Damián Abro los ojos y miro hacia todas las direcciones, no puedo ver nada, todo está completamente oscuro ni un solo rayo de luz entra en mi habitación.¿por qué? Si Rossi lo sabe.Me levanto, el piso frío toca las plantas de mis pies descalzos.¿Rossi porqué quitó la alfombra?.Camino a oscuras tocando las paredes, buscando el interruptor de la luz, pero no lo encuentro, no hay.Vuelvo a mirar hacia los lados buscando algo, busco algo con desespero pero no sé que es, no sé que es lo que busco.Estiro el brazo para limpiarme la cara del sudor que corre por la frente pero algo me detiene, algo no me deja mover mis brazos, ¿que es esa fuerza?¿Donde estoy?Siento los vellos erizar, el cuarto es frío, muy frío y oscuro, caigo en cuenta que la fuerza son cadenas atadas a mis muñecas, y me desespero aún más, oigo el rechinar de una puerta abriéndose, dejando ver un mínimo rayo de luz, pero que es tapado enseguida por la oscuridad de la sombra de una persona...Me desperté de golpe, las go
Lucía— ¿Y mamá, cómo está ella? — Igual de hermosa que siempre, ya sabes no le pasan los años — contestó con una enorme sonrisa de enamorado en su rostro.— Me refiero a su salud papá — volteé los ojos.— Aaahhh, ya sabes uno que otro achaque, hoy le amaneció doliendo la rodilla, ayer era la cabeza, mañana seguro va ser la uña, pero nada de que preocuparse.Reímos al tiempo.El restaurante no era muy lujoso, pero si era acogedor, la comida era buena, por eso lo frecuentaba, era normal en papá, nunca fue de extravagancias, ni de cosas finas, era el hombre más sencillo y noble que conocía. Fué un hombre que siempre lo tuvo todo en la vida, sin embargo, nunca se valió de su apellido, ni de las influencia del mismo para obtener lo que había construido hasta ahora.— ¿Por qué no vino?, Quería verla, a los dos — tomé su mano que reposaba sobre la mesa.— En unos días cumple Adela Connor, la recuerdas ¿no? — asentí y el prosiguió — Bueno, ya te puedes imaginar el ritual de belleza que tie
Damián Habían pasado dos días desde la última vez que había visto a Lucía y pareciera que hubiese sido una eternidad, anhelaba verla, tenerla, sentir sus labios unidos a los míos, sentir su piel, ver sus hermosos ojos azules, sentirla entera.Era mitad de semana, faltaba poco para el cumpleaños de mamá y eventualmente haría el tedioso viaje, apenas habían pasado dos dias y ya sentía ganas desesperadas de verla, no quería imaginar cómo sería una puta semana entera sin ella. La semana que estaría en el viaje.¿Que estás haciendo conmigo diosa salvaje?Aunque nos manteníamos comunicados por mensajes y llamadas no era lo mismo que sentir su presencia, ella se estaba convirtiendo en una droga para mí.Miré el reloj en mi muñeca, siete en punto. ¿Sera muy temprano para escribirle?Al diablo, si lo quiero, ¡lo hago!Damián: lindo día muñeca.Me enfoque en la pantalla esperando su mensaje, esperé... esperé... esperé... No llegó respuesta.Guardé el móvil en el bolsillo del pantalón de mi el
Damián Conducía a toda velocidad por la carretera que llevaba al restaurante en el que había hecho la reservación, Lucía me miraba de reojo mientras yo apretaba los dientes y el volante al tiempo con la mirada fija al frente.No había pronunciado ni una sola palabra desde que me había subido al auto y yo prefería que no lo hiciera, me enfadaba que siquiera le sonriera a su ex después de cómo la había tratado; fueron dos veces, ¡Dos putas veces! Que había presenciado la manera como la agarraba, como la trataba, como si ella fuera cualquier juguete que solo tomas y ya, como si le perteneciera, como si fuera suya.¿Es que le gustaba ser tratada así?O peor aún ¿todavía le gustaba él?¿Todavía sentía algo por él?— ¿Todavía sientes algo por él? — solté, interrumpiendo el silencio en el auto.— No digas estupideces Damián — respondió con la mirada fijada al frente. — No creo que sea una estupidez al momento que le sonríes como lo haces — soné más alterado de lo que pretendía.— Solo hemo
LucíaAbrí los ojos, adaptándome a las luces de los autos que estaban adelante en la carretera, me había quedado dormida de camino hacia la casa, nosé si era el vino o la follada en el baño pero me sentía cansada y adormilada.Una sección de sexo con Damián era como si te pasara un tren por encima.Acomodé mi cabello y miré a Damián de reojo que estaba contemplandome con una sonrisa en sus labios, estábamos en medio de un embotellamiento que al parecer no terminaría por ahora.— Que bueno que despertaste porque no aguantaba más tus ronquidos — se burló.— Yo no ronco — me defendí.— Claro que sí lo haces — río con todos sus dientes — y sueltas gases mientras duermes también — soltó una carcajada.— Damiáaaannn — le pegué en su hombro.Me crucé de brazos en una falsa rabieta.Sabía que bromeaba, ya lo estaba aprendiendo a conocer y este Damián juguetón y burlón me gustaba. Me gustaba verlo reír, su sonrisa hacía que sus hoyuelos se marcaran acentuando su bello rostro.Volví a centrar m
LuciaPor favor que se haya ido, por favor que se haya ido, por favor que se haya ido.¡Mierda! Bajé las escaleras con toda la paciencia del mundo, vestía el set negro que había escogido y que se ceñía a mi cuerpo con elegancia, tacones negros y maquillaje natural, llevaba mi cabello perfectamente lacio que caía en cascadas hasta mi cintura.Desde mi postura detallé la escena minuciosamente, Damián entablaba una conversación amena con su madre en el sofá mientras tomaban una taza de café y en la cocina se movía una señora de avanzada edad o por lo menos eso aparentaba, tenía el cabello blanco por las canas y en su rostro se asomaban algunos signos de vejez, debe ser alguna empleada de Damián, pensé.Mis manos temblaban levemente, no sé porque putas me sentía nerviosa o apenada, ni que estuvieran a punto de presentarme a mi suegra... bueno digamos que era mi casi suegra, pero no era para tanto mi nerviosismo.Recordé lo que estaba haciendo en la alcoba hace menos de quince minutos, ju
Damián¡Era Despampanante!Desde el día que vi a Lucía en bikini había pensado que no había mujer como ella, ninguna era poseedora de tan esbelta figura, luego cuando la vi con el vestido rojo que ceñía su cuerpo en el evento de Joseph ratifiqué mis pensamientos y así fué pasando a diario cada vez que la veía con todo lo que ella vestía, era una mujer tan bella con unas prominentes curvas que cada puto pedazo de tela que se ponía la hacia ver una diosa, pero esta vez estaba... ¡Sencillamente Despampanante!Me bajé del auto cuando la vi acercarse, llevaba un vestido de gala en una tela brillante negra, era de mangas largas con un escote de infarto, ceñido a su curvilíneo cuerpo y suelto de la cintura para abajo hasta los tobillos, tenía una abertura del lado derecho que dejaba ver su torneada pierna.Mi polla se había puesto dura de solo imaginar que colaba mi mano por ahí hasta su coño. Reprimí el impulso y las ganas de tomar sus labios cuando vi que Luciana venía con ella. Había pa
Lucía Mi corazón latía más de lo normal.Nuestras frentes sudadas seguían unidas, mi pecho subía y bajaba con irregularidad intentando normalizar la respiración, todavía tenía mis piernas abrazadas a su cintura y Damián seguía dentro de mí, trataba de normalizar su respiración igual que yo cuando nuestra unión fue interrumpida por un mínimo ruido, el rechinar de la puerta seguido por unos pasos en el lustroso piso de mármol.Fruncí el ceño y me apresuré a arreglarme.— ¿Qué pasa? — Damián se subía la cremallera.— Alguien nos vió — me limité a decir.— Todos están abajo disfrutando de la velada, no creo que nadie esté por aquí, la mansión es muy grande, eso sería imposible — me tranquilizó.O yo tenía el oído muy agudo o el sexo dejaba sordo a Damián, porque mientras yo estaba segura de lo que había escuchado, a él no parecía importarle.Terminábamos de arreglarnos, ayudé a Damián con su pajarita, organicé mi peinado, alisé mi vestido y acomodé mis aretes, agaché la vista para poder