Lydia inhala el relajante aroma del café que una joven mesera le deja junto a un par de medialunas, con un movimiento de cabeza agradece por el servicio sin quitar la mirada de su laptop. Tal y como esperaba, la carrera del Senador se hunde rápidamente, no solo ante las fotografías que ella ha publicado en su sitio web: Exponiendoinfieles.com, sino también ante las pruebas que un sinnúmero de amantes se atreven a publicar, siempre bajo anonimato claramente por temor a las represalias. —¡Ese hombre es un verdadero cerdo! —exclama disgustada la mesera al ver por arriba la publicación en la pantalla.—Sí, y pensar que ya muchos lo veían como el próximo Presidente —murmura la seductora meneando la cabeza con decepción.—Somos tan fáciles de engañar, resulta algo bastante desalentador —suspira la muchacha frunciendo los labios antes de acudir al llamado de otro cliente.La pelirroja sonríe complacida ante el efecto que su trabajo ha provocado, solo es cuestión de tiempo para que el n
—Por favor, hazme feliz y dime que lograste conseguirme lo que te pedí —murmura Lydia rodeando con sus brazos el cuello de una policía sentada frente a su escritorio en la Comisaría.—¿Alguna vez te he decepcionado, querida? —cuestiona la mujer de cabello castaño atado en una pulcra coleta con una sonrisa divertida en los labios.—Ni una sola vez, Emma. No miento cuando te digo que te debo la vida —declara la dándole un beso en la mejilla y posando la mirada en la caja de archivos debajo del escritorio.—Usualmente no suelo preguntar qué es lo que piensas hacer, ya que a esta altura considero que cuanto menos sepa mejor para mí. Pero sé que esto es un tema sensible, y no se me ocurre ni una sola razón por la que quieras arriesgarte solo para echarle un ojo a esto —pregunta Emma arrugando la frente como cada vez que intenta entender a su amiga, algo que hasta el momento no ha logrado.—Solo… quiero saber qué es lo que creen saber sobre lo que sucedió esa noche… eso es todo… —murmu
—¡Ariel Steinberg se ha convertido en el centro de atención nuevamente, sin embargo esta vez no ha sido por una nueva campaña, un aumento de su fortuna, ni un nuevo amor, sino por haberse convertido en un héroe! ¿No es así, Melisa? —anuncia el panelista de un programa de chimentos en la televisión.—Sí, Luis. Ariel llegó a una tienda que estaba envuelta en llamas, al ser informado que la dueña aun se encontraba dentro se adentró al lugar y la salvó —informa la periodista mientras que en la pantalla pasan el vídeo que alguien ha grabado con el celular en el que se ve lo que está relatando.—Algo muy valiente, pero ¿Qué razón pudo haber tenido para arriesgarse de esa manera? No quiero opacar su valentía, pero uno no se mete en un lugar en llamas por cualquiera, y mucho menos si eres un exitoso millonario —plantea Luis tomándose asiento en su sillón rojo mientras mira a su compañera.—La gente ya lo ha catalogado de héroe, ese video se ha hecho viral en cuestión de horas, pero tienes
—¡Así que la muy maldita logró salvarse, y nada menos que por mano del idiota de mi hijo, no puedo creerlo! —exclama Alicia lanzando el celular sobre la mesa al ver la fotografía de Ariel sacando a esa mujer de la tienda en llamas.—¡Así que nuestro hijo se ha convertido en todo un héroe, debo decir que me ha inspirado hasta cierto orgullo ver esa imagen de él salvando a la mujer con la tienda en llamas de fondo, casi parece la promoción de una película! —clama Fernando con una gran sonrisa sentándose en la mesa para desayunar.—Lo que ha hecho ese muchacho fue una tontería, arriesgarse de esa manera para salvar a una don nadie, podría haber muerto, no tiene ni una pizca de sentido común—reclama la mujer enfadada por la poca preocupación que su marido refleja frente a esa situación.—Pues para él no parece ser una don nadie, sino más bien alguien muy especial. Me pregunto si hubiese hecho lo mismo si hubieras sido tú la que estuviese allí dentro a punto de rostizarte como un pollo
—¿Así que Guillermo quiere robarte a tu preciosa Julieta? — murmura Daniel caminando al lado de su compañero por los pasillos de la empresa.—¿Mi preciosa Julieta? —cuestiona Ariel arqueando una ceja extrañado.—No te hagas el tonto conmigo, te conozco perfectamente, puedo ver lo mucho que te ha afectado esa mujer —afirma el amigo con una sonrisa altanera en los labios al tener total seguridad en lo que dice.—Puedo aceptar que me ha cautivado un poco, pues tiene una manera de ser muy peculiar. Sin embargo, no creo que sea razón para que la catalogues de esa manera —replica el empresario mirando su reloj y apretando el paso para llegar a tener al menos media hora para el almuerzo.—¡Julieta ha puesto tu mundo de cabeza, aunque no quieras admitirlo! Claro que el problema aquí es wue no sabes lo que quieres —plantea Daniel apretando el botón de la planta baja del ascensor.—¿Qué no se lo que quiero?— reclamar Ariel en completo desacuerdo.—Sí, ese es el problema, desde que Esmeral
—¡No puedo creerlo, debes estar loca, sí, loca de remate! ¿Cómo se te ocurre esa locura de volver con Pablo? ¿Acaso ya olvidaste que te metió los cuernos, que se pasó por sabes donde las promesas de fidelidad y amor eterno que te hizo cuando te pidió matrimonio? ¿Vas a hacer borrón y cuenta nueva como si nada hubiese ocurrido? —reclama Malena totalmente enfadada caminando de un lado a otro de la sala de su amiga.—Fue un error, somos humanos, cualquiera puede equivocarse, él se ve arrepentido, y yo… y yo quiero dejar de estar sola —murmura Julieta sentada en su sillón con la cabeza gacha.—¿Un error? Fue la más clara prueba del hombre que en verdad es, haciendo eso te demostró lo que te espera, creí que lo habías entendido. Por Dios parecía que eras incapaz de caer en su actuación de perro arrepentido, no entiendo por qué lo haces, es mejor estar sola que estar sufriendo por estar atada a un desgraciado como él —plantea la amiga con un poco más de calma al ver aparecer algunas lágri
—Adelante, pasa, es pequeño, pero acogedor —invita Esmeralda dejando las llaves sobre la mesa del cocina-comedor.—Permiso, tiene… su encanto, me resulta extraño que hayas elegido alquilar un departamento en vez de una casa con un jardín o patio —comenta Ariel entrando con timidez en el pequeño piso que apenas cuenta con unos pocos muebles.—Invertí casi todo en la tienda, así que no me quedaba mucho como para ser demasiado quisquillosa con el lugar donde viviría, además este departamento es suficiente para una persona sola —afirma la mujer yendo a la cocina para poner la pava a calentar.—Tu tienda… No entiendo la razón de que te hayas mudado a esta ciudad caótica, con tu enfermedad deberías haberte quedado en tu hogar, disfrutando del aire fresco, de tu familia, de la naturaleza —reclama el empresario tomando asiento en una de las cuatro sillas de madera que hay alrededor de la mesa.—Cuando supe de esta enfermedad fue como si mi mundo se derribara, y sobre todo al saber que era
—Así que según parece tenemos reconciliación en puerta, parece que los trapos sucios han sido dejados atrás, y el amor triunfará entre Julieta Berton y Pablo Juárez. O al menos si no se vuelven a tropezar con otra piedr… —anuncia un reportero en la televisión hasta que Julieta la apaga con enojo.Mordiéndose el labio inferior piensa en las palabra cargadas de burla que esos periodistas le han dedicado, y en parte sabe que lo tiene merecido, esa nota que dio en un principio para dar la imagen de mujer fuerte ha sido completamente enterrada ante su decisión de brindarle una segunda oportunidad a Pablo. De hecho, siente como si estuviera a punto de cometer un gran error, que se está aferrando a una simple ilusión, que quiere tapara el sol con la mano y no aceptar la realidad.—¿Pero qué otra cosas podría hacer? Con Pablo al menos me sentí amada, acompañada, sentí que podría formar una familia, y aunque quizás él no sea el hombre perfecto ha estado a mi lado —susurra Julieta queriendo e