Habían pasado varios días desde lo sucedido con don aires de grandeza Licciardi. Supe que era un empresario muy famoso en toda Europa y Estados Unidos, sumándole que era el hombre más rico de toda Italia y el segundo en todo el continente europeo y por si no fuera poco, era un completo mujeriego. No era como si lo hubiera investigado, pero tenía unas hermosas amigas que sabían hasta de tu madre. En estos momentos estaba tratando de elegir mi atuendo para ir a la discoteca, no quería uno ni tan santa ni tan vulgar, pero si provocativa, así tal vez conquistaría a alguien. Terminé optando por un crop-top de cuero blanco, un short tiro alto negro y unos tacones del mismo color. Al terminar de arreglarme espere aproximadamente diez minutos para cuando llegaron Francesca, Antonella y Luca por mí, perfectamente podía ir en mi automóvil, pero sabía que iba a quedar completamente ebria y apreciaba mucho mi vida. —Ciao Nico —saludaron al unísono. Sonreí sentándome en uno de los asientos de at
Ya afuera de la discoteca mire por ambos lados para ver si hubo algún taxi que me llevara a mi casa pero no, no había ninguno. Me debatía muy seriamente si en volver a entrar y pedirle a Luca que me dejara o irme caminando hasta encontrar un taxi. Mi debate interno se vio interrumpido cuando un "Lamborghini few off" edición limitada se detuvo justo al lado mío, vi como poco a poco la puerta del copiloto se levantaba dejando ver a Licciardi con su aura sexy pero de terror mirarme fijamente. —Súbase —Ordenó de una forma bastante tosca. - ¿What? —Cuestioné retrocediendo. Mi instinto de supervivencia empezaba a florecer. —No me haga repetirlo nuevamente. —Estoy esperando un taxi, así que siga su camino —expliqué con convicción. —No pasara ningún taxi, entre y no me haga perder más el puto tiempo. Ok, este es el momento donde sales corriendo. —Si le estoy haciendo perder su apreciado tiempo, váyase. No sé qué hace aquí —Su mandíbula se tensó. ¡Joder! la cague. Sí, mejor corría.
"No entiendo, ¿te beso y te separaste? ¡Estás loca Nicole! Yo hubiera explorado todo su interior". "Yo habría tenido un momento intenso en el baño". "¿Cómo dejaste pasar esa oportunidad? ¿Eres idiota?" "¿Diablos amiga que te paso?" Esos y más eran los comentarios que han estado haciendo Fran y Anto, al termina de relatarles la jodida noche que había tenido ayer por culpa del Sr. Licciardi. —Par de hormononales, se me calman —expresé con voz firme—. Tres cosas. Primero, sí está buenísimo el idiota, pero es un egocéntrico y mandón que piensa que todo se hará como él quiere. Segundo, eso lo daña todo y tercero, algo me dice que me debo de alejar o saldré dañada, es una persona prohibida para mí. —Lo único dañado que saldrá es tu vagina —explicó Fran, con una perversa mirada. Anto y yo solo reímos. Sí, Fran era la más directa, fiestera, mujeriega y perversa de nosotras tres, yo iba siendo la siguiente y Anto… bueno, ella era tan dulce y delicada, que solo había tenido sexo unas ¿t
Pov Leandro. Llego a mi hogar después del encuentro con Nicole, si no me iba terminaría perdiendo el control, y bueno, ya sabemos que pasaría. No logro entender que es lo que me sucede cuando la veo o estoy cerca de ella, es como si no tuviera control de mí mismo y mi cuerpo actuara por instinto, algo que no puede suceder, siempre tengo el control de todo lo que me rodea y por una caliente gringa no lo perderé. —Jefe —habla Cipriano, mi jefe de seguridad y mano derecha. —Si. —El joven Lenard, lo está esperando en su oficina —acaso no hay un día en que no me cabree. —Cipriano... ¿Quién m****a es Lenard para entrar a mi oficina sin mi autorización? —llevo mis manos a mí cabello repetitivamente hasta que lo desordeno, un pequeño tic cuando trato de no enojarme. —Jefe, se lo impedí pero ya sabe cómo es su hermano. —Maldito —susurro—. Quería que llames a Travis, se está tardando más de lo debido con mi mercancía y la paciencia no es mi virtud. —Si jefe. Salgo directo a mí oficina.
Con cada paso que doy siento que estoy corriendo directo a la muerte. Se preguntaran ¿Por qué? La m*****a alarma no sonó y ahora me siento como un personaje de Maze Runner cuando es perseguido por los penitentes, pero en este caso, voy directo al penitente el cual es Rizzo y es que me asesinará, quince minutos tarde ¡quince! Dios se apiade de esta humilde humana pecadora. —Mierda —susurro cuando no veo a ninguno de mis compañeros. Creo que me dará un paro cardiaco. ¿Acaso hoy era día libre? ¿Todos están enfermos? ¿Me están jugando una broma? ¿Rizzo murió? No, no creo que sea la última definitivamente. —Doctora Davis que hace usted acá, ¿terminó la reunión tan rápido? —Escucho a la enfermera jefe preguntar mientras se acerca. ¿Acaso ella dijo reunión? -. se siente bien de repente se puso pálida. —No, no me siento bien Rizzo me matara. ¿De qué reunión hablas? —Cuestioné empezando a inhalar y exhalar rápidamente. —El susurró algo como de matar y accidente antes de ir al auditorio,
¿Enamorado de mí? Rizzo enamorado de mí, esto tiene que ser una jodida broma. Este es el momento donde salen las cámaras y el “te lo creíste wey” Pero no, no aparece nada. - ¿Cómo? ¿Cuándo? —Lo miro incrédula, aun sin poder creer lo que acabo de escuchar. —Desde el primer día me gustaste, enamorarme de ti fue solo cuestión de tiempo —su mirada está llena de cariño. Nunca pensé que Rizzo llegaría a mirarme así. —Esto no puede ser, está todo mal —respondo nerviosa—. Además, lo único que has hecho es hacerme de mi internado un infierno —veo en su mirada un atisbo de tristeza. —Fue mi manera de alejarte y de hacerme saber que no debería enamorarme de mi interna, pero el corazón no escucha, solo siente Nicole —me sorprendo al escuchar mi nombre, es la primera vez que se lo escuchó decir y déjenme decirles que se siente bien. —Sí, eres guapo, caliente y sexy pero no siento nada por ti —lo miro con pena— ¿Cómo hacerlo cuando siempre pensé que me odiabas? —Muerdo mi labio inferior—. Se m
Nos quedamos por varios minutos en silencio, cada uno ensimismado en sus pensamientos, mientras poco a poco nuestras agitadas respiraciones se normalizan. Acabo de cumplir una de mis fantasías sexuales sin querer y diablos fue mejor de lo que me imagine. —Leandro…. saca tu pene—ríe— lo digo enserio. — Estamos muy cómodos dentro ti— me susurra al oído— incluso podríamos empezar la segunda ronda— empieza a moverse lentamente y me es imposible no gemir. —Leandro, deja que Rizzo se quede. —NO— responde— y no me harás cambiar de opinión nadie lo hace. —Solo dale una oportunidad, fue injusto y lo sabes— trato de convencerlo. —No— me empujó hacia delante sacando su pene. Me volteo para seguido cogerlo con una mano y empezar a darle placer. — ¿se quedara?—pregunto mientras aumento los movimientos con mi mano. Niega cerrando los ojos. Mermo los movimientos y escucho un gruñido de su parte. Me acerco a su oído cuando apretó un poco fuerte su miembro para seguido mover más rápido haciend
—Que mal, porque no se podrá — sonrió. —Claro que si— se intenta acercar pero lo detengo. —Acaso es usted bipolar Sr Licciardi. —Te propongo algo Nicole— su mano viaja a mi mejilla pero así como llega la esquivo. -¿What? —Sexo. Ayer no pude sacarme de la cabeza tu cuerpo, tus labios y como gemías cada vez que te penetraba duramente— soy yo o hace calor aquí— todo tú me atrae. Se me resulta imposible no volverme adicto a ti— susurra lo último. -No. —Nicole tu respiración ahora es más pesada, anhelas tanto como yo un nuevo encuentro. ¿Por qué no darle a nuestro cuerpo lo que piden? —Estos juegos no son mi fuerte. —Admito que nunca que he estado en uno, la vida se trata de riesgos principessa— me acaricia la mejilla y esta vez no lo impido.— que dices. —Tengo que pensarlo— asiente. -Un día. —Es muy poco tiempo. —No creo aguantar más sin tocarte Nicole — susurra. (……) Un día ha pasado ¡un día! Y aun no tengo la respuesta para Leandro. Todo mi cuerpo quiere ser nuevamente pos