Vanessa.
Las ocho en punto marcaba el reloj de su móvil cuando aparco el coche en la acera frente a un complejo de apartamentos para ricachones.Para muy mala suerte, Annette su tía, le había pedido entregar un documento importante a su hija, Katia.No soportaba a la estirada de su prima, desde que Vanessa quedo huérfana y sus tíos pasaron a ser tutores legales de ella, Katia había adquirido una enfermiza rivalidad. Todo tenía que hacerlo mejor, las calificaciones en el colegio, el círculo de amigos más grande, las fiestas más bonitas, absolutamente todo era una competencia.Vanessa pensaba que el tiempo se llevaría aquella estupidez consigo, comprobó que estaba equivocada a los dieciséis años. El chico del que se enamoró, y el cual fue su primer novio, se transformó en el detonante cuando una tarde los encontró teniendo sexo en su propia habitación. Desde ese día Katia se llevaba a la cama a cualquier chico que llamara el interés de su prima.A los dieciocho años heredando el dinero de sus padre decidió marcharse de la casa antes que la situación empeorará. Una semana después Katia había adquirido un apartamento más espacioso en una zona prestigiosa.Actitud que no le extraño para nada.«Bien Vanessa, respira, mantén la calma y aleja el espíritu homicida de tu cuerpo».Repitió su mantra mental tres veces adentrándose en el edifico.No miro mucho a su alrededor, el interés por las cosas lujosas no era su fuerte. Subiendo por el ascensor fue a parar a un extenso pasillo con puertas a los lados.Busco con la mirada el apartamento trescientos seis, lo encontró casi al final, resaltando los números en color negro sobre la madera blanca.Se armó de toda la paciencia que pudo antes de tocar el timbre, no obtuvo respuesta.Intento tres veces seguidas, hasta que unos suaves murmullos se escucharon del otro lado.«Que raro que no esté sola, seguro he cortado el polvo de una mega orgía de sádicos con fustas.»Rodo los ojos.Katia tenía un extraño fetichismo por pagar servicios sexuales, montaba fiestitas donde la droga y el alcohol circulaba como pan caliente, luego de embutirse toda la m****a posible en el organismo, venían los jueguitos, donde la única regla era «todos con todos», no sabía cómo su prima no se había pegado una enfermedad venérea aún.O si ya la tenía.El sonido de la puerta abriéndose la saco de sus cavilaciones, se imaginó a una Katia en paños menores y la típica expresión de «Me ha cortado un polvo de puta madre», se equivocó.Al alzar la mirada se encontró un pecho musculoso sin una sola porción de piel que no estuviese tatuada. Tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás en un ángulo incómodo para poder apreciar las retinas esmeraldas juguetonas, con una pizca de diversión que hacía de sus orbes dos esferas que parecían sonreír.El tío era una montaña de musculosos, tatuajes, y ese aire de chico malo que la hizo casi babearse, estaba sólo con un bóxer negro que le iba de maravilla y un Marlboro a medio consumir en la comisura del labio.«Se ha lucido la cabrona, este semental vale cada centavo».Pensó, echándole una mirada de arriba hacia bajo sin disimular.Sintió un tirón en la parte baja de su vientre que se acentuó al divisar la sonrisa lobuna que este le dedicó al darse cuenta de su escrutinio.—¿El servicio de Striptease funciona a esta hora?, sorprendente. -Hablo cuando sus cuerdas vocales parecieron volver a la vida. —¿Se encuentra una pelirroja de pechuga falsa y labios prominentes?La sonrisa se ensancho, bailando sobre una boca de labios carnosos y rosados.«Vamos, coño. No es secreto de Estado que las tetas de mi prima son producto de largas horas en el quirófano y dos aros de plástico bajo la piel.»—¿Servicio de Striptease?, no sé de qué hablas, morena. Soy el novio de esa pelirroja. ¿Tú quién eres?—¿Morena?, ¿De dónde esa confianza, tío?, que yo sepa no te he visto en mi puñetera vida.Función el entrecejo pasando por alto la pregunta.El tipo frente a ella la repaso de pies a cabeza devolviéndole el gesto. Sintió que el recorrido que trazaron sus ojos fue acompañado por unas manos invisibles, calientes, que le encendieron la piel.—Puedo asegurar que es la primera vez que te veo. Un rostro y cuerpo como el tuyo no son fáciles de olvidar.Le regaló una sonrisa con aires de chulito, dándole una calada al cigarrillo bajo su cabeza expulsándole el humo en plena cara, un tenue aroma a menta la cubrió. Se quedó quieta sin hacer mueca alguna ante el velo que la rodeó por unos segundos.No fue difícil darse cuenta de que el tío cachas frente a ella poseía más ego que tatuajes, se podía entrever en la pose segura de su cuerpo semidesnudo en medio de un pasillo donde podía pasar cualquiera.—Espera... ¿Has dicho la palabra con «N» ?, hostia eso es nuevo. - Lo observo sin disimulo alguno nuevamente. El tío era digno miembro del club «Moja bragas». —Vaya...—¿Por qué esa carita de sorprendida?Ronroneo con un tono aterciopelado que le erizo la piel. Si era el novio de Katia, ¿Por qué parecía querer llevársela al huerto con sólo una mirada??—Lamentablemente la conozco desde que tengo memoria, no eres su tipo para una relación seria.Alzó una ceja cruzando los brazos debajo de su pecho. Mala idea.El tío bajo la mirada clavándola unos segundos allí, para luego volver a observarla fijamente, una lengua rosada y húmeda salió a recorrer sus labios, en un gesto sumamente erótico.—Muñeca, yo soy el tipo de todas.Comento, Vanessa pillo enseguida la clase de hombre que tenía frente a ella. Con más ego que centímetros de polla, odiaba a esos tipos.—No lo dudo. - bufo. —De todas las descerebradas. Con ese ego enorme no sé cómo logras entrar por la puerta. Ahora entiendo..., ambos se creen el ombligo del mundo, tal para cual. Vaya m****a, sí que eres su tipo.La mirada en los ojos del semental se oscureció, creando un ambiente denso donde la tensión sexual pululaba por el aire.Vanessa no tenía pelos en la lengua y eso le traía problemas. Muchas personas no se toman del todo bien que le digan un par de verdades en la cara.—Esa boca. - ronroneo—Interesante. La tierna gatita tiene garras. Quién lo diría...Contra todo pronóstico se empujó con el hombro anteriormente apoyado sobre el marco de madera quedando totalmente erguido, avanzó unos pasos saliendo del todo al pasillo, quedando a unos minúsculos centímetros de su cuerpo.Vanessa inclinó la cabeza en un ángulo doloroso para poder apreciar la mueca juguetona bailando sobre aquellos labios, no se amedrento, con el carácter digno de una guerrera le plantó cara a pesar de llevarle dos cabezas de estatura y estar prendiendo fuego su interior sin ponerle una mano encima.—Te voy a sacar un ojo en cuento no alejes tu asqueroso cuerpo de mi espacio personal. No quiero que me pegues un ETS. Dale esto a mi prima, con una creída me era suficiente, dos ya es mucho para mí.Furiosa estampó el documento anteriormente en sus manos contra el musculoso pecho de piedra, se dio la vuelta, pero una mano cálida y fuerte la detuvo asiéndola con delicadeza por la muñeca, miles de estallidos eléctricos la recorrieron desde el punto en contacto de las pieles hasta llegar al centro mismo de su ser.Se giro confundida ante tales sensaciones, el la estaba perforando con las retinas esmeraldas oscurecidas por un deseo que sintió en su propia piel.Aprovechando el momento de estupefacción que le robó la razón, dio un tirón a su brazo dejando su cuerpo pegado al de él, se sintió pequeña, abrumada por el calor antinatural que emanaba la piel tatuada.—Se me hace curioso, morena. Desde que te vi hace dos minutos me has puesto a mil. - el aliento cálido y mentolado chocó con sus labios. — Eres como una presa deliciosa, para un lobo como yo.Se quedó estancada lo único que pudo procesar fue el deseo arrollador envolviéndola en un mundo aparte.—¡Jack!, ¿Quién era, cariño?La voz de su prima fue el mejor choque para volverla a la cruda realidad.«Es el maldito novio de Katia y un egocéntrico calenturiento, ¿Que estás haciendo, Vane? ¡Reacciona!».Se alejó de su tacto como si quemara, y realmente lo hacía, dándole un empujón lo apartó de su cuerpo tembloroso.Intento tomar el control de sus emociones, fulminándolo con la mirada, aquellas retinas sonrientes de zorro astuto la hicieron cabrear el doble.—Que lobo ni que leches. Eres un cerdo libidinoso, la pareja de mi m*****a prima. Vuelve a tocarme y lo único que te quedará de lobo será la boca, porque los dientes te los haré tragar.Escupió con ácido cortando la conexión entre sus retinas se dispuso a marcharse con pasos furiosos.—Espero volver a verte, fiera. Recuerda, la carne es débil a las tentaciones. Tú y yo somos más que una tentación.No se dio la vuelta, no lo miro, enfadada consigo misma casi corrió por las escaleras, sin querer esperar el ascensor, deseaba salir de allí.«Sí claro, más que una tentación. Gabacho cabron, serás un cuerpo sin polla la próxima vez que me pongas un dedo encima.»Capítulo 0.2Vanessa.Llegó a su departamento con un humor de perros, azotó la puerta con fuerza descargando un poco de su rabia con el objeto inanimado que de nada tenía la culpa.Las llaves del coche fueron a parar con un repiqueteo encima de la mesita de cristal del recibidor.Suspirando se lanzó sobre el sofá de tres cuerpos masajeandose las sienes con los ojos cerrados.—Wow....wow... es careto de parca, no es buena señal.Sintió el lugar a su lado hundiéndose bajo el peso de Nina. La única amiga de la Universidad, que Katia no había podido arrebatar de su lado.Morena de un metro setenta, brasileña, con gusto extraño por lo extravagante, el color rosa y más energía que una lata de Red Bull.—Cuéntame. ¿Qué ha hecho esa perra pelirroja, para que te cargues el aura de un sicario?.—No me la encontré.— bufo, abriendo los ojos para observar el rostro estupefacto de su amiga. — Me abrió la puerta su novio, un tío cachas de dos metros lleno de tatuajes y con un libido más alto que la
Capítulo 0.3Juegos Prohibidos.Vanessa.Que alguien la golpeara, muy fuerte en el rostro.No podía creer lo que había escuchado, tenía frente a sus ojos a uno de los hombres más ricos del país, su maldito socio.Vanessa poseía gran parte de las acciones en el Buffet, mucho más sustanciosas que las de sus tíos. Tenía a alguien trabajando allí en su lugar, hasta que su carrera terminara y ella misma pasará a formar parte del equipo.Maldición, ya no estaba tan segura de trabajar allí.No con la tentación que posaba frente a sus orbes mirandola con diversión y deseo.Tuvo que carraspear una vez para darse la fuerza suficiente y no continuar mirando al hombre como si tuviera tres ojos en el rostro o quizás dos cuernos de carnero le quedaría de puta madre.—Es un gusto conocerlo.Mentira.El pareció adivinar el rumbo de sus pensamientos, dedicándole una sonrisa divertida que bailoteo en sus orbes.A su lado Katia colocó una posesiva mano en el trabajado músculo de su antebrazo. Vanessa en
Capítulo 0.4 Vanessa. Nunca podría acostumbrarse a la forma en que el la miraba, como si fuera una diosa renacida, alguien a quien venerar y desear. Tubo que volver a recordarse quien era ese hombre y a quien pertenecía. —Buenos días. El saludo salió tenso, sus piernas dos palitos de gelatina que parecían no poder mantenerla en pie. Jack le dedico una mirada de arriba hacia abajo, una mirada pausada, tomándose el tiempo suficiente sin tener vergüenza. Vanessa tubo la impresión de que cada rincón que aquellos ojos recorrían, unas manos invisibles la acompañaban, calentando hasta el lugar más frio y escondido de su ser. —Buenos días. Se sentía de una manera extraña a su alrededor, ansiosa, le cosquillaba el estomago. Como cuando era adolecente y algún muchacho la tenia loca. Se sentó en la silla frente a el, bajo la mirada más dominante que había visto en su vida. Sus pensamientos se fueron por una senda equivocada, preguntándose si aquel hombre seria así de pasional y dominante
Capitulo 0.5vanessaDecidieron marcharse del Mc Donalls al momento justo en el que se dieron cuenta como la parte delantera del local comenzaba a llenarse de mujeres y hombres con cámaras.Estos intentaron ubicar los aparatos hacia arriba, con el afán de tomarles una foto atraves del cristal.—Malditos buitres.Fue el único susurro de Jack antes de levantarse de la mesa tomándola de la mano, arrastrándola rumbo a las escaleras.Vanessa dirigió una mirada hacia la hamburguesa a medio comer, un puchero surco sus labios.Bajaron deprisa, como si estuvieran haciendo algo malo.—Disculpe, ¿Tiene una puerta trasera?.Una de las muchachas del mostrador los miro como si tuvieran un tercer ojo saliendo de sus frentes. Los mofletes redondos coloreándose de un color carmín al divisar el espécimen masculino que tenia enfrente.Vanessa sintió empatía hacia la muchacha, ella misma reaccionó así cuando lo tenia enfrente.—S..Si..Cla..Claro. — Se aclaro la garganta. — Acompañame.Siguieron a la much
Capitulo 0.6Vanessa.Las cosas pasaron demasiado rápido como para poder captarlas al instante, en un segundo tenia a Jack pegado a ella y al otro, en cuanto abrió los ojos, aquel hombre se había tele transportado a una distancia considerable.Intento disimular, colocar una expresión que no fuese tan evidente.Fallo en el intento, girándose hacia el casillero con rapidez, fingiendo buscar la carpeta que ya tenía en las manos.—Hola.La voz de Katia resonó por la habitación como un yunque de culpa cayendo sobre su espalda, haciéndola perder el aliento.—Te he dicho que no me gusta que vengas sin avisar.No pudo pasar por el alto el tono filoso en la voz de Jack, aquella tonalidad ronca y sensual había sido remplazada por una frialdad que nunca antes había escuchado en él.Sintió la tensión en el aire, la mirada de Katia haciendo agujeros en su espalda. Dio una respiración onda, llenándose de valor antes de dar la cara.Con lentitud giro sobre sus talones, creyendo que todo lo que había
Vanessa.Los primeros minutos dentro de aquel coche fueron abrumadores, Jack parecía estar demasiado metido en pensamientos cabrones y ella no podía dejar de sentir un aro de culpa envolviéndola.Se reprendía mentalmente por lo que estuvo a punto de hacer, sin embargo, por más que buscara no encontraba ni una gota de arrepentimiento en su interior. Más bien orgullo herido al saber que podría convertirse en lo que tanto odiaba. Su prima.La mujer que existiendo un centenar de pollas en el mundo, parecía tener predilección por las que Vanessa elegía saborear.—¿En qué estás pensando?La voz de Jack la saco de sus pensamientos tan repentinamente que pego un sobresalto.—Me gustaría saber en que estas pensando tu, ya que pareces querer estrangular el volante con las manos.Dio un vistazo a dichas manos, blanquecinas por la fuerza ejercida sobre aquel objeto inanimado que de nada tenia la culpa.Una risa estrangulada, como el volante, salió de entre los labios del semental.Observo como po
Capítulo 0.8Vanessa.Eran las siete en punto cuando un hermoso deportivo freno frente a ella frunció el ceño confuso hasta que la ventanilla del copiloto fue bajada dejando entrever el rostro de su peor pesadilla.— ¿Nuevo coche?Murmuro, entrando por la puerta que fue abierta para ella. Le tendió un vaso de café recién salido de la máquina.—Este es más adecuado para ir a interrogar familias.Estaba más que de acuerdo con aquellas palabras.—¿Por dónde comenzamos?Coloco las carpetas encima de sus piernas, tomando un sorbo de café. Jack comenzó a manejar totalmente concentrado en la carretera, no pudo evitar mirarlo, analizar la pose segura como el volante tapizado en cuero se deslizaba entre sus manos varoniles.Su entrepierna se humedeció, ¿Desde cuando la excitaban los hombres manejando?. Desde que un demonio de orbes depredadores lo hacia.—No pude dormir por unas horas en la noche, buscando las direcciones familiares de las victimas. Iremos a casa de los padres de Michelle una
Juegos Prohibidos. Capítulo 0.9 Vanessa. El resto del día se lo pasaron de casa en casa, interrogando a las familias. Recibiendo la misma respuesta que obtuvieron con los padres de Michelle; Un famosos centro Abortivo clandestino, donde una mujer joven les ofrecía otra opción con su embarazo a cambio de dinero y su silencio. Vanessa estaba simplemente conmocionada cuando salieron del último hogar, una parte de ella gritaba de alegría ya que tenían suficiente evidencia a la que aferrarse. Otra parte, sentía un dolor inmenso por aquellas jovencitas y la decisión que tuvieron que tomar guiadas por la pobreza. —¿Qué haremos ahora? El sol se estaba ocultando por el horizonte cuando entraron al coche de un Jack pensativo, pleno crepúsculo nocturno y la sombra de este parecía caer sobre el caso que tenían entre manos. —Ahora tendremos que avisarle a la policía, este caso tiene demasiadas cosas involucradas. La Señora Leblanc se enfrentará a varios años de prisión si lo que hemos aver