Julián se estacionó frente al hotel casino plaza que recién se había inaugurado. Salió del auto y arrojo las llaves al interior, no pensaba utilizarlo de nuevo para transportarse.
Camino al interior del lugar, pero antes de presentarse en recepción, se colocó sus gafas. Sabia que de nada servirían, su rostro, su perfecto rostro era muy conocido. Avanzo hasta la recepción donde atendía un joven bien vestido con un uniforme negro que tenía una placa con su nombre: Andrés González.
—Ángela, rubio, me está esperando—indico Julián con aire soberbio como solía hacerlo antes.
El joven lo miro de arriba abajo, Ángela Rubio era la dueña de aquel hotel casino, pero no solía recibir a cualquier tipejo que se apareciera con esas fachas. La dueña, solía estar acompañada de hombres elegantes, atractivos y
Julián se estaba preparando mentalmente para lo que estaba por venir, Ángela era una mujer y no era cualquier mujer, sino que era una sensual que sabia como provocarlo, como seducirlo, ella sabia someterlo. Él sabia cuál era el motivo que lo llevaba a buscarla, debia saber por qué había enviado a sus hombres a tomar represalias en contra en personas inocentes.Sabia que ella se había vengado muchas veces de muchas otras personas, pero en ninguna ocasión, ningún tercero había salido herido hasta ahora. Él no creia en las casualidades o en coincidencias, no en el círculo en el que ambos estaba metidos hasta el fondo, el crimen.Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el piso de Ángela, él caminó siguiendo el camino que recordaba, sabia que para él, ninguna puerta de ese lugar podía estar cerrada, así como las piernas de la dueña de e
—No vine aquí a ser interrogado—expuso Julián alejándose de Ángela. —Bien—dijo cruzándose de brazos, por mucho que lo intentara, sabia que Julián no le diría absolutamente nada sobre esa mujer, pero rendirse en ese momento no significaba que no lo intentaría en otro momento— no importa quien es ella, seguramente es un capricho como los que has tenido antes. Ahora, sobre nuestros asuntos... —¿Asuntos?—dijo él alzando la ceja, mientras Ángela volvía a colgarse de su cuello. —Ya te lo dije, te quiero a ti, es lo único que pido, no quiero tu amor, ella puede tenerlo, pero lo que yo quiero es tu cuerpo. Ángela se arrodilló frente a Julián con cierta sensualidad, lo miro de forma suplicante, como un perro implorando por un pedazo de carne. —Solo esta noche, por favor—expreso tocando la cremallera de su pantalón. Extrañamente, su miembro permanecía inerte, como si la figura sensual de Ángela no hubiera causado efecto en él, incluso esa posición
Camila abrió los ojos, la luz del sol le molestó al punto de despertarla. Su cuerpo se sintió sudado, pero es que ella no se había dado cuenta de que habían dejado atrás el clima frío de la ciudad, se encontraron en las costas del oriente de México, cuando levanto la vista vio un paisaje costeño, el mar, la arena y las palmeras. El auto que conducía Silvia aún estaba en movimiento, ella conducía hacia un lugar llamado costa esmeralda, un hermoso lugar para pasar un buen fin de semana lejos del ruido y también lejos de Julián. —¿Dónde estamos?— preguntó Camila abriendo la ventanilla del auto, pero al hacerlo descubrió que el aire afuera era más caluroso que en el interior del auto, así que volvió a cerrarla. —¡Oh, ya despertaste dormilona! ¿Cómo dormiste? —Bien, aunque estoy sudando como un cerdo—indico Camila sacudiendo su blusa mostrándole a Silvia que el calor era tan sofocante que la ropa había comenzado a pegarse en su piel. —No te preocupes, una vez que lleguemos al hotel pod
Julián estaba sentado sobre un sofá mientras bebía un vaso con agua, a él le hubiese gustado que el líquido que había en el interior fuese al menos una buena porción de tequila, quería que sus sentidos se aturdieran por un largo rato, al menos, hasta que llegara la noche y pudiera salir de ese lugar, pero quería evitar a toda costa el malestar que el alcohol podía ocasionarle, sobre todo en ese momento que necesitaba de su fuerza física y mental para afrontar lo que estaba aconteciendo allá afuera.Tomo el control de la pantalla plana que estaba pegada a la pared de la habitación de Angélica y al encenderla, vio lo que tanto temía, lo que le había causado terror desde que había llegado a la ciudad de México y desde que había tomado camino en la política. Su rostro estaba en la pantalla y el título que lo acompañaba era "El narco tráfico infiltrado en la cámara de diputados"Paso canal por canal, de noticias, chismes y política, cada uno de ellos, hablaba sobre el tema, mencionaban co
Después de la pelea que habían tenido, el resto del camino estuvo envuelto de un silencio absoluto. Camila tenía un dolor profundo que estaba matándola a cada segundo, no sabia como contener su ira y mucho sabia como sacarla sin lastimar a nadie.Cuando llegaron al hotel, Camila admiro por un momento la vista, el lugar estaba frente a una playa hermosa, con arena blanca, un caluroso sol y un mar apacible. No había mejor lugar para calmar todo lo que estaba sintiendo, pero ciertamente no tenía ánimo para salir, solo quería entrar, bañarse y dormir como si de ello dependiera su vida.Mientras tanto, Silvia salió del auto y comenzó a sacar las maletas del porta equipaje. El hotel en el que se hospedarían era uno de los mejores, bastante lujoso y por supuesto con precios elevados, pero ya que Julián pagarían por ello, podían gastar lo que bien se le viniera en gana. En cierto modo se sentía motivada, a pesar de que Camila parecía estar rodeada por un aura negra que podía ahuyentar a cualq
Silvia, llamo por teléfono al estúpido de Roberto, ya que el número de Julián seguía sin tener línea telefónica. Espero en el auricular y aunque los tonos si entraban, él no respondió, supuso que estaba ocupado o simplemente no deseaba responder su llamada, pero aunque así fuera ella no iba a desistir tan fácilmente, no cuando esa camioneta seguía allá afuera. Lo intento de nuevo y mientras los tonos de la llamada sonaban en su oído, observo con cautela lo que Camila estaba haciendo, ella había entrado al lujoso baño de la habitación, pero había dejado la puerta abierta, Silvia sintió que no debia husmear tanto en su privacidad, no era su niñera y Camila parecía necesitar su propio espacio lejos de su mirada. Cuando la llamada se fue directamente a buzón de voz, Silvia se animó a acercarse a donde se encontraba Camila y disimular que paseaba mientras esperaba que le respondiera la llamada, por supuesto, solo supervisaría que Camila no se hubiese cortado la venas mientras ella estaba
Julián no podía hacer mucho mientras estuviera encerrado en ese lugar, pero como el buen estratega que era, decidió comenzar a mover sus piezas en el tablero,sabia muy bien que los movimientos que debia emprender podían definir el rumbo de la guerra que Francisco le había declarado.Primero, había tomado la computadora de Angélica para crear un correo electrónico de respaldo, esto por supuesto, era para contactar a un periodista que había optado por tener un videoblog para hacer reportajes reales fuera de lo que la prensa amarillista de los noticieros nacionales, intentaban ocultar. Si se iba a enfrentar contra Francisco, lo primero que debia hacer era poner al país en su contra ¿Cómo lo lograría?Julián sonrió para sí mismo, satisfecho de lo que su mente maquinal podía idear cuando la ocasión así lo ameritaba. Después de redactar un correo explicándole aquel periodista famoso cuál era su situación y que deseaba tener un espacio en su videoblog para contar su verdad, envió el correo.
—Veré que puedo hacer ti—expresó Cecilio mientras su cabeza maquinaba como lograría algo así, debían inventarse un Juliano Salazar, por supuesto debia tener la misma edad que el verdadero, más o menos la misma complexión y por supuesto, debia ser un hombre de suma confianza, porque mostrar su rostro, significaba que muchas personas, entre ellos líderes de otros carteles, buscarían asesinarlo. Nadie sabia como era el rostro del verdadero Xibalba, el que había tomado el puesto del antiguo líder, incluso en su propio cartel, los únicos que conocían su rostro habían sido los que habían luchado a su lado, pero los que estaban fuera del pueblo, no sabían como era su nuevo líder y mucho menos las autoridades. Lo que Julián buscaba era una chivo expiatorio en el cual quería desviar la atención de todo el mundo mientras él tomaba la situación en sus manos. —¿Hay alguna otra cosa en la que pueda servirle, señor?—expreso Cecilio esperando que Julián le diera otra tarea que hacer, para él no era