Alexander se encendió al instante, metió una de sus manos en la parte trasera de la cabeza de ella y con la otra la sostuvo por la cintura, el tener su piel bajo sus manos lo sentir completo, esa semana había sufrido bastante extrañando su piel y aroma en cada momento; Dayana no tenía uso de razón completamente, su cuerpo estaba empeñado en sentir placer y solo eso, las manos de ella empezaron a viajar por el cuerpo de Alexander hasta llegar a su entre pierna donde su miembro ya estaba preparado para lo que seguía. En el interior Alexander quería detenerla, era consiente que había sido drogada y se sentía mal de estar con ella en ese estado, más sin embargo al pensar que ella no estando en sus cinco sentidos lo mencionó a él, pidió que Alexander estuviera con ella y no hizo ningún avanze al pensar que él era otra persona lo hizo sentir que no estaba del todo mal satisfacer los deseos de esa mujer que ansiaba tenerlo especialmente a él y a nadie más. Su mente echa un lío se distrajo
El cielo aún se encontraba algo oscuro, la luz del amanecer aún no había empezado a dar sus primeros rayos, Dayana dormía tranquilamente desnuda entre las sabanas, su respiración era tranquila y relajada; Alexander estaba sentado en la cama completamente vestido contemplando su rostro, él era consiente que cuando ella despertara no recordaría nada, su mente estaría nublada por horas, si no es que días, pero tarde o temprano la niebla se dispersaria y terminaría atando cabos de lo que paso esa noche. Él se marcharía, por el momento mantendría su distancia, pero esta vez no era como antes, estaba completamente seguro que se verían de nuevo más pronto de lo que ella pensaba, con sumo cuidado y amor, Alexander acaricio su rostro, pasando los dedos por la suave piel de sus mejillas. — Te dejé ir porque así tu lo quisiste a pesar de que fue en contra de mi voluntad, lo hice porque te amaba en verdad, llegué a pensar que si mi amor te lastimaba no tenía sentido el quererte, pero ahora que
Ya era lunes, el día anterior Dayana se la había pasado todo el día dormida, ya que no quería pensar en lo sucedido el sábado en la noche, pero había llegado el momento de poner esa cabecita a trabajar no podía seguir ignorando que se había despertado desnuda en su cama al día siguiente con rastros de recuerdos de una noche bastante fogosa y que las pastillas para el dolor de cabeza y el jugo de naranja no habían llegado solos al lado de su cama. El día había transcurrido normal, nuevamente era el tema de habladurías por su noche del sábado, pero ella no le daba importancia, cuando iba rumbo al estacionamiento por su auto se topó con Tayler de casualidad, quién al verla sintió su rostro arder y se puso sumamente nervioso. — Hola Tay...— Ehh... hola Dayana.Él estaba recargado en la reja en espera de unos amigos, Dayana notó rápidamente su incomodidad y como parecía estar nervioso.— ¿Que tienes? ¿Porque estás así? Hasta parece que dormimos juntos. Ella bromeó pero Tayler evitó la
Oliver retrocedió un poco, ya se imaginaba porque Dayana estaba ahí, pero todo era un mal entendido que él le trataría de explicar, si es que ella no lo mataba antes. — ¡Tu! ¡maldito malnacido! ¡Me drogaste! La furia de Dayana era inminente, esa voz firme y cargada de odio lo hizo sentir pánico por una extraña razón, en cuánto Dayana empezó a avanzar hacía él, Oliver corrió en reversa estirando sus brazos.— No... Espérate Dayana, puedo explicarlo.— ¡Explicar que! ¡como te atreviste! ¡Confíe en ti! .— Oliver se fue detrás de uno de los sillones, Dayana estaba intentando agarrarlo pero él corria al lado contrario.— ¡Te voy a arrancar las bolas y meterlas en la boca, por drogarme y después tener el descaro de meterte en mi cama!Oliver arrugó la frente la miró sorprendido, él entendía su molestia por lo de la droga, que al final de cuentas a pesar de que no fue del todo su culpa merecía sus insultos pero la otra acusación no era bienvenida.— ¡¿Que?! Oye no esperate... yo no me metí
Oliver estaba un tanto inquieto desde que Dayana se fue, sentado en uno de sus sillones jugando con una navaja, la actitud de ella al ver la foto de que tipo lo tenía un tanto consternado... "¿Será ella la mujer que ese maldito lastimó...? Eso explicaría su actitud, de ser asi... lo más probable es que el hombre que mando deshacerse de Raúl fue Alexander o probablemente su hermano... incluso los padres de ella quizas" Alguien tocó el timbre su casa, Oliver se puso de pie y abrió la puerta, no necesitaba adivinar de quién se trataba, Esmeralda a quién el ya esperaba se encontraba en la entrada de la puerta, llevaba un bonito conjunto de pantalón blanco con abrigo, llevaba su cabello perfectamente recogido en una coleta con un maquillaje ligero, se miraba hermosa, excepto por ese rostro molesto y mirada apagada que tenía. — ¿Qué es lo que quieres Oliver? Sobre que quieres hablar....Esmerada entro al interior como si de su casa se tratara, Oliver cerró la puerta y fue tras de ella
Esmeralda se deshizo del agarre de Oliver y corrió por la navaja, él en cuánto se giró a verla sintió el filo de el metal cortándole el rostro, alcanzó a tomarla de las muñecas nuevamente. — ¡Maldita sea Esmeralda! ¿¡Que carajo te sucede?! ¡Estas loca, necesitas estar encerrada en un psiquiátrico! Esmeralda respiraba con dificultad, consiente que había cruzado una línea muy delicada entre ellos, pero decidida a acabar con él, no dejaría que nada ni nadie se interponiera entre Alexander y ella, se desharía de cualquiera que le estorbara. Ella dobló su pierna y con la rodilla le dio un fuerte golpe a Oliver en la entre pierna, él al sentir el impacto aflojó su agarre logrando así Esmeralda liberarse, lo empujó haciéndolo caer en el suelo de rodillas, fue ahí cuando miró un arma metida en la parte trasera de su pantalón.Todo sucedió bastante rápido, a pesar de que sus manos temblaban y su corazón latía a toda velocidad no se detuvo a pensar las consecuencias de sus actos, Oliver se h
El corazón de Dayana se detuvo, pudo sentir como lentamente pequeñas gotas de sudor recorrían su frente, en cuánto Leonel escuchó el ruido de la puerta volteó a ver a su hermana, lagrimas cargadas de dolor se deslizaban por sus mejillas. — ¡¡Leo!! ¡¡Bajate de ahí!!— ¡¡No des un paso más!!!!Dayana se paró en seco, extendiendo las manos al frente, había empezado a llorar, Leonel se sintió mal de ser la razón por la que los ojos de su hermana derramaran lágrimas, era consciente que dejaría un mar de ellas tras su partida pero el dolor que estaba experimentando le quemaba por dentro. — Leonel porfavor... no vayas a hacer una tontería, piensa en papá, en mamá, en mi... no puedes dejarme sola no te conviertas en otro hombre más de tantos que me falló. — Lo lamento hermana pero no puedo, este dolor me esta consumiendo, traté de ser fuerte en verdad lo intente...— ¡¡Ella no vale la pena!!— ¡Yo la Amaba! ¡La sigo amando apesar de todo, se que es idiota de mi parte pero no es fácil olvid
Tayler estaba en su habitación dormido, vivía en un pequeño edificio de departamentos, el sonido de la puerta lo despertó de sus sueños, le dolía bastante la cabeza y el cuerpo, al parecer había pescado un resfriado, al pasar los minutos los golpes se volvieron más fuertes. De no muy buena gana se puso de pie y fue directo a la puerta, fue una sorpresa encontrarse a Edgar parado en la entrada.— Necesito tu ayuda Tayler, Amanda me está volviendo loco, necesito esconderme de ella un rato ¿Puedo estar aquí? — Claro, pasa. — Podrías prestarme tu celular para mandarle un mensaje, de que estoy ocupado y mi teléfono se quedó sin batería, no quiero que ella le marque a mi padre y empiecen a buscarme entre los dos, en verdad necesito unos minutos de paz— Y apenas se viene lo bueno, estas a punto de casarte con ella... mi celular lo deje por ahí en el sillón iré al baño.— Claro gracias. En cuánto la puerta se escuchó que la puerta se cerró, Edgar tomó el celular de Tayler y rápidamente e