Capítulo 6

Mientras se alejaban a buscar el carro, escuché pasos acercándose y me asusté un poco, estoy en el medio de la nada, sólo kilómetros de bosque me rodean y la casa de la difunta madre de María a lo lejos, mis ojos se dirigieron hacia el lugar de donde provenía el sonido y lo que mis ojos vieron no lo podían creer; ¿Qué carajos hace la pelirroja aquí?

Seguía viendo a mi vecina, ella me dedicó una sonrisa, mientras se quitaba arrugas invisibles de su vestido negro, caminando hacia mí y encendiendo un cigarrillo.

-Te he visto en algún lado, ¿no? Me pareces conocida. –Dijo ella mientras soltaba el humo por su boca-.

-Soy...soy tu vecina. Vivo al lado de tu edificio.

-Oh, ¿de verdad? ¡Soy tan despistada! Nunca me había dado cuenta...ya sé de dónde te identificó, estabas en el bar anoche, ¿no?

-Ah...sí.

-Perdóname, querida, tengo mala memoria.-     ¿Quieres un cigarrillo?

Ahora que podía ver por primera vez a mi vecina, pude ver todas sus diminutas pecas, sus ojos grandes verdes , pero se veían tan vacíos, una boca carnosa, y un lunar al lado de su oreja, sus delgados dedos sostenían el cigarrillo y una sonrisa algo triste salía de sus labios. Se volteó a verme la cara y preguntó:

-Y, ¿conocías a la señora Márquez?

-¿A quién?

-Oh, disculpa, por tu ropa pensé que habías venido al funeral, pero veo que no, ¿cómo te llamas?

-Lucía, –Sin dudar respondí-. ¿y tú?

-Tengo muchos nombres, ya sabes por seguridad. –Dijo mientras sonreía pícaramente-.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Querida Lucía, eso es una pregunta, pero claro, pregunta lo que quieras y si está en mis labios responder seré un libro abierto.

En ese momento me dio una sonrisa de lado que podría jurar que me paró el corazón.

-¿Por qué te gusta tener relaciones en el balcón? –¡Mierda. No puedo creer lo que le acabo de preguntar!-.

En ese momento mi vecina soltó una carcajada que se escuchaba en el mismo bosque por el eco.

-Supongo que mucho había pasado para que alguien me preguntara por algo así... Pues, me gusta que las personas disfruten verme tanto como yo lo hago al hacerlo, ellos son felices y yo también lo soy.

-¿Y tu nombre?

-Ummm, eso, te lo diré después que te pregunte algo; es justo, me preguntas y yo te pregunto, ¿vale? -¿Por qué siento que escondes algo, querida Lucía?

–Trago grueso y respondo-.

-No oculto nada. –La pelirroja me acaricia la mejilla con una sonrisa de lado-.

-Querida Lucía, todos ocultamos algo que no queremos que sea descubierto; ya sea que seamos asesinos o simples mentirosos, pero siempre ocultamos algo, es igual que cuando encontramos a alguien que nos corrompe y negamos su existencia a nuestra familia y amigos.

-Pero yo no oculto nada y no me has dicho tu nombre. –La pelirroja se acerca hasta mi mejilla, me da un beso y sonríe mientras tira el cigarrillo al suelo. Me dice al odio-.

-Querida Lucía, mi nombre no es lo importante aquí. Lo importante es saber lo que tú quieres descubrir. Tengo el presentimiento de que nos veremos más seguido.

–De repente llegó una camioneta aparentemente a recogerla, se separó de mí, se despidió con la mano ya montada en la camioneta y así la vecina "adicta al sexo en el balcón" me dejó en medio del bosque mientras comenzaba a llover y yo sin ninguna respuesta clara.

...

Íbamos de vuelta a Barcelona, mientras María conducía, Helen y Hyo dormían, yo sólo observaba por la ventana. "Todo ya está muerto y blanco por la nieve". Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando llegamos a casa.

-Camila, Camila. Joder, ¿estás muerta o algo?

-¡¡Qué!!

-¡Qué llegamos!

-¿Qué te pasa?

-Nada, lo siento, es que estoy cansada.

–Entramos a nuestro apartamento y cada una se encerró en su respectiva habitación sin decir nada-.

No podía dormir, eran las 3 a.m. y sólo daba vueltas en mi cama. Me levanté para avanzar la traducción de un libro de "cuentas" que tenía; me dirigí a la cocina y preparé chocolate. Esperaba que el sistema operativo subiera, así que aproveche y me acerqué a las puertas del balcón; y ahí estaba, la pelirroja totalmente desnuda fumándose un cigarrillo y con una copa en su mano; cuando me vió, sonrió y levantó su mano haciendo ademán de "¡Hola!", sentía mis mejillas arder, eso significaba que me estaba sonrojando, cuando iba a cerrar las cortinas vi a tres chicas en el apartamento de ella, pálida me quedé observando la escena, pero entonces el moreno cerró las cortinas de la sala y no pude ver más, la pelirroja seguía observándome, cerré las cortinas y me concentré en mi trabajo.

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