Capítulo 34

Oliver no me hace más preguntas, asiente en silencio y sin despedirse de nadie pese que hay gente que en cuanto lo ve, le llaman, me toma de la mano y me lleva hasta la salida, entramos a su auto y enciende los motores. Me coloco el cinturón de seguridad, en el trayecto evito mirarlo, dejando salir mis lágrimas en silencio. 

Aiden me mintió, me engañó. Estoy llena de rabia, pero también de dolor, no me doy cuenta de donde estoy hasta que el carro se detiene, conozco este sitio, es una de las fortalezas de Oliver. 

—Pensé que no querrías llegar a casa —dice—. Andando. 

Me quito el cinturón de seguridad y bajo del auto, ni siquiera me importa el frío que hace, lo sigo hasta la entrada, me da el paso y me sabe gracioso el hecho de que sea amable y caballeroso. Como que no queda con su personalidad. El vestíbulo es enorme y elegante, le sigo hasta lo

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