LILIBETH
—¡Détente! —exclama Aiden.
Se cubre el cuerpo, el rostro, y yo sigo aventando todo lo que encuentro a mi paso, es un idiota incluso peor que Xander, el otro por lo menos ya me dice las cosas como son, en cambio Aiden, es un camino sin fin.
—¡Eres un hijo de puta! —bramo.
Mi respiración se acelera, ya no hay nada a mi alrededor, lo que dice es absurdo, soy una persona, no un objeto o trofeo él cual se debaten para ganar.
—Sí, lo soy.
De dos zancadas merma el espacio entre los dos y me acorrala contra la pared, tanto su respiración como la mía, se entremezclan, resultado de subidón de adrenalina. Sus ojos azules me capturan y de un momento a otro se aparta, camina de un lado a otro pasándose una mano por el cabello.
AIDENNo entiendo qué mierda hago, solo sé que los labios de Lilibeth se sienten suaves, encajan a la perfección con los míos, jamás la había besado, ni en mis putas fantasías se sentía tan bien, esto es mucho mejor que cualquier paja que me hubiese hecho pensando en ella, en este momento pongo todo en blanco y me dejo llevar cuando ella rodea mi cuello con ambas manos.Todo mientras las mías descienden por sus caderas hasta llegar a su culo, joder, es firme, estrecho y lo magullo como siempre quise hacer, rompo el beso y la llevo hasta el sofá, donde me dejo caer con ella, posicionándome en medio de sus piernas, su cuello se me antoja y no pierdo el tiempo en probarlo, suelta al instante un dulce gemido que hace que mi polla se endurezca.Con una mano hago presión en uno de sus senos, siento sus pezones endu
XANDER MEDIA HORA ANTESEn cuanto llego a la que antes consideraba mi casa, un hogar al cual llamar acogedor y lleno de vida, siento un retorcijón en el estómago. Aiden es mi primo, familia, pero un hijo de puta que guarda muchos secretos, si Lilibeth supiera realmente el demonio al que considera como su mejor amigo, me temo que saldría corriendo. Pero nada puedo hacer, al menos no por ahora.Cometí un error, y eso me ha costado la amistad y el afecto que le tengo a Lilibeth, entro a la casa con la seguridad de que a esta hora no suele estar despierto, más cuando ayer ganó solo porque Lagarto lo quiso así, y algo me dice que el que lo hiciera, tiene que ver con dejar libre de manera limpia a Lilibeth, sin parecer un cobarde.La victoria de ayer no sabe a eso, sino a un simple acuerdo banal. En cuanto pong
LILIBETHHa pasado una semana, siete días en los que no veo a Aiden más que algunas veces en la escuela, Xander no ha asistido, es como si de pasar a ser los mejores amigos los tres, ahora fuéramos desconocidos, entiendo que hay heridas que no se sanan de la noche a la mañana, en especial cuando la escuela sigue aplicándome la ley del hielo por órdenes de mi amigo.«Sí es que aún lo puedo llamar así»Era viernes, y ponerme al tanto con la escuela por los días que falté, fue fácil gracias a Elsa, a quién debo admitir, le tengo un poco de recelo, se supone que las amigas se cuentan todo, pero ella no lo hizo, no me contó nada. Me pongo de pie como cada mañana, tranquila de que no tendré que verle la cara a Aiden. Recordar sus palabras aún me duele, pero es
LILIBETH—Estás completamente loca —replica Elsa cerrando su casillero.Volteando a todos lados como si no quisiera que nadie nos escuchara, o peor aún, como si verificara que Aiden no está cerca.—Vamos, me lo debes —increpo.Sus ojos verdes se me clavan y tarda solo un par de segundos en resoplar y negar con la cabeza.—Si Aiden se entera…—¿De qué no debo enterarme?Ambas damos un respingo al escuchar la voz del demonio personificado, volteo pensando en algo que sea creíble, pero es Elsa quien me salva esta vez, rodeando mis hombros con su brazo como suele hacer.—De que esta noche no va a dormir contigo —miente pareciendo natural—. Vamos a hacer una noche de chicas en mi casa.
LILIBETHMaldigo por lo bajo al haber traído puesta una falda y un jodido crop top de cierre por delante, me remuevo inquieta, sentada sobre el sofá, hasta que aparece Oliver Strong, sé que es mala idea, sin embargo, es el único que conozco que no le teme a Aiden y no intenta aparentar que es un hijo de puta. Camina hacia el bar, se sirve un trago y me ofrece uno, pero niego amable.Luego se deja caer a mi lado, cosa que me toma por sorpresa, ya que por un segundo imaginé que lo haría lejos de mi, enfrente, por ejemplo. El silencio que le secunda es súper hostil y soltando un suspiro lleno de exasperación, volteo y me acomodo de lado.—Quiero que me digas todo lo que sepas de Aiden King —comienzo—. Por favor.Enarca una ceja con incredulidad.—Creí que eran muy ami
AIDEN HORAS ANTESEl culo de Silver no sirve para sacarme de la cabeza a Lilibeth, tampoco hace que se me quiten las ganas, porque a la única que deseo follar es a Lilibeth, a mi dulce, tierna e inocente amiga, quisiera decir que solo somos eso, pero no es así, sé que le gustó, me lo dijo, sé que me ama, a cada nada me lo demuestra, sin embargo no soy bueno para ella, eso debe entenderlo.—Muévete —gruño agarrando con posesión las caderas de Silver.—Eso hago —se queja y se suelta los pechos.Como si el hecho de que se los estuviera sobando, me excitara, no es el caso, pero el solo imaginar a Lilibeth montándose en mi verga, gimiendo de placer, agarrándose los senos como lo hace Silver… joder, eso sí que me excita de sobremane
LILIBETHDespierto exaltada por la madrugada, con la tentación de bajar por un vaso de agua pero con el miedo irracional de encontrarme con Aiden, doy vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, la cabeza me da vueltas y no dejo de pensar en que me siento una traidora con mi mejor amigo al haber hecho lo que hice con Oliver Strong. Aún más culpable al pensar en que me gustó como besa.«Besa… con deseo, posesión, lascivia»Respiro hondo y pese a que faltan dos horas para que amanezca, me incorporo saliendo de la cama, había dejado la drive que me dio Oliver en mi bolso, por lo que la saco, decidida a saber todo de Aiden, enciendo la laptop, coloco la contraseña y la conecto, solo hay una carpeta, por lo que la sigo revisando.Al minuto me arrepiento, en lo que está metido Aiden
AIDENMando todo a la mierda, Lilibeth no sale de mi cabeza y todo el día ha estado distante conmigo, odio eso, puedo soportar la mierda del mundo entero, menos la de ella, veo su cuerpo desnudo en la regadera y sin poderlo evitar, entro a las regaderas, cierro con pestillo y me quito la ropa, está tan adentrada en sus pensamientos manteniéndose de espaldas, que no se da cuenta de mi presencia.Su culo firme y en forma de corazón hace que mi verga se endurezca y aparezcan las peores perversiones en mi mente, el jabón le recorre el cuerpo y tragando duro rodeo su cuerpo, ella da un respingo, gira y dice mi nombre, intenta cubrirse los pechos con los brazos pero se lo impido.—Es un poco tarde para eso —digo con voz ronca—. ¿No te parece?—Aiden, no puedes…Su voz tiende en un hil