AIDENEs increíble como aún estando la persona que amas, inconsciente, te siga acelerando el corazón, es lo que me pasa. Viendo a Lilibeth en ese estado en el que desnuda permanece dormida, no solo hace que la polla se me ponga dura y quiera penetrarla, no se enteraría, sin embargo, no pienso volver a tomarla sin su consentimiento.Respiro profundo, salivo por probar su piel una vez más, la necesito tanto. La cabeza me duele, no quiero hacerle más daño, y sin embargo, necesito escuchar de su boca la confesión sobre ese secreto que tanto se ha empeñado en ocultar.—Te amo —beso sus labios.Son suaves, aunque fríos, los recuerdos de nuestro pasado juntos, me hacen acostarme a su lado y descansar mi cabeza sobre su pecho como si fuera un niño pequeño. Respiro su aroma, huele a lavanda, y su cabello a shampoo.—Extraño cuando nos acostábamos de esta manera para ver películas en mi casa —musito en silencio.Deslizo una mano con coquetería sobre su pecho hasta capturar uno de sus pezones ro
LILIBETHPoco a poco abro los ojos, al hacerlo, lo primero que logro divisar es el techo de la habitación de Oliver, los recuerdos de Aiden cubriendo mi boca al estar a punto de salir, hacen que me incorpore de golpe, todo me da vueltas por unos instantes. Miro a mi alrededor una vez que los mareos han cesado, noto que mis maletas siguen en el mismo lugar, busco mi móvil pero no lo encuentro.Llevo puesto un pijama cómodo y corro hacia la puerta con la intención de salir, no obstante, esta se encuentra cerrada con llave, los nervios hacen amago con la intención de destruir lo que queda de mi sistema y comienzo a golpear la puerta, al tiempo que pido ayuda.Nadie me escucha, nadie me habla, de pronto me siento como en una película de terror, reviso la ventana, la abro, es de día, estoy a nada de salirme de ella, cuando la puerta se abre de golpe. Volteo y es mi amiga Elsa la que abre los ojos como platos mientras sostiene una charola con comida.El apetito se me abre y bajo la pierna t
OLIVERHe perdido la cuenta de las veces en las que he eyaculado dentro de Lilibeth, llevamos más de seis horas encerrados, antes de entrar ordené que nadie nos molestara, han cumplido.—Detente —susurra.Sigo empujando las caderas, bombeando su coño esta vez manteniéndola en cuatro, sus caderas y nalgas están marcadas con mis manos, todo su cuerpo está cubierto de mí, empujo más rápido haciendo que llegue a un nuevo orgasmo.Gadea, está cansada, pero no habla, por lo que la dejo descansar un poco, como llevo haciendo a intervalos de cinco minutos cada dos horas, su cuerpo es mío, solo yo soy quien puede tocarla y ya debe entenderlo.—Dime tu secreto más poderoso —insisto.Ella respira agitada, le doy espacio para recuperarse, se lame los labios e intenta ponerse de pie para marcharse.—No sirve de nada que te pongas en plan mentiroso —espeto con firmeza tirando de su brazo—. Toda mentira sale a flote.La recuesto en la cama, sigo duro, la deseo más y más, por lo que me subo encima de
LILIBETHCuando salgo de la ducha, Oliver no está, cosa que le agradezco, tenerle que ver la cara luego de lo ocurrido y el que siga insistiendo con lo mismo, solo hace que me ponga más nerviosa, y ahora está el hecho de que Elsa mandó traer a mi hijo, poniéndolo en peligro, cosa que no entiende al parecer.Agarro mi bolso, no encuentro mi móvil por ningún lado y siento que cada minuto en el que permanezco aquí, me empujan hacia un pozo son fondo, salgo de mi habitación y busco a Elsa en la suya, no hay nadie, bajo a la estancia principal y me encuentro con Marta, limpiando el piso, al verme, me lanza una mortífera mirada.—Si buscas a Oliver, no pienso decirte nada —agrega con voz desdeñosa.No le respondo nada, paso de largo pero tira de mi brazo deteniendo mi paso.—Déjalo ser feliz ¿no entiendes que no eres buena para él?Me suelto de su agarre con el ceño fruncido. Ya me tiene harta.—Cuida tus palabras, que no somos iguales, y es a él a quien debes decirle que me deje en paz —es
LILIBETHSiento que el aire me falta, Xander me ha atraído a desayunar y apenas he probado alimento, los nervios hacen amago en mi sistema, sé que no lo hace de mala fe, así como el hecho de que no pare de mirarme.—¿Cómo has conseguido los resultados y el estudio? —la pregunta brota de mi garganta sin poderlo evitar.—Un cabello tuyo —encoge los hombros dándole poca importancia—. De la otra parte igual.Tomo mi jugo de uva.—No tienes porque hacer cosas a escondidas —musito entre dientes—. Idiota.—Tengo el derecho, es decir, has secuestrado a mi chica y a mi hijo por un año, no puedes decirme eso —me guiña un ojo.Cierro la boca y dibujo una mueca de desagrado.—Aún no entiendo porque me has traído aquí.Deja de comer y termina su jugo, para luego limpiar las comisuras de sus labios con una servilleta.—Aiden no volverá a casa, quiero que veas algo con tus propios ojos.Se pone de pie y hago lo mismo, no jago preguntas de las que no estoy segura de querer escuchar las respuestas, so
LILIBETHAiden se da cuenta de mi presencia y por instinto, sin pensar en las consecuencias, camino hacia él y le quito a mi hijo, lo pego a mi pecho y levanto la mirada.—Tardaste demasiado —frunce el ceño.Las palabras se me amontonan en la garganta, el aire me falta y trato de mantener la calma. Respiro profundo empujando todas las emociones que se acumulan en mi pecho.—¿Cómo has llegado? ¿Qué haces aquí? —mi voz tiende de un hilo.—Me ofendes, no quiero que te asustes —retrocede tomando asiento en una de las orillas de la cama—. Te extraño, te amo, sé que la cagué, pero ahora que sé que tienes un hijo mío, no pienso volver a hacer nada que les haga daño ¿por qué no me dijiste la verdad?Mi bebé balbucea y sigo con él sobre mi pecho, como si mis brazos fueran enormes armas que lo protegerán del peligro.—Aiden, tienes que irte —trago grueso—. Yo…Sus ojos siguen fijos en mí y en mi bebé.—¿Cómo se llama? —inquiere con un brillo de las esperanza en las pupilas.Me quedo callada, no
OLIVERIntento concentrarme, pero no puedo, no dejo de pensar en Lilibeth y en ese niño, me mintió, es la segunda vez que siento que me traiciona, sabía desde un principio que odio el hecho de que la gente juegue conmigo y es lo primero que hace en cuanto me doy la vuelta, nada de esto estaría pasando si tan siquiera me hubiese dicho la verdad.Pero como ya es de esperarse, esto se le salió de control y ahora tengo que ayudarla a salir del pozo en el que se ha metido sola. Reviso mi correo una y otra vez, mi manager me ha mandado la lista que está en la próxima gira que pienso hacer, los sitios, así como el nombre de los contrincantes, pero nada de eso me importa, Lilibeth no sale de mi cabeza.Pasan las horas en intento concentrarme, hago un esfuerzo casi sobrehumano hasta que me rindo, no he sabido nada de ella y comienza a inquietarme, llaman a la puerta, la puerta se abre y tengo la esperanza de que sea ella, pero todo se va a la mierda cuando es Marta quien entra con una bandeja
LILIBETH MINUTOS ANTESEl sonido de un gruñido hace que me despierte, no sé en qué momento me he quedado dormida, tampoco sé cuánto, nerviosa y bajo la oscuridad que inunda la habitación, tiento hasta que encuentro a mi lado a mi hijo, reviso su respiración está plácidamente dormido.Me incorporo, la voz de Aiden como si estuviera hablando con alguien más, me hace levantarme y salir, todo proviene de la estancia principal, por lo que bajo, mala idea, ya que al pisar el último escalón, veo a lo lejos a Aiden, de espaldas hacia mí, con una mano sosteniendo una foto mía y con la otra agarrando su verga,Se está masturbando, no sé cómo debo reaccionar, me da asco y siento pena por él.—Te amo, Lilibeth —brama cuando llega a su orgasmo.Escuchar mi nombre de sus labios, hace que un escalofrío recorra toda mi espina dorsal, me queda estática, tengo que salir de aquí, me siento como si estuviera dentro de una película de terror. Me cruzo de brazos, incluso olvido respirar. Termina.Se pone