MonserratLlegó a la oficina y como era de esperarse tengo una montaña de trabajo, bueno pero en verdad me gusta estar aquí en medio de tanto trabajo es lo que más me apasiona así que manos a la obra, lo primero que hago es llamar a mi secretaria para que reserve una cena para dos en uno de los mejores restaurante de la zona pues espero que Alberto acepte mi invitación a cenar aunque por otro lado ruego que diga que no, aunque conociéndolo como lo conozco va decir que sí.—Buenos días señorita Monserrat —dice Martha entrando a la oficina con su Tablet en sus manos, le hago señas para que tome asiento mientras yo organizo la fila de documentos que tengo que firmar.—Señorita Monserrat está mañana llegó ese ramo de flores y al lado tres una tarjeta —dice señalando un enorme ramo de rosas blancas la verdad cuando ingresé no me fijé del hermoso ramo que hay en la mesa del centro que hay en mi oficina, así que me levanto algo entusiasmada pues nadie nunca nadie me había enviado flores creo
AlbertoMe hubiera gustado grabar la cara de Monserrat cuando le dije que la recogía a las ocho de la noche, creo que rodó los ojos más de diez veces pero lo que más me gustó fue que no le di tiempo de arrepentirse, pero bueno ahora no sé hacia donde ir ya que tuve que salirme de la oficina para no darle tiempo a Monserrat de arrepentirse será mejor ir por un café mientras ella se va a su oficina, camino por los pasillos hasta que veo a mi futuro suegro quien al verme deja salir una sonrisa de hipocresía ja no supiera yo que todo esto lo hace solo por el cochino dinero“ pero se va llevar una gran sorpresita".—Señor Navas que gusto verlo —digo caminando hacia él para después darle mi mano y saludarlo.—Mi querido yerno, que bien que te veo, tenemos algo muy importante que hablar y se que con el debo hablar es contigo ya que mi hija es una necia y no quiere que hable de nada —dice.Así que haciendo y le hago señas para que vayamos a su oficina, meto mis manos en mis bolsillos y caminó
Monserrat¿Qué pasa señor Cáceres? aún no me responde, ¿está usted huyendo de mí o son impresiones mías? —Introduce las manos en los bolsillos y me mira fijamente—Yo, para nada, pero se puede saber porque me busca con tanta insistencia, ¿Acaso extrañas tanto verme que me busca desesperadamente —dice caminando hacia mi.—Pero qué egocéntrico es no se crea el centro del universo, si lo busco es por otra cosa. —Saca las manos de sus bolsillos y se cruza de brazo mientras yo pienso en cómo decirle todo, pues está tarde después de que se fue de su oficina estuve buscándolo por todos lados, pero él además de astuto es muy escurridizo ya que cuando lo vi cerca de su oficina salió con rumbo hacia el elevador, y eso hizo que mi rabia aumentará ya que no entiendo porque huye de mí, pues un ogro no soy “o si".—Y qué es eso tan importante que tienes que decirme que no pudiste esperar hasta la noche, estoy convencido que es solo una excusa tuya para venir a mis brazos y decirme que me amas y qu
MonserratDespués de una tarde llena de trabajo por fin termine, bueno al menos que una parte del trabajo ya que tuve dos juntas que afortunadamente no estuvo el pesado de Alberto Cáceres, no se que diablos se le pudo presentar lo cierto es que no estuvo en ninguna de las dos juntas, cierro mi laptop y me echo hacia atrás en verdad me duele todo el cuello mataría en estos momentos por un masaje donde pueda relajarme y quitarme todo este estrés.—¡Señorita Monserrat!, ¿Necesita algo más o ya me puedo retirar? —dice Martha entrando a mi oficina, la miró y alzó una ceja pues ya debería haberse marchado hace una hora.—¿Y tú qué haces aquí a esta hora, debiste haberte marchado hace rato? —digo, pues lo menos que quiero es que me digan que explotó a mis trabajadores.—Señorita yo pensé que me necesitaba y por eso no me fui. —dice, moviendo sus manos de lado a lado.—Bueno entonces ya no te necesito y vete a descansar, y mañana ingresa una hora más tarde para que repongas la hora que estuvi
MonserratGiro al sentir que ponen un abrigo sobre mis hombros y para mí sorpresa es Alberto quien todavía no entiendo porque no me deja en paz, por más que me haga la misma pregunta una y mil veces.—¿A dónde crees que vas y sin mi? —dice, susurrando a mi oído, provocándome un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.—Pues voy a mi casa ya me aburre estar en un lugar que para nada me siento a gusto —respondo al ver que el auto que había llamado acaba de llegar, así que retiro el abrigo de Alberto y se lo entregó.—Gracias, pero no debió molestarse —digo, abriendo la puerta del taxi.—¿A dónde vas Monserrat?. —Me detengo de inmediato al sentir que Alberto sujeta mi brazo impidiendo que suba al taxi.—Señor arranque que la señorita no va tomar el servicio, mire cóbrese por el servicio —dice el muy prepotente, cerrando la puerta del taxi.—¿Quién te crees, Alberto Cáceres? para crecer que me maneja a su antojo —digo algo indignada, pues nunca me ha gustado que nadie me controle la vida, y el
MonserratYa perdí la noción del tiempo no sé cuántas horas llevo con Alberto metida en este bar, lo que sí estoy segura es que ya vamos en la quinta botella de whisky y una de tequila, puedo decir con seguridad que nunca en mi vida ya había tomado tanto lo máximo que había tomado era una o dos copas, pero está noche y parte de la madrugada creo que ya me bebí hasta el agua del florero.—¿Y no me vas a responder?. —Giro mi cabeza al escuchar la voz de Alberto quien me ha hecho la misma pregunta casi que toda la noche y ahora está a la espera de una respuesta, pero estoy tan feliz que no quiero arruinar lo que nos queda de esta salida, por qué se que si abro mi bocota vamos a salir peleando y es lo menos que quiero, además quién necesita saber que es lo que en realidad siento o no siento por el.—Deja de preguntarme ya te lo he dicho miles de veces así que tú más que nadie debes saber que es lo que siento por ti, además no vamos arruinar lo que nos queda de esta noche, bueno más bien p
AlbertoAtravieso mi auto e impido que Monserrat siga su camino, nunca en mi vida había visto una mujer tan caprichosa y testaruda, estar con esta mujer es una lucha diaria cuando vi que tiró la camisa al piso supe que no le gustó nada mi comportamiento y se que por eso se fue, pero vaya manera de esconderse pues al salir la busque y no la vi en ningún lado así que tuve que tomar mi auto y empezar a buscarla hasta que la v metros más adelante con sus zapatos en la mano, “ que mujer más terca" le echo pito y como era de esperarse no responde así que no tuve más remedio que atravesar mi auto y ahora estoy aquí dudando si salir o no ya que creo que sí salgo no sé qué sería de mi vida, pero bueno tocará enfrentar lo que se me viene, bajó del Auto lo cierro y empiezo a caminar hacia ella quien al verme lo primero que hace es rodar los ojos, creo que me acostumbre a verla rodar los ojos toda la vida.—¿Qué pretende el señor Cáceres? ¿Acaso quiere matarme está noche que no me deja en paz? —
MonserratEn serio Alberto Caceres quiere acabar con mi paciencia y yo no sé cuánto tiempo me lleve soportarlo, camino detrás de él hacia su apartamento al subir en el elevador veo que el piso que oprime es bastante arriba el 26 y la verdad no me gusta mucho estar tan arriba y mucho menos con el pesado de Alberto Caceres, al estar en el piso 26 caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una enorme puerta caoba.—Pasa su majestad —dice haciéndome reverencia, en verdad alberto cada minuto hace méritos para acabar con mi paciencia, pero ahora no estoy para empezar la tercera guerra mundial por ahora voy a llevar la fiesta en paz después de todo estoy muerta del cansancio y lo único que quiero es una buena cama donde poder dormir un poco debo estar hecha un desastre.—No tienes que actuar como un idiota —respondo e ingreso.Adentro todo es hermoso las paredes son blancas con pequeños acabados con un toque rústico, los pisos de mármol, tiene cuadros de pintores muy reconocidos incluso h