Damián¡Había sido un día de m****a!Edith había confesado.Explicó entre sollozos que Samantha le había pedido el favor de envolver la caja de regalo, pero le advirtió que no me dijera nada porque era una "sorpresa" y no quería arruinarla. Ella amablemente lo hizo, sin imaginar lo que era y hacia donde iba destinado.Argumentó también que con los retazos de papel que le había quedado envolvió el chocolate que me dió.Edith era tan inocente y tenía muchos problemas con que lidiar que no sabía siquiera en lo que la estaba metiendo Samantha. Siendo esta la reina de las manipuladoras.En cuanto al correo no podía hacer nada, todo indicaba que había sido enviado desde su ordenador. Todo estaba planificado para inculparla.Samantha era una experta en esa área, por algo era la jefa de seguridad informática en Solutec, no dejaría cabo suelto. Ella era inteligente.Lo que no se imaginaba era que yo iba un paso delante de ella y la única forma de dejarla al descubierto era confrontandola, pero
Damián Como pudimos, conseguimos evadir a los periodistas.Conducía el Audi hacia mi apartamento, había salido por la parte trasera de la empresa luego de despistar a los paparazzi.El señuelo fue el Ferrari.Apenas salió del estacionamiento conducido por mi chófer los periodistas se le pegaron como aves de rapiña, dándonos vía libre a Lucía y a mí, que pudimos salir sin problema.Había notado que en cada esquina por donde conducía se encontraba una persona hojeando el periodico, y solo hasta entonces, pude comprender que sí éramos la noticia del momento.Mientras manejaba, notaba la mirada de Lucía en mí, cosa que me desconcentraba de mi labor de conductor.— Ya sé lo guapo que soy, pero no tienes que mirarme con esa cara de enamorada todo el tiempo — bromeé.— ¿Cómo más miraría a mi novio si no como lo enamorada que estoy?Novio, ya empezaba a gustarme que me llamara de esa manera.Sonreí mostrando los hoyuelos y ella continuó.— También he tenido primeras veces contigo — dijo con
Damián Definitivamente no la podía ver tierna.— Estás segura nena — Hablé como pude.Solo la imagen de ella en ese sexy atuendo había aumentado mi excitación.— Muy — alzó la barbilla para darse seguridad.Caminó hacía mí torneando sus caderas en una sensual caminata que hizo endurecer mi polla aún más de lo que estaba.Era una diosa.— Desde que prometiste un espectáculo no he dejado de pensar en cómo sería, he fantaseado con eso desde que salimos de tu oficina, tanto, que entre mis piernas hay una piscina ahora mismo — mordió el lóbulo de mi oreja — y por lo que veo, tú estás igual que yo — hizo seña hacia mi bulto.— ¿En ese caso serás conejita o zorrita? — toque la punta de la diadema en forma de orejas de conejo que adornaba su cabeza y señalé el plug de cola de zorro.— Hoy seré una zorra.Gateó desde la orilla de la cama hasta llegar a mí y se sentó a horcajadas sobre mi pelvis, pude sentir lo empapada que estaba.Me besó de forma frenética y apasionada, estaba igual de exci
Lucía Sin levantarme de las piernas de Damián de donde estaba acomodada a horcajadas, quedé viendo atónita a la sanguijuela larguirucha de Samantha.Su aspecto era terrible.Tenía la ropa desordenada y mojada por la lluvia supongo, la camisa que era blanca se transparentaba pegándose a su cuerpo y la parte de abajo estaba por fuera de la falda de tubo negra, su cabello estaba hecho un desastre, el moño que algún tiempo fue elegante, ahora parecía un nido de pájaros con mechones que colgaban por su frente y ni hablar de su maquillaje corrido, dos líneas negras dibujaban sus mejillas y el labial que fue rojo intenso ahora era un rojo pálido corrido en la comisura de sus labios, era la versión femenina del Guasón.¡Maldita zorra! ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué había entrado sin avisar al apartamento de Damián? ¿Qué quería ahora? ¿Y por qué traía consigo tantos periódicos?Lo comprendí enseguida. Estaba afectada por la noticia de nosotros en Londres al día, era obvio que ella sentía más que
Lucía Subí las escaleras de dos en dos, quería salir corriendo de ahí, la cabeza me dolía y el estómago se me había comprimido causando náuseas, fui al baño y vomité todo lo que había comido. Me lavé la boca y la cara y me apresuré a vestirme.Me puse unos jeans ajustados con una blusa de tiritas lila y zapatillas para correr. Me até el cabello en una coleta alta. Recogí mis cosas, el bolso donde estaban las llaves del auto y el celular y salí de la habitación.Bajé las escaleras lo más tranquila que pude, aunque mis manos temblaban terriblemente traté de controlarme, pero al ver la escena: Samantha sentada en la barra de la cocina mientras Damián le ofrecía un vaso de agua tratando de tranquilizarla. Hizo que mi estómago se comprimiera aún más. Controlé las náuseas.— Se te olvidó decirme que la parte más interesante del show era la llegada del payaso — encaré a Damián con rabia.— No vas a ningún lado Lucía — intuyó que me iba al verme vestida.Me agarró de la muñeca para detener
LucíaTodo me daba vueltas. Lo sé, había ingerido alcohol más de la cuenta, pelee porque mis ojos se mantuvieran abiertos y no se cerraran.Veía pasar casas, carros, personas, árboles, estrellas y chispas alrededor de mi cabeza, ya sabes al estilo de los looney toons.Íbamos en taxi, pero yo me sentía en una montaña rusa. Adam seguía a mi lado en la parte trasera del carro y su brazo rodeaba mi cuello. Me empezó a abrumar su cercanía, y comencé a sentir calor con su cuerpo pegado al mío o solo era la excusa para no seguir con mi loco plan de follarmelo. ¿Para que lo iba hacer? ¿Qué quería demostrar? O mejor dicho ¿A quién quería engañar?Saqué la cabeza por la ventana para despejar mi mente y refrescarme un poco.Error.Grave error.El aire que había chocado en las mejillas, hizo estremecer mi cuerpo y el mareo fue más intenso ocasionándome náuseas. La brisa estaba fría y el medio metro de tela que era mi vestido no me abrigaba lo suficiente, me abracé para darme calor pero fué en van
Damián¡Maldita sea!Por qué Lucía tenía que ser tan impulsiva, por qué no podía esperarme en la habitación, por una vez en su vida que hiciera lo que le había pedido no la iba ser menos mujer.No podía explicarle lo que había pasado delante de Samantha, no podía ponerla en alerta, no en el estado que ella estaba, podría incluso hacerle daño. Necesitaba que Samantha creyera que todavía sentía algo por ella para tenerla de mi lado, necesitaba hacerla confesar... y lo había logrado.Pero a costa de que Lucía no me contestara las llamadas, ni los mensajes, me había bloqueado o apagado el celular, no sabía que había pasado realmente, pero no poder hallarla, no poder saber nada de ella me tenía con un genio del putas. Ahora seguro pensaba que yo tenía algo con Samantha.¿Cómo se lo iba a explicar?, cómo iba a decirle lo que había pasado si me estaba evitando, estaba huyendo de mí.¿Dónde putas estaba? ¿por qué no estaba en su apartamento?¿Y por qué Harle
LucíaMe despertó el aroma a café y al inconfundible perfume de Damián. Solo él olía así.Parpadeé varias veces intentando abrir los ojos pero un terrible dolor de cabeza me lo impidió. Masajeé las sienes para apaciguar un poco las punzadas y como pude quedé sentada sobre la enorme cama blanca, mirando todo a mi alrededor, asimilando que me encontraba en...¡¡¿El apartamento de Damián?!!¿Cómo carajos llegué aquí?... Espera un momento... un momento... y... ¿Adam?Miré sobre la mesita de noche una nota escrita de puño y letra de Damián.No quise despertarteApenas leas esto llamame, tenemos una conversación pendiente¿Estas embarazada?¡¡Kheeeeee!!La cabeza me martilló con más intensidad al leer las líneas escritas en el papel, sobre todo la última ¿Embarazada?¿De qué hablaba Damián?Puse las manos sobre mi vientre intuitivamente y me recosté sobre la montaña de almohadas para organizar mi mente ¿Qué había pasado la noche anterior? ¿Qué locura había hecho? ¿Qué había dicho?Me pegué