Pov Leandro. Llego a mi hogar después del encuentro con Nicole, si no me iba terminaría perdiendo el control, y bueno, ya sabemos que pasaría. No logro entender que es lo que me sucede cuando la veo o estoy cerca de ella, es como si no tuviera control de mí mismo y mi cuerpo actuara por instinto, algo que no puede suceder, siempre tengo el control de todo lo que me rodea y por una caliente gringa no lo perderé. —Jefe —habla Cipriano, mi jefe de seguridad y mano derecha. —Si. —El joven Lenard, lo está esperando en su oficina —acaso no hay un día en que no me cabree. —Cipriano... ¿Quién m****a es Lenard para entrar a mi oficina sin mi autorización? —llevo mis manos a mí cabello repetitivamente hasta que lo desordeno, un pequeño tic cuando trato de no enojarme. —Jefe, se lo impedí pero ya sabe cómo es su hermano. —Maldito —susurro—. Quería que llames a Travis, se está tardando más de lo debido con mi mercancía y la paciencia no es mi virtud. —Si jefe. Salgo directo a mí oficina.
Con cada paso que doy siento que estoy corriendo directo a la muerte. Se preguntaran ¿Por qué? La m*****a alarma no sonó y ahora me siento como un personaje de Maze Runner cuando es perseguido por los penitentes, pero en este caso, voy directo al penitente el cual es Rizzo y es que me asesinará, quince minutos tarde ¡quince! Dios se apiade de esta humilde humana pecadora. —Mierda —susurro cuando no veo a ninguno de mis compañeros. Creo que me dará un paro cardiaco. ¿Acaso hoy era día libre? ¿Todos están enfermos? ¿Me están jugando una broma? ¿Rizzo murió? No, no creo que sea la última definitivamente. —Doctora Davis que hace usted acá, ¿terminó la reunión tan rápido? —Escucho a la enfermera jefe preguntar mientras se acerca. ¿Acaso ella dijo reunión? -. se siente bien de repente se puso pálida. —No, no me siento bien Rizzo me matara. ¿De qué reunión hablas? —Cuestioné empezando a inhalar y exhalar rápidamente. —El susurró algo como de matar y accidente antes de ir al auditorio,
¿Enamorado de mí? Rizzo enamorado de mí, esto tiene que ser una jodida broma. Este es el momento donde salen las cámaras y el “te lo creíste wey” Pero no, no aparece nada. - ¿Cómo? ¿Cuándo? —Lo miro incrédula, aun sin poder creer lo que acabo de escuchar. —Desde el primer día me gustaste, enamorarme de ti fue solo cuestión de tiempo —su mirada está llena de cariño. Nunca pensé que Rizzo llegaría a mirarme así. —Esto no puede ser, está todo mal —respondo nerviosa—. Además, lo único que has hecho es hacerme de mi internado un infierno —veo en su mirada un atisbo de tristeza. —Fue mi manera de alejarte y de hacerme saber que no debería enamorarme de mi interna, pero el corazón no escucha, solo siente Nicole —me sorprendo al escuchar mi nombre, es la primera vez que se lo escuchó decir y déjenme decirles que se siente bien. —Sí, eres guapo, caliente y sexy pero no siento nada por ti —lo miro con pena— ¿Cómo hacerlo cuando siempre pensé que me odiabas? —Muerdo mi labio inferior—. Se m
Nos quedamos por varios minutos en silencio, cada uno ensimismado en sus pensamientos, mientras poco a poco nuestras agitadas respiraciones se normalizan. Acabo de cumplir una de mis fantasías sexuales sin querer y diablos fue mejor de lo que me imagine. —Leandro…. saca tu pene—ríe— lo digo enserio. — Estamos muy cómodos dentro ti— me susurra al oído— incluso podríamos empezar la segunda ronda— empieza a moverse lentamente y me es imposible no gemir. —Leandro, deja que Rizzo se quede. —NO— responde— y no me harás cambiar de opinión nadie lo hace. —Solo dale una oportunidad, fue injusto y lo sabes— trato de convencerlo. —No— me empujó hacia delante sacando su pene. Me volteo para seguido cogerlo con una mano y empezar a darle placer. — ¿se quedara?—pregunto mientras aumento los movimientos con mi mano. Niega cerrando los ojos. Mermo los movimientos y escucho un gruñido de su parte. Me acerco a su oído cuando apretó un poco fuerte su miembro para seguido mover más rápido haciend
—Que mal, porque no se podrá — sonrió. —Claro que si— se intenta acercar pero lo detengo. —Acaso es usted bipolar Sr Licciardi. —Te propongo algo Nicole— su mano viaja a mi mejilla pero así como llega la esquivo. -¿What? —Sexo. Ayer no pude sacarme de la cabeza tu cuerpo, tus labios y como gemías cada vez que te penetraba duramente— soy yo o hace calor aquí— todo tú me atrae. Se me resulta imposible no volverme adicto a ti— susurra lo último. -No. —Nicole tu respiración ahora es más pesada, anhelas tanto como yo un nuevo encuentro. ¿Por qué no darle a nuestro cuerpo lo que piden? —Estos juegos no son mi fuerte. —Admito que nunca que he estado en uno, la vida se trata de riesgos principessa— me acaricia la mejilla y esta vez no lo impido.— que dices. —Tengo que pensarlo— asiente. -Un día. —Es muy poco tiempo. —No creo aguantar más sin tocarte Nicole — susurra. (……) Un día ha pasado ¡un día! Y aun no tengo la respuesta para Leandro. Todo mi cuerpo quiere ser nuevamente pos
—Llegamos—anuncia Adriano. Se baja del auto y en tres segundos ya lo tengo abriendo la puerta del auto para mi. —Grazie— sonrió. —Andiamo— me ofrece su brazo y engancho mi brazo en él. Entramos. Adriano da su nombre y nos llevan a nuestra mesa en el camino observo todo y es muy elegante se ve que una reservación aquí es muy costosa. —Te gusta— habla Adriano cuando ya estamos en nuestra mesa. —Si es muy lindo, por lo que veo vale mucho una reservación aquí— lo miro. —Te mereces lo mejor Nicole— su tono de voz es muy dulce— cuéntame cómo te va en tu trabajo—miramos la carta y en dos minutos ya estamos ordenando. —No es un trabajo en sí, aun no me graduó de medicina, estoy en prácticas— asiente. Bebo un poco de vino—¿y tú? —Todo marcha bien en mi empresa— lo miro sorprendida, nunca se me paso por la cabeza que fuera empresario— aunque se me ha dificultado algunas cosas— lo miro y le hago señal para que siga— he querido que Empresas Licciardi invierta en algunos proyectos que te
—Principessa— me sonríe Leandro y dice algo que nunca pensé escucharlo y menos viniendo de este frio hombre— dio, quanto mi sei mancato! - me abraza. Tardo unos momentos en reaccionar y me aferro a él dejándome invadir por ese delicioso perfume varonil que tanto lo caracteriza. Me dijo que me extrañaba y yo no le he dicho nada. ¡Merda! —Yo también te extrañe idiota— hablo haciendo causar ese precioso sonido que tanto me gusta de él, su risa. Me permito disfrutar unos segundos de la calma que me da escuchar esos fuertes latidos de su corazón. —Por primera vez en mi vida trato de ser cariñoso con alguien que no sea mi madre y tu dañas el momento— se hace el indignado. Su mano busca mi mentón para alzarlo un poco. Nuestras miradas se encuentran y ahora solo somos nosotros dos— ¿Qué haré contigo Davis? - susurra mientras poco a poco sus labios van buscando los míos hasta encontrarse a milímetros de estos. Diablos, ¿Qué rayos le paso? Este no es el Leandro de hace una semana, pero a l
Nunca en mi vida había presenciado una situación como esta, mi mente se imagina posibles escenarios con un Leandro herido o muerto, mientras un dolor crecía con el pasar del tiempo y se instalaba en mi pecho. Aunque lo siga negando me gusta, ese dios del sexo me gusta. Leandro me ha hecho sentir tantas sensaciones con apenas poco tiempo de conocernos, algo que ni siquiera logró mi ex con dos años de relación. Me encanta todo, como mi cuerpo reacciona con un mínimo rose de su parte, los hormigueos constantes que empiezo a sentir. ¡Rayos! Me gusta mucho Leandro, ni un mes desde que acepte su propuesta y ya me queme. Que m****a. Ahora lo importante no son mi sentimientos es que estará pasando. En esta habitación no se logra escuchar nada. ¿Por qué atacarían a Leandro? ¿Leandro sabía que pasaba? ¿Por eso la cantidad de hombres que custodiaban su casa? ¿Moriré? ¿Y porque me sigo haciendo preguntas si sabré que no tendré respuestas? Juro que si Leandro no llega en diez minutos salgo y no