvil negro se estacionó en la entrada de la universidad, era Alexander quién había llegado por Edgar, no tardó en identificarlo, lo miro parado frente a un hombre que desconocía su identidad, lo que le preocupó era que apesar de la cara relajada de Edgar su postura estaba algo rígida, aunque aún así pensó que Edgar no era tan idiota como para pelearse frente a la escuela. Mientras Raúl y Edgar se retababan con ma mirada, Raúl optó por retirarla primero y sonreír mientras miraba al suelo.— Estas confundiendo las cosas joven Escalante yo no tengo interés en tu novia Dayana, pero entiendo tus celos uno suele tenerlos cuando se siente inferior o insuficiente ante otro. Ahora si Edgar no puso seguir escondiendo más sus emociones, sus cejas se juntaron al arrugar las cejas por la molestia, Raúl se estaba burlando de él y no solo eso, lo considero un insulto el simple echo de referirse a el como algo inferior. — Deja de decir estupideces yo no me siento inferior
Ya era miércoles el profesor Raúl se había mantenido a distancia de Dayana tal y como Edgar se lo había advertido, no obstante cuando se llegaban a cruzar por "casualidad" el siempre la saludaba muy alegre. Al ser un profesor nuevo, más joven que los demás y con buen físico varias chicas no tardaron en hacer sus acercamientos y coqueterias frente a el, una pequeña multitud de chicas lo rodeaba mientras caminaba por el pasillo. Dayana y Edgar estaban sentados en una de las mesas de la cafetería, ella revisaba unos apuntes mientras Edgar estaba sentado al revés recargando sus codos sobre la mesa mientras estaba recostado mirando como el profesor Raúl tenía la atención de todas las chicas más hermosas de la escuela. — Hola Edgar... ¿Envidia? Tayler se paró frente a Edgar tenia una de las correas de su mochila sobre su hombro, llevaba su característica gorra hacia atrás, camisa de manga corta roja como su gorra, pantalones oscuros y tenis de bota rojos; Tayler se río al darse cuenta d
Dayana y Edgar iban juntos de la mano para entrar a la casa, el camino fue algo silencioso, el escolta se presentó con Dayana y los llevó al lugar, ella llevaba una bonita camisa de manga larga suelta, un pantalón ajustado y botas largas negras, llevaba el cabello en una media coleta. Al entrar había una multitud de gente por todos lados bailando, bebiendo y varias parejas besuqueandose por doquier, Dayana deceo no estar ahí, pero tenía buenas razones para estarlo después de todo, Edgar se llevó a Dayana al jardín tracero un donde había una gran alberca con un montón de chicas y chicos jugando en ella.— ¿Quieres algo de beber? .- Edgar se acercó a Dayana para hablarle al odio, ella se apartó un poco. — No hagas eso el volumen de la música no está tan alto, me hace cosquillas... soda... jugo... nose, algo que no tenga alcohol.— De acuerdo. Edgar se metió a la casa y Dayana se quedó parada observando como todo era un desastre y un descontrol total, había chicas sin la parte de arri
Las gotas de sudor empezaban a correr en la frente de Edgar, el tiempo se estaba acabando Dayana podría llegar en cualquier momento, no le iba a quedar de otra que aceptar las condiciones que Mónica estaba poniendo a cambio de su silencio. — Más te vale que después de esto mantengas la boca cerrada.El se acercó al oído de Mónica, su voz fue suave pero amenazadora, ella sonrió satisfecha, echo un vistazo tras sus espaldas y de nuevo dirigió su atención en Edgar. — Claro te lo prometo, es un trato entonces. Edgar simplemente puso los ojos en blanco irritado y se llevó la mano a la frente no podía creerlo, Dayana se estaba acercando a ellos esquivando a la multitud de personas del camino, en cuanto llegó a ellos Mónica se le acercó. — Dayana que bueno que regresas te estaba esperando, me quería despedir de ti un gusto verte.— ¿Pero como? Te vaz tan pronto.— Así es tengo algo importante que hacer, un gusto saludarlos.Mónica abrazó a Dayana, le echó una mirada y una sonrisa coqueta
En la habitación Mónica y Edgar estaban de lo más divertidos y pasionales, dentro tenían varias botellas de alcohol que al poco tiempo que llevaban encerrados ya se habían terminado. Edgar estaba ya bastante ebrio cuando Mónica se dio cuenta de ello decidió que ya había llegado el momento de terminar con eso. — Será mejor que te vayas, tu novia Dayana ya debe de estarte buscando por las habitaciones de la casa.El comentario de ella puso en alerta los sentidos adormilados de Edgar quien se puso de pie rápidamente y a duras penas con dificultad se empezó a cambiar, podría estar borracho pero no tonto sabía que se metería en problemas si Dayana lo encontraba así.— Espero no volver a verte.. Edgar arrastró las palabras un poco, miro a Mónica quien estaba sonriente en la cama, el se dio la vuelta y salió de la habitación; en cuanto el se fue ella tomó su celular y empezó a teclear mandando un mensaje, en cuestión de minutos llegó una alerta a su celular con la notificación de que habí
Al día siguiente en la universidad Dayana llegó fresca y radiante como una lechuga, llevaba el cabello recogido en un moño bajo, su flequillo acomodado a sus lados de la frente, llevaba un pantalón oscuro una sudadera gris amplia y tenis blancos; por otra parte todo lo contrario de ella Edgar venía con su ropa algo desaliñada y con una cara de muerto viviente, sus ojos le ardían, la luz de el sol le molestaba además de tener un dolor de cabeza terrible el iba rumbo a su salón de clases cuando se topó de pura casualidad con Dayana en el pasillo, ella lo miró con frialdad. — Te vez terrible no debiste beber tanto anoche... – Edgar puso los ojos en blanco, en realidad no tenía ganas de lidiar con sus reproches.— Deja de molestar Daya tuve una noche terrible, cuando desperté en la madrugada estaba en el contenedor de basura de la casa, castigo de mi padre por llegar ebrio que estupidez... Edgar siguió su camino molesto, llevaba su cabello rubio desordenado, parecía que busco el pantaló
Al poco tiempo llegaron unos guardias de seguridad a separarlos, junto con otros profesores Dayana observó como llevaban a Edgar dentro y Raúl caminaba por su propio pie llevándose una mano a la mejilla; ella cerró los ojos y suspiró pesadamente no queria quedarse a esperar la salida de Edgar lo más seguro es que iba a estar un largo rato ahí adentro además de que cuando saliera lo más probable era que le reclamara algo a ella por el mal humor que se cargaba, así que mejor se fue. ...Dentro en la oficina de la dirección los guardias sentaron a Edgar en una silla y se pusieron a su lado para si intentaba irse sobre Raúl nuevamente quién se posicionó a un lado de la directora. — Me podrían explicar que es lo que acaba de pasar por favor. La directora era una mujer algo mayor con cabello corto rojo vestida con ropa formal muy elegante, les habló con toda la paciencia del mundo absteniéndose se gritar en especial a Edgar ya que su posición es la escuela era privilegiada, su padre hací