—Señor Rinaldi, debe calmarse… esto puede solucionarse de otra manera… no hay necesidad de hacer una locura —declara Emma levantando las manos a la vez que intenta que la voz no le tiemble demasiado. —Solo hay una forma de solucionar esto, es increíble que crean que pueden engañarme solo con una sonrisa bonita y un lindo trasero. No he llegado hasta donde estoy por ser fácil de engañar —indica el mafioso con aire de superioridad, tratando de determinar si esa gente viene de parte de la policía o de uno de sus rivales. —Señor, no estamos aquí para perjudicarlo, yo solo quiero saber qué pasó con mi hermano, con Arturo Ramos, él tenía conexión con usted y terminó muerto en circunstancias que no son claras —confiesa Joel apartándose de la caja fuerte en un intento por evitar que Lydia salga lastimada. —Ese es terreno pantanoso, muchacho. Si hubieses sido inteligente te habrías mantenido lejos de ese asunto, pero ya es tarde para que tomes esa decisión —declara Rinaldi arrugando la frent
—¡Rinaldi está muerto, dos disparos en el pecho! —anuncia Lydia entrando en la habitación del motel con un par de vasos de café y un periódico en la mano. —¿Qué? ¿Cómo es posible? Estaba vivo cuando nos fuimos —exclama Joel tomando el periódico para ver la noticia que habla de la muerte y tortura del empresario al encontrarlo con un abrecartas atravesándole la mano. —Lo estaba, pero quizás llegó un contrincante y aprovechó la oportunidad, o no lo sé, aunque no me importa tanto que esté muerto, sino que se llevó lo que sabia a la tumba —refunfuña la mujer sentándose en la cama dando un largo sorbo a su café para tragar esa mala noticia. —¿Y si lo encontró esa gente a la que tanto temía? ¿Crees que ellos ya sepan sobre nosotros? —interroga el Detective con una expresión de alarma ante la posibilidad de tener que enfrentar a esa gente que incluso atemorizaban a un Jefe de la mafia. —No, si hubieran sido ellos habrían echo desaparecer el cuerpo —indica Lydia desestimando la idea rápida
—¿Y crees que es sensato confiar en ella? —pregunta un hombre de gafas cuadradas tecleando en su computadora.—No lo sé, Amanda siempre fue alguien dedicada a su trabajo, por lo que me inclino a creer que no podría ser parte de ese mundo oscuro de corrupción. Pero a la vez hay algo que me inquieta, no puedo terminar de creer que nos cruzamos por pura casualidad —murmura Joel tomando un sorbo de su lata de cerveza mientras espera que su amigo logre chequear la información que le ha brindado.—Te has encontrado con que estás rodeado con gente de doble cara, así que no te puedes recriminar por tu desconfianza, pero… ¿Y si tu desconfianza resulta tener su base en tu orgullo herido? —expone el amigo con la cruda franqueza que suele caracterizarlo, producida sobre todo por su poca interacción con personas físicas.—¿Ósea de que si estoy siendo despechado? ¡Claro que no! Hace mucho tiempo que superé… eso, Diego! Aunque admito que hubiese preferido que siguiese siendo parte de mi pasado —decla
—No me siento cómoda con la idea de tener que confiar en una completa extraña —protesta Lydia sentada en el interior de un vehículo tomando fotografías a una pareja que sale de un edificio de estilo colonial.—No es como que tengamos demasiadas opciones, ¿No crees? —replica Joel cruzando en una base de datos las fotografías tomadas por su compañera para identificar a cada persona.—La opción de ser cuidadoso siempre debe ser primordial, nunca puedes estar seguro de cuándo se están aprovechando de tus sentimientos para engañarte —advierte la mujer que por alguna razón siente que no puede confiar en esa mujer, incluso cuando no ha encontrado nada reprochable sobre ella.—¿Es eso o te incomoda la relación que tuvo conmigo? —plantea el Detective arqueando una ceja con una mezcla de reclamo y diversión.—¿Acaso estás insinuando que estoy celosa? —recrimina Lydia endureciendo su expresión ante ese tonto planteo.—Pues es lo que parece, quizás intentas disfrazarlo de “precaución”, pero creo q
—¡No puedes estar hablando en serio! ¡Es una locura! —exclama Joel tomando a su compañera del brazo para evitar que baje del auto.—¡Una locura es quedarnos de brazos cruzados mientras tu dichosa amiga hace quien sabe qué ahí dentro! —protesta Lydia zafándose del agarre para entrar en el orfanato y saber qué está sucediendo.Soltando un suspiro de frustración, el Detective se apresura a seguir los pasos de su compañera. Si bien cree que es una mala idea, no puede dejarla ir sola, no le quedará más remedio que apegarse al plan de hacerse pasar por unos padres interesados en adoptar.—¡Bienvenidos, Señor y señora Daffer! ¡Los hemos estado esperando! —los recibe un elegante mujer de traje negro con una amplia sonrisa.—No veíamos la hora de llegar, aunque si no es mucha molestia, antes de ver a los pequeños quisiera tener un recorrido del lugar para poder ver el lugar en el que creció el niño que llevaremos —pide la rubia con ojos suplicantes mirando a su alrededor con aparente curiosidad
—Espero que ya que hemos contado con su presencia, pueda acompañarnos en este recorrido, me gustaría escuchar de usted mismo cómo ha logrado llevar adelante este lugar —pide Lydia casi en un ruego poniendo su mejor sonrisa persuasiva para conseguir su propósito.—Creo que podría tomarme un descanso del trabajo —acepta Pacheco con una media sonrisa enlazando su brazo en el de la visitante.—¡Oh, pero que honor! ¡No perdamos el tiempo entonces! —exclama la seductora mirando a Martha que sorprendida ante la inesperada compañía de su Jefe tarda unos segundos en reaccionar y conducirlos hacia el patio en donde se escuchan los gritos y risas de los niños.—Desde que he entrado no he podido evitar preguntarme cómo logra llevar todo esto adelante, ya el mantenimiento del edificio ha de ser un gran gasto —pregunta Joel caminando al lado del Contador para evitar que se forme demasiada intimidad entre él y Lydia.—Como todo en la vida solo demanda una buena administración, si bien contamos con la
—¡No sé por qué crees que compartiremos esta información contigo, no eres nadie! —exclama Lydia bajando de su auto para hacer frente a esa mujer que se cree con las agallas suficientes para enfrentarla.—Porque podría haber terminado con su jueguito de infiltrados en cuanto los vi, pero en cambio les permití seguir adelante —replica Amanda con severidad en la mirada, dispuesta a pelear por lo que ha ido a buscar.—Si hubiese sido por ti, estarías metiéndote como una rata en su casa para buscar lo que yo logré conseguir —señala la rubia sintiendo verdadero rechazo hacia esa mujer, cada fibra de su cuerpo le indica que no debe fiarse de ella.—Y si fuera por ti te habrías metido en esa oficina en la que no había absolutamente nada, esa información la conseguimos entre los tres, por lo que creo que tengo derecho a ver lo que ese pendrive contiene —exige la policía mirando por el rabillo del ojo a su ex que se acerca hacia ellas.—¿Y por qué estabas allí? No creo que sea parte de la presun
—¿Qué has conseguido? —pregunta Lydia a través del teléfono en el baño del Café al que han ido para ver la información que han conseguido.—Nada, esa mujer está limpia, tiene un historial perfecto dentro de la fuerza. Así que es la encarnación de la Justicia, o es muy buena cubriendo su rastro —responde Emma desde su puesto de trabajo, habiendo husmeado en cada base de datos que ha estado a su alcance.—Me inclino más por la segunda opción, por alguna razón siento que sería un gran error confiar en ella, y mi instinto nunca se ha equivocado —murmura la seductora mirándose al espejo con seriedad.—Puede que solo se trate de una cuestión de piel, o de rivalidad, una no suele llevarse bien con la ex pareja del hombre al que está conociendo —señala la amiga con un tono burlón en la voz.—¡No es eso! Me trae sin cuidado que sea la ex de Joel, así como tampoco me interesa si a él le pasan cosas con ella, lo único que quiero es terminar con todo esto de una buena vez —sostiene Lydia poniendo