—No, no lo sabe y por ahora es mejor mantenerlo así, no es muy amistoso cuando de hablar del pasado se trata, así que muy posiblemente se enoje mucho contigo, no vale la pena ese enojo, ¿verdad? —¿Qué crees? —inquirí con satisfacción en mi rostro—. Él es otro hombre, él ya cambió… no se enojará conmigo —dije rápidamente, ni siquiera pensé en mis palabras, pero me daban celos que ella hablara con tanta seguridad sobre la reacción que Valentino tendría si le dijera, pero suponía era normal… había sido su prometida y era obvio que lo conocía más de lo que yo lo hacía y lo odiaba en sobremanera. ¡No debería de importarme, pero lo hace! —No lo creo Alessia, conozco muy bien a Valentino —me miró fijamente por varios segundos y chasqueó su lengua—. Tienes que entender algo y entre más rápido, será mejor para ti y te evitaras un dolor que puedes evitar, claro… si eso es lo que quieres. Me crucé de brazos y me reí. —¿Qué me podrías decir tu a mí? —cuestioné con gracia. La manera en qu
—Mira, somos adultos Valentino… y no quiero fingir, no como tú —su ceño se frunció de repente, no podía quedarme callada y no decir nada, tenía que hacerlo, tenía que desahogarme y decir todo lo que estaba pensando justo en este momento, así que simplemente lo hice.—¿De qué coño me estás hablando, Alessia?, ¿por qué esa actitud conmigo?—Si tienes una exnovia que amas, ¿por qué no te casaste con ella en lugar de hacerlo conmigo?, ¿por qué? es algo que trato de entender, pero no lo logro.—¿Ex novia? —su ceño se frunció de inmediato.—Sí, Lorenza… tu ex novia, la mujer que en aquella fiesta me dio el contacto para trabajar con la agencia para la cual trabajaba, la mujer que se volvió una amiga, la mujer a la que le dije de nuestro matrimonio falso y la mujer que resultó ser tu ex-prometida. Si, esa Lorenza que justo horas antes me aconsejaba de no ser tan estúpida.—¿Qu…Qué mierda me acabas de decir? —su mirada cambió a una de enojo. Estaba demasiado enojado y no pude evitar recordar
POV VALENTINOTodo había sido tan rápido, que cuando reaccioné ella ya se había golpeado la cabeza con la encimera y estaba a punto de caer al suelo. Alcancé a sujetarla antes de que su cuerpo cayera.—¡Mierda! ¡Alessia! —la volteé lentamente y me asusté cuando vi sangre en su cabeza y que estuviera inconsciente lo hacia todo peor.Rápidamente la cargué y salí con ella de casa. En cuanto mis hombres me vieron entendieron que algo malo había pasado y se prepararon los autos.—¡Rápido a la clínica! —grité, empezando a entrar en pánico—. Resiste princesa, solo resiste —le susurraba una y otra vez.Sentía un apretón en la boca del estómago y una sensación de desesperación empezó a recorrerme, aparte me estaba sintiendo muy asustado… como la mierda y hace mucho no me sentía de esa manera, no desde que murió mi abuelo.Despejé el cabello de su rostro y por fin lo entendí.Tenía que pasarle algo como esto para que pudiera entender que sí, me había enamorado hasta la medula de esta mujer.Yo,
¿Les ha pasado que se despiertan porque piensan que la alarma va a sonar, así que están entre medio dormidos y despiertos pero no lo hace, entonces miran y aún faltan tres minutos, te duermes rápido y cuando estas a punto de caer en los brazos de Morfeo de nuevo, suena? ¿No? Bueno, a mí sí, a veces pienso que me odia solo porqué la deje con una sola pata. Es una relación odio-amor con un objeto inerte, algo loco. Di un bufido cuando salí de mi cama. Odiaba tener que despertarme temprano… más si era un lunes a las cinco de la mañana. Caminé hacia el baño a paso tortuga, debería prepararme para otro turno más.Sí, otro turno, era estudiante de medicina. Ya se imaginarían el grado de compromiso y las noches en vela que la carrera requería. Sabía desde el principio en donde me estaba introduciendo y que no sería para nada fácil, incluso mi madre no quería que optara por esta carrera, agregándole que debería que irme a otro continente después de cuarto año, pero era un sueño desde pequeñ
[…]Después de realizar más de diez tactos rectales salí por fin de aquel infierno con imágenes que ni viendo a Rizzo desnudo se me quitarían. ¿O tal vez sí? Sería mejor intentar. Iba riéndome de mis pensamientos cuando Francesca y Luca salían del laboratorio. —Ciao Nico, este sábado inaugurarán una nueva discoteca, estará que arde así que te espero a las nueve arreglada. No había terminado de procesar la información que acaba de decirme cuando ya se estaba yendo, y con ello, las posibilidad que tenia de negarme. —A mí tampoco me dejo hablar, además sabes que no tenemos otra opción. Es ir o ir —comentó Luca dándome palmadas en la espalda en forma de consuelo—. Te dejo, tengo que volver con mi paciente. Addio. —Addio —respondí, aun sorprendida.¿Por qué hoy nadie me escuchaba? ¿Acaso creían que era una puta muda? Suspiré antes de entrar a urgencias a saturar. - ¿De nuevo tarde? —Preguntó la enfermera jefe. Entrecerré mis ojos viéndola mal cuando supe que quería reírse. —Sera l
Habían pasado varios días desde lo sucedido con don aires de grandeza Licciardi. Supe que era un empresario muy famoso en toda Europa y Estados Unidos, sumándole que era el hombre más rico de toda Italia y el segundo en todo el continente europeo y por si no fuera poco, era un completo mujeriego. No era como si lo hubiera investigado, pero tenía unas hermosas amigas que sabían hasta de tu madre. En estos momentos estaba tratando de elegir mi atuendo para ir a la discoteca, no quería uno ni tan santa ni tan vulgar, pero si provocativa, así tal vez conquistaría a alguien. Terminé optando por un crop-top de cuero blanco, un short tiro alto negro y unos tacones del mismo color. Al terminar de arreglarme espere aproximadamente diez minutos para cuando llegaron Francesca, Antonella y Luca por mí, perfectamente podía ir en mi automóvil, pero sabía que iba a quedar completamente ebria y apreciaba mucho mi vida. —Ciao Nico —saludaron al unísono. Sonreí sentándome en uno de los asientos de at
Ya afuera de la discoteca mire por ambos lados para ver si hubo algún taxi que me llevara a mi casa pero no, no había ninguno. Me debatía muy seriamente si en volver a entrar y pedirle a Luca que me dejara o irme caminando hasta encontrar un taxi. Mi debate interno se vio interrumpido cuando un "Lamborghini few off" edición limitada se detuvo justo al lado mío, vi como poco a poco la puerta del copiloto se levantaba dejando ver a Licciardi con su aura sexy pero de terror mirarme fijamente. —Súbase —Ordenó de una forma bastante tosca. - ¿What? —Cuestioné retrocediendo. Mi instinto de supervivencia empezaba a florecer. —No me haga repetirlo nuevamente. —Estoy esperando un taxi, así que siga su camino —expliqué con convicción. —No pasara ningún taxi, entre y no me haga perder más el puto tiempo. Ok, este es el momento donde sales corriendo. —Si le estoy haciendo perder su apreciado tiempo, váyase. No sé qué hace aquí —Su mandíbula se tensó. ¡Joder! la cague. Sí, mejor corría.
"No entiendo, ¿te beso y te separaste? ¡Estás loca Nicole! Yo hubiera explorado todo su interior". "Yo habría tenido un momento intenso en el baño". "¿Cómo dejaste pasar esa oportunidad? ¿Eres idiota?" "¿Diablos amiga que te paso?" Esos y más eran los comentarios que han estado haciendo Fran y Anto, al termina de relatarles la jodida noche que había tenido ayer por culpa del Sr. Licciardi. —Par de hormononales, se me calman —expresé con voz firme—. Tres cosas. Primero, sí está buenísimo el idiota, pero es un egocéntrico y mandón que piensa que todo se hará como él quiere. Segundo, eso lo daña todo y tercero, algo me dice que me debo de alejar o saldré dañada, es una persona prohibida para mí. —Lo único dañado que saldrá es tu vagina —explicó Fran, con una perversa mirada. Anto y yo solo reímos. Sí, Fran era la más directa, fiestera, mujeriega y perversa de nosotras tres, yo iba siendo la siguiente y Anto… bueno, ella era tan dulce y delicada, que solo había tenido sexo unas ¿t